viernes, 30 de septiembre de 2022

«Ay de ti»... Un pequeño pensamiento para hoy


Las ciudades de Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm, situadas al nordeste del lago de Tiberíades, delimitan el territorio de Israel en el que más se afanó Jesús predicando la Buena Nueva. Esas ciudades recibieron mucho... Serían ricas de grandes riquezas espirituales si hubiesen querido escuchar pero no lo hicieron, según nos narra el Evangelio de hoy (Lc 10,13-16). Si se las compara a las ciudades paganas de Sodoma, Tiro y Sidón, éstas son unas pobres ciudades que no han tenido la gracia de oír el Evangelio: pues bien, una vez más, Jesús se queda con éstas, prefiere las pobres a las que son soberbias y no reconocen su acción evangelizadora. ¡Qué misterio, el de la libertad humana! Podemos decir «no» a Dios... El mensaje evangélico no se impone por la fuerza, tan sólo se ofrece. El Señor respeta totalmente la libertad humana. ¡Qué gran responsabilidad para nosotros que nos sabemos discípulos–misioneros de Cristo!

Lo que le sucedió a Cristo le pasa también a su comunidad eclesial, desde siempre: son muchos los que llegan a la fe y se alegran de la salvación de Cristo. Pero otros muchos se niegan a ver la luz y aceptarla. No nos extrañe que muchos no nos hagan caso. A él tampoco le hicieron, a pesar de su admirable doctrina y sus muchos milagros. La libertad humana es un misterio. Jesús asegura que el que escucha a sus enviados —a sus discípulos–misioneros— le escucha a Él, y quien les rechaza, le rechaza a Él y al Dios que le ha enviado. Ése va a ser el motivo del juicio. No valdrá, por tanto, la excusa que tantas veces oímos: «yo creo en Cristo, pero no en la Iglesia». Sería bueno que la Iglesia fuera siempre santa, perfecta, y no débil y pecadora como es —como somos—. Pero ha sido así como Jesús ha querido ser ayudado, no por ángeles, sino por hombres imperfectos.

Hoy, nosotros, tenemos que evaluar nuestra actitud frente al Reino, porque hemos sido elegidos por gracia. No tenemos mérito alguno para ser escogidos. Pero tenemos que responder a este llamado de Dios con altura y con responsabilidad. Es una exigencia y debemos cumplirla. Dejemos el juicio a Dios. Nosotros anunciamos a tiempo y a destiempo el Reino de Dios con todos sus valores. No perdamos el tiempo, ni las oportunidades que nos ofrece la vida para que la soberanía de Dios se a una realidad en los corazones y las conciencias que todas las personas. El Reino nos urge, nos llama, tiene que ser tarea de todos, pero iniciativa única de Dios. Dispongámonos, con ayuda de María Santísima, a ser obreros del Reino con alegría y con disponibilidad, pero también con mucha apertura, para que otros accedan a él, con la libertad y la alegría de verdaderos hijos e hijas de Dios. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

jueves, 29 de septiembre de 2022

«Los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy en la Iglesia celebramos a los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. El Evangelio ilumina con el pasaje de la liturgia de la palabra de la misa la realidad de la existencia de los ángeles (Jn 1,47-51). El Catecismo de la Iglesia católica afirma: «La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición» (n.° 328). El nombre de «ángel» no es nombre de naturaleza, sino de oficio, de función. Por su naturaleza es «espíritu», por su función es «ángel» (cf. San Agustín: Psal. 103, 1, 15).

La palabra «ángel» proviene del latín angelus, que significa «mensajero de Dios». El latín proviene del griego ἄγγελος ángelos, que es una traducción del hebreo mal’ākh, que significa «mensajero», «delegado» o «embajador». Cuando se trata del término «arcángel», la palabra incluye el prefijo «arco», que se usa para denotar algo como «jefe» o «principal». Un «arcángel», por lo tanto, es un «mensajero principal» de Dios. Los arcángeles reciben los mensajes más importantes que deben entregarse a los humanos. Tal fue la tarea de san Gabriel, por ejemplo, cuando le dio la noticia a María de que ella iba a dar a luz al Mesías. A san Miguel lo encontramos en la sagrada Escritura sobre todo en el libro de Daniel, en la carta del apóstol san Judas Tadeo y en el Apocalipsis con su función de defendernos de las garras del enemigo. San Rafael se nos presenta, sobre todo en el libro de Tobías, como el ángel a quien está encomendada la misión de velar y curar.

