martes, 28 de abril de 2020

FE Y CONVERSIÓN... Un tema para reflexionar


Los primeros evangelizadores, en la Iglesia primitiva, fueron siempre cuestionados sobre algo que es básico para alcanzar la salvación: «¿Qué debo hacer para ser alcanzar la salvación?» (Hch 16,30) «¿Qué debemos hacer?» (Hch 2,37).

La respuesta la dan san Pedro y san Pablo y la podemos dar también nosotros desde nuestra propia condición de bautizados:

San Pablo dice: «Cree y te salvarás tú y tu casa» (Hch 16,31). Y san Pedro: «Conviértanse y háganse bautizar» (Hch 2,38). Así, el proceso de salvación necesita dos cosas: La fe y la conversión. Por eso todo evangelizador busca siempre: Que los oyentes crean en Jesús (Hch 13,39) y que se conviertan a Jesús (Hch 20,21).

Es verdad que Cristo ya nos salvó, es decir, él ya puso la parte que le toca en este dinamismo para alcanzar el cielo, pero, a ti y a mí… ¿que nos toca para entrar en comunión con él para hacer nuestra la obra de la salvación? ¿Qué implicación tiene en esta obra quien busca anunciar la Buena Nueva?

En primer lugar necesitamos la fe, porque es la que nos conecta directamente con la fuente de la gracia y nos permite tener acceso a la presencia divina. Por la fe hacemos nuestros los frutos de la redención y por la fe sabemos que llevamos al mismo Cristo en su Palabra para darlo en alimento a nuestros hermanos.

La fe es nuestra respuesta a Dios, es el modo en que nos relacionamos con el invisible, el insondable, es decir aquel a quien no vemos, pero sabemos que camina a nuestro lado y que debemos buscar actuar siempre en su nombre. La beata María Inés se preguntaba seguido: «¿Qué harías tú Jesús amado mío si estuvieras en mi lugar?»

La fe, como es bien sabido, se complementa y se expresa con las obras. San Pablo dice: «El hombre no se justifica por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo» (Gal 2,16). El evangelio de san Marcos, por su parte afirma: «El que crea y sea bautizado se salvará. El que no crea se condenará» (Mc 16,16).

Para vivir de fe necesitamos creer, sí, creer en Dios y creerle a Dios; necesitamos confiar, es decir, experimentar un abandono incondicional; y necesitamos depender, es decir obedecer a Dios y aceptarle.

Por otra parte, si somos anunciadores de la Buena Nueva, tenemos que estar bien convencidos de lo que anunciamos, tenemos que estar «convertidos». Y conversión implica lo que en el lenguaje de Iglesia se llama «metanoia», que viene del griego y significa un cambio radical.

La fe sin conversión sería como luz que no ilumina, como fuego que no arde, como agua que no moja. San Pablo apunta: «Transfórmense, mediante la renovación de la mente» (Rom 12,2). Porque no se trata solamente de estar cerca de Jesús. Cerca de él estuvo Poncio Pilatos, Herodes, el ladrón malo en la cruz, Judas y hasta el mismo Satanás en el desierto.

La conversión es cambiar mi vida por la de Cristo. La beata María Inés decía que todos debemos esforzarnos para ser una copia fiel de Jesús. Como bautizados y discípulos–misioneros de Cristo, somos los primeros que tenemos que vivir como Hijos de Dios. Buscar una conversión personal, familiar, comunitaria y social, pensando que si yo cambio, mi entorno cambia. El mismo san Pablo, a quien hemos citado ya varias veces, afirma: «El justo vivirá por la fe» (Rm 1,17).

Entonces, queda claro que la fe y la conversión van unidas. Así nos lo enseñan varios pasajes del Evangelio: La hemorroísa (Mc 5,25-34), Zaqueo (Lc 19,8), Pedro (Mt 16,16), Tomás (Jn 20,28), los ciegos de Jericó (Mt 20,31), la pecadora que lava los pies (Lc 7,37-38) y otros más.

Debemos proclamar a Jesús como Señor de todas las áreas de la propia vida, así que la fe y la conversión se manifiestan claramente. Nuestro ser y quehacer de mensajeros de la Buena Nueva, como bautizados y como discípulos–misioneros, no es solamente cosa de un horario, es una manifestación exterior en nuestra forma de ser y en nuestro quehacer. Todo esto unidos a María, porque ella es la mujer de fe cuyo corazón está totalmente convertido a Dios: «Hagan lo que Él les diga» (Jn 2,5).

Padre Alfredo.

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