Hoy es un buen día para ver y agradecer lo que los arcángeles hacen por nosotros también. Ellos tienen un papel importante en nuestro camino hacia la salvación y hay que preguntarnos: ¿Cuál es mi relación personal con los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael? Acostumbrémonos a encomendarnos a los arcángeles y honrémoslos para que no dejen de asistir a la Iglesia como defensa y protección, como alegre anuncio de la presencia de Dios en nuestras vidas y como luz que sana nuestros ojos. Agradezcamos a Dios el don de estos poderosos amigos e invoquémosles como protectores celestiales, juntamente con aquella que es Reina de los Ángeles, para nuestro bien y el de toda la Iglesia. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.

miércoles, 28 de septiembre de 2022

«Sin excusas»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy miércoles 28 empieza en la parroquia el novenario de preparación para la Fiesta Patronal de Nuestra Señora del Rosario en el cual los 9 sectores territoriales de la comunidad parroquial se harán presentes todos los días para participar en la Santa Misa que a las 7 de la tarde de cada día será presidida por un sacerdote invitado. El tiempo ha corrido muy de prisa y cuando menos esperamos ya estamos inmersos en esta celebración que nos llena de gozo al poder reunirnos a celebrar la fe luego de que ha pasado lo más duro de la pandemia y podemos re-encontrarnos y celebrar bajo la mirada amorosa de María esta su fiesta en la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Les invito, a los de cerca, a acompañarnos presencialmente y, a los de lejos, a seguir las Misas de manera virtual cada día del novenario en la página de Facebook de la parroquia que aquí les dejo: https://www.facebook.com/NtraSraDelRosarioSanNicolas

Dentro de este novenario, seguiremos, en este pequeño pensamiento, reflexionando sobre el Evangelio que cada día nos ofrece la Liturgia de la Palabra de la Misa. Hoy lo hacemos en torno al pasaje de Lc 9,57-62 que toca el tema del seguimiento incondicional de Cristo. Jesús exige una unión incondicional con él y una superación de todo lo natural. La tierra no es el espacio de Jesús. Él camina hacia la resurrección pasando por la muerte y aquellos que queramos seguirle debemos estar conscientes de que nos apuntamos al mismo destino. Jesús, encarnación del Amor, no tiene lugar en una tierra de odio, no tiene casa, ni ciudad, ni pueblo. Él es la entrega total, el que camina a Jerusalén, el Hijo del hombre, cuya patria no es la tierra sino el cielo. La cercanía del Reino que nos ofrece Cristo exige la superación de todos los deberes, aun los más sagrados. La urgencia del Reino es tal que ya no queda tiempo, ni para despedir a los familiares. Para seguir a Jesús no se puede apartar la mirada de la meta. No valen para el Reino los que dan importancia a lo que dejan. Solamente valen aquéllos que llenan su alma con su destino de servicio y de entrega. El seguir a Jesús exige el «en seguida» y el «totalmente». (Mt 4. 20; Ga 1. 16; 1 Co 9. 24ss.).

Muchos de los que aspiraban a ser seguidores de Jesús en los relatos evangélicos, nunca pasaban de la buena intención. Hoy sucede lo mismo. La mayoría se rezaga en el camino; les interesa de alguna manera el llamado de Jesús, pero las preocupaciones inmediatas perturban el caminar tras el Señor. Para el que quiere, siempre habrá excusas. Pero el que quiere seguir a Jesús, encontrará siempre la manera de resolver los pendientes para ponerlo a Él en el primer lugar. Las exigencias dirigidas a los discípulos fueron efectivas en el pasado y hoy conservan todo su vigor. El llamado requiere decisión, entrega y responsabilidad. Sólo los seres humanos dispuestos a ser libres se incorporan a la comunidad de discípulos y emprenden el camino del Maestro. Pidamos a María Santísima que nos ayude a responder con un «sí» inmediato a la llamada de Jesús a seguirle. ¡Bendecido miércoles y los esperamos en nuestro novenario!

Padre Alfredo.

martes, 27 de septiembre de 2022

«Los hijos del trueno»... Un pequeño pensamiento para hoy


Con el pasaje que el Evangelio de hoy nos propone para la Misa (Lc 9,51-56), empieza toda una larga sección, propia de san Lucas, a la que los estudiosos del tema llaman «el viaje a Jerusalén». En Lc 9,51 se nos dice que «Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén», y este largo viaje durará diez capítulos del Evangelio, hasta Lc 18,14. Ha llegado para Jesús la hora de ser llevado al cielo. Ha terminado su predicación en Galilea, y todo va a ser desde ahora «subida» a Jerusalén, o sea, hacia los grandes acontecimientos de su muerte y resurrección. De paso va a ir adoctrinando a sus discípulos sobre cómo tiene que ser su seguimiento.

El pasaje nos muestra también el primer acontecimiento relevante que se presenta en este viaje cuando Jesús envía mensajeros por delante. Éstos tienen que atravesar territorio samaritano y no les reciben bien —porque los samaritanos no pueden ver a los judíos, sobre todo si van a Jerusalén—. La reacción de Santiago y Juan es drástica: «¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?» Jesús les tiene que corregir, y duramente. 

Esa acción me hace pensar en cómo actuamos nosotros cuando algo nos sale mal, cuando experimentamos el rechazo por parte de alguien: ¿somos tan violentos como los «hijos del trueno», Santiago y Juan? ¿Reaccionamos así cuando alguien no nos hace caso o nos lleva la contra? La violencia no puede ser nuestra respuesta al mal, hemos de actuar con la paciencia que Jesús aplica en esta y en otras muchas ocasiones. Pidamos, por intercesión de María Santísima, que todo rasgo de violencia se aleje de nuestro corazón. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

lunes, 26 de septiembre de 2022

«Servir con alegría»... Un pequeño pensamiento para hoy


Para nuestro señor Jesucristo el servir es cosa grande: porque servir al más despreciado de los hombres, es servir a Dios... y es imitarle. El destino personal de Jesús ha estado en contradicción total con lo que los hombres sueñan habitualmente. El Reino que Él anuncia, no es como los reinos de este mundo, es un Reino el servicio, de la entrega, de la generosidad y de la atención aún a aquellos de los que sabemos que no vendrá ninguna recompensa aquí en la tierra.

Hoy Jesús, en el Evangelio (Lc 9,46-50), recalca esto con un ejemplo sencillo: «El que reciba a este niño —un niño que puso en medio de todos— en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande». El niño era, en la sociedad de su tiempo, el miembro más débil, indefenso y poco representativo, era el que servía a todos los de casa, por eso a ése le pone Jesús como modelo.

El llamado de Jesús pone de manifiesto que las aspiraciones de todo discípulo–misionero no deben imitar las aspiraciones de los seguidores de los fariseos. Éstos sólo buscaban el reconocimiento y la popularidad manipulando a la gente para ganar posición social. El discípulo–misionero de Jesús no se debe montar en ese tren, sino que, siguiendo el ejemplo del niño sirviente, se pondrá en el último lugar para servir y animar a los hermanos. Sólo la actitud de servicio le dará una nueva dimensión al ser humano. Pidamos a María Santísima que nos eche una manita con su ayuda y protección para ser siempre servidores al estilo de Jesús. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

domingo, 25 de septiembre de 2022

«Lázaro y el rico epulón»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy escribo lentamente y consulto muchos datos para hacer mi reflexión en torno al Evangelio de este domingo (Lc 16,19-31) que nos presenta el pasaje de Lázaro y el rico epulón que muchos de nosotros conocemos. El tema pone el dedo en la llaga de una situación terrible que cada vez se hace más dolorosa en la humanidad y que no podemos hacer a un lado. Es claramente evidente —no se puede tapar el sol con un dedo— el gran abismo que en nuestra sociedad materializada y atrapada por el consumismo exagerado, existe entre ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. Así lo afirmaba ya hace muchos años el documento de Puebla (Documento de Puebla n. 31 en 1979). Hoy sabemos que el 10% de la población del planeta tiene el 76% de la riqueza del mundo y que la mitad de la población mundial posee sólo 1% de la riqueza. Hay que leer con detenimiento este pasaje del Evangelio de hoy que nos abre los ojos a una realidad, no podemos ser egoístas si es que queremos alcanzar la salvación y llegar a contemplar al señor cara a cara.

Hay datos que nos dicen que los 10 hombres más ricos del mundo duplicaron su fortuna desde el inicio de la pandemia y que, al mismo tiempo, los ingresos del 99 % de la humanidad empeoraron a raíz del Covid-19. Hay pruebas evidentes de que esta crisis del Covid-19 ha exacerbado las desigualdades entre los ricos y el resto de la población. La desigualdad económica causa la muerte de una persona cada 4 segundos por falta de alimento o medicinas, sobre todo. Si los 10 hombres más ricos gastasen un millón de dólares diarios, agotar su riqueza conjunta les llevaría 414 años y si estos hombres perdieran el 99,999 % de su riqueza mañana, seguirán siendo más ricos que el 99 % de las personas del planeta. Los hombres más ricos del mundo son, en primer lugar, Elon Musk, fundador de Tesla y del servicio espacial SpaceX, con una fortuna de 258 millones de dólares. A él le sigue Bernard Arnault, quien posee un conglomerado de importantes marcas como Louis Vuitton. En el tercer puesto está Jeff Bezos, fundador de Amazon. Luego Bill Gates, creador de Microsoft. Y en el quinto lugar, Larry Page y Serguéi Brin, creadores de Google... 

Nosotros, por supuesto, nunca figuraremos en esa lista, pero no nos falta honra, casa vestido y sustento —lo pedimos siempre a la Divina Providencia— pero eso no quiere decir que podamos pasar por el mundo sin mirar al que tiene menos y necesita más y quedarnos cruzados de brazos. El rico epulón —cuyo nombre no figura en el relato, pero sí el de Lázaro— eso hizo y no se dio la oportunidad de ver más allá de la puerta de su casa. Pidámosle a nuestro Dios siempre misericordioso y compasivo, que no esquivemos las situaciones de pobreza a nuestro alrededor. No es casualidad que el nombre de Lázaro signifique: «El Señor ha ayudado». Ese es un recordatorio para nosotros, en esta parábola, de que ninguna persona pobre es invisible para Dios. Cada persona necesitada que topamos en la calle y aún a veces hasta en nuestro círculo familiar o de amigos, es conocida por su nombre y amada por Dios. ¿Cuál es la última vez que, al hacer una caridad, preguntaste a esa persona por su nombre? Que María Santísima nos ayude a abrir siempre los ojos ante el necesitado de dinero, de escucha, de atención. ¡Bendecido domingo!

Padre Alfredo.

sábado, 24 de septiembre de 2022

«Acompañar a Cristo con la cruz»... Un pequeño pensamiento para hoy


En el Evangelio de hoy (Lc 9,43-45) Nuestro Señor Jesús hace nuevamente un anuncio sobre su muerte —ya lo había hecho hablando también de su resurrección—. Hoy se vuelve a llamar «Hijo del Hombre», apuntando a su mesianismo final, como Señor y Juez del universo. Los discípulos han sentido admiración, por los gestos milagrosos y por la profundidad de las palabras de Jesús. Pero el Jesús servidor, el Jesús que se ciñe la toalla y lava los pies a los discípulos, el Jesús entregado a la muerte para salvar a la humanidad, eso no lo entienden tan espontáneamente. 

Igual que mucha gente de nuestro tiempo, aquellos primeros discípulos del Señor pensaban sólo en el consuelo y el premio, no en el sacrificio y la renuncia para seguir a Jesús. Tal vez, que no hubiera dicho aquello de que «el que me quiera seguir, tome su cruz cada día» (Mt 16,24). Pero bien sabemos nosotros que ser seguidores de Jesús pide radicalidad, no creer en un Jesús que se pueda hacer a la  medida. Ser colaboradores suyos en la salvación de este mundo también exige su mismo camino, que pasa a través de la cruz y la entrega. Como tuvieron ocasión de experimentar aquellos mismos apóstoles que ahora no le entienden, pero que luego, después de la Pascua y de Pentecostés, estarán dispuestos a sufrir lo que sea, hasta la muerte, para dar testimonio de Jesús.

A la luz de esto nos debemos dar cuenta de que no podemos amar nuestra vida de tal forma que nos apeguemos a ella y tratemos de evitarle todo el sacrificio y esfuerzo que se exige a quien quiera no sólo anunciar, sino ser testigo de la Buena Nueva del amor de Dios para todos. Quien quiera colaborar para que el Reino de Dios se haga realidad entre nosotros, debe aprender a renunciar a sí mismo, a no querer conservar su vida sin sembrarla en tierra para que muera y surja una humanidad nueva en Cristo. La fecundidad que viene del Espíritu de Dios en nosotros requiere que muramos a nuestros egoísmos y a nuestras visiones cortas de la vida, y que comencemos a dar nuestra vida para que otros tengan vida, y la tengan en abundancia. Y esto porque desde la cruz, Él asoció a su Redención nuestras penas, dolores, sacrificios, entrega, e incluso nuestra muerte aceptada por Él y por su Evangelio. Con María sigamos el camino unidos a Jesús. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

lunes, 19 de septiembre de 2022

«Iluminar»... Un pequeño pensamiento para hoy


Muchos católicos de hoy tienen una cierta tendencia a privatizar la fe, a vivirla de una manera oculta y aislada de la vida social. Hoy en el Evangelio (Lc 8,16-18) con un ejemplo muy claro —la luz— nos invita a hacer lo contrario, a no guardar la vivencia de la fe sino a manifestarla a los demás, para que, como dice la beata María Inés Teresa, «todos le conozcan y le amen». Jesús nos invita a dar testimonio ante los demás y vaya que esto es importantísimo. ¡Qué efecto evangelizador tiene el que un político, o un deportista, o un artista conocido no tengan ningún reparo en confesar su fe católica mostrándola al mundo entero! Si todos los católicos manifestáramos al mundo el gozo de nuestra fe, con signos creíbles, como se dice coloquialmente: «¡Otro gallo nos cantara!»

El Señor quiere que seamos luz que ilumine a los demás. No tiene que quedar oculto lo que la Palabra nos dice cada día, debe hacerse público. Si actuamos así, será verdad lo de que «al que tiene, se le dará», porque la Palabra multiplica sus frutos en nosotros. Y al revés, al que no le haga caso, «se le quitará hasta lo que cree tener» y quedará estéril. Uno de los frutos mejores de la Palabra de Dios que leemos, estudiamos y reflexionamos es que se convierta en luz dentro de nosotros y también en luz hacia fuera. Para eso tenemos contacto con la Palabra: para que, evangelizados nosotros, evangelicemos a los demás anunciando la Buena Noticia de la verdad y del amor de Dios. Lo que recibimos es para edificación de los demás, no para guardárnoslo. Como la semilla no está pensada para que se quede enterrada, sino para que germine y dé fruto.

Vivimos en una maravillosa era digital y podemos evangelizar por las redes de mil maneras. ¿Qué haces con esta reflexión sobre la Palabra de Dios que cada día te comparto en WhatsApp, en Facebook o en mi blog padrealfredo.blogspot.com? ¿Qué tipo de publicaciones llenan tu muro en tus redes sociales? ¿Qué mensajes envías a tus seres queridos? ¿Qué haces aparte de asistir a Misa los domingos para fortalecer tu fe? El papa san Juan Pablo II decía: «La fe se fortalece dándola? Pide insistentemente a María Santísima que ella te aliente a ser un misionero de tiempo completo que, empleando todos los medios que están al alcance, ilumine con la Palabra de Dios y los sacramentos la vida de cada día. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo. 

domingo, 18 de septiembre de 2022

«La parábola del administrador sagaz»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy empiezo compartiéndoles que mi hermano Eduardo Antonio —mi único hermano pues sólo somos dos— y mi cuñada María Gloria hoy cumplen 35 años de casados. Pidan por ellos que en la Santa Misa renovarán sus votos matrimoniales. Como marca la tradición, este aniversario de bodas está representado por un elemento que, en este caso, se trata del coral. Los corales se caracterizan por vivir en comunidad para extenderse y formar grandes colonias marinas con el fin de subsistir mediante la convivencia. Por ello, son el paradigma ideal de un matrimonio que ha formado su propia familia y que convive y sale a flote mediante la firmeza, la compasión y el amor que se extiende a la descendencia. En el caso del matrimonio de mi hermano tres hijas y dos nietos. Si un matrimonio cumple 35 años de casados quiere decir que ya ha recorrido un largo camino superando obstáculos y compartiendo alegrías y penas, siempre ayudados por el cariño, el amor y el respeto. ¡Muchas felicidades Lalo y Yoyina!

Ahora los invito a ir al Evangelio de hoy (Lc 16,1-13) que nos presenta una parábola que nos habla de un administrador que gozaba de plena libertad y responsabilidad, que se aprovecha de su condición pero que dentro de lo que hace hay una enseñanza que nos deja material para una reflexión ante la situación crítica que todos vivimos: Servir a Dios y no ser esclavos del dinero. Con Jesús ha llegado el Reino de Dios: ¿qué posición tomamos nosotros ante la interpretación de esta parábola? Yo encuentro cinco frases que me dan materia para reflexionar y las comparto aquí: 1. «Los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz». 2. «Con el dinero, tan lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los reciban en el cielo». 3. «El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes» 4. «No hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al primero y despreciará al segundo» y 5. «No pueden ustedes servir a Dios y al dinero».

Ciertamente que no se puede poner al mal administrador de la parábola como un ejemplo de vida, pero sí hay que ver que se trata de un hombre que ha sabido coger el toro por los cuernos y en el último momento ha sabido obrar audazmente, con sagacidad y con decisión. Hay que leer bien la parábola y captar la exigencia de la hora también para nosotros. Porque todo, en esta vida, está en juego. Aquí vemos a un hombre que ha sido capaz de cambiar de vida antes de que sea demasiado tarde; no ha dejado pasar la oportunidad sin «convertirse» y no pensar más ya solamente que él puede sacar tajada para sí mismo. En medio de su situación de falla, piensa en los demás. Con esta parábola Jesús quiere interpelar seriamente a sus oyentes y a todos nosotros. Todos nos encontramos, como el administrador, ante situaciones críticas, ante situaciones en las que siempre hay que elegir. ¿Cuál es nuestra decisión y nuestra capacidad de respuesta? Con Jesús ha llegado el Reino de Dios, ¿qué posición tomamos nosotros? Que María Santísima, siempre fiel y entregada de lleno a hacer la voluntad de Dios nos ayude. ¡Bendecido domingo!

Padre Alfredo.

sábado, 17 de septiembre de 2022

«La parábola del sembrador»... Un pequeño pensamiento para hoy


La parábola del sembrador es de las más conocidas en el evangelio, pues se encuentra en los tres evangelios sinópticos (Mt 13,2-9, Mc 4,1-9 y Lc 8,4-8). Hoy la liturgia de la palabra nos presenta la versión de san Lucas que de hecho ya he comentado en años anteriores. En el mensaje de esta parábola, Jesús nos enseña cómo la semilla de la palabra al ser plantada en el corazón del hombre tiene efectos diferentes en muchas personas. Lo más relevante en esta parábola, es ver cada uno de los terrenos en donde la semilla cae, que simbolizan el corazón del hombre en quien fue sembrada la palabra y cómo se desarrolla.

Me detengo ahora a ver el tipo de personas que el pasaje describe como las de «corazón bueno y recto» que son las que «retienen la palabra y dan fruto con perseverancia». Esto nos enseña que si queremos que la palabra de Dios de fruto en nuestras vidas, tenemos que tener un corazón sencillo y una mente abierta para escuchar, comprender, asimilar y poner en práctica la palabra de Dios, aferrándose fuertemente a ella. Así que es importante que en nuestra vida haya mucha oración, para entender, tener paciencia y atesorar la palabra en nuestros corazones con el deseo de guardarla en el corazón —como María— y hacerla vida.

Vivamos abiertos a la palabra de Dios, alimentemos nuestro corazón hasta el grado de hacerlo buena tierra y, unidos al sembrador que sale a sembrar, hagamos fructificar esa semilla pues el mundo en que vivimos necesita alimentarse del pan de nuestra vida cristiana, del pan de nuestra fe. Seamos campo de cultivo al servicio del Reino de Dios y de esta humanidad hambrienta del verdadero pan de vida que no lo va a encontrar en ninguna otra parte. Que María, que es la primera en escuchar la Palabra y ponerla en práctica nos ayude. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

viernes, 16 de septiembre de 2022

«Jesús y las mujeres»... Un pequeño pensamiento para hoy


No puedo olvidar que aunque como misionero soy ciudadano del mundo entero, pero, por nacimiento, soy mexicano y, en este día en que la Iglesia celebra, desde anoche, el día de la independencia, me nace hacer una reflexión sobre este asunto, antes de comentar el Evangelio de hoy, porque la Independencia de México es un hecho trascendente de la historia que nos da razones para comprender mucho de lo que somos y tenemos como pueblo mexicano. El movimiento de Independencia no fue fácil, le costó al pueblo vidas y sacrificios, por eso al celebrar ahora un aniversario más de esta encrucijada de la historia, debemos comprometernos a seguir conservando los valores que nos dan identidad como pueblo y a seguir trabajando por el progreso, la paz y la justicia, con el propósito de seguir forjando una sociedad más libre e igualitaria, así como la soñaron aquellos que en tiempos lejanos dieron la vida para conseguirla. Aquí hacemos eco a lo que los obispos mexicanos en nuestra época nos señalan: «Nuestra mirada al pasado no es un ejercicio simplemente académico, sino principalmente un gesto de fidelidad a Jesucristo cuya presencia descubrimos en nuestra historia. Esta presencia nos convoca también a prestar atención a lo que Dios desea de nosotros en el presente y de cara al futuro» (Conmemorar nuestra Historia desde la Fe, No. 59). Pidamos por México para que sea fiel a los principios que nos dieron patria y libertad.

Después de este extenso párrafo paso a comentar algo del Evangelio de hoy (Lc 8,1-3) que nos deja ver la presencia de la mujer entre los seguidores de Cristo que se convirtieron en discípulos–misioneros. San Lucas es el único de los evangelistas que menciona los nombres de las mujeres que acompañaban a Jesús a lo largo de sus viajes. Este hecho, de la presencia de mujeres en el grupo de quienes seguían a Jesús, se da en un contexto en el que los rabinos de la época excluían a las mujeres del círculo de sus discípulos. No olvidemos que según la organización del Judaísmo de aquel tiempo, las mujeres apenas formaban parte de la comunidad: podían participar al culto de la sinagoga, pero no estaban obligadas a ello. La liturgia empezaba cuando, por lo menos, diez hombres estaban presentes, mientras que a las mujeres no se les tomaba en cuenta. La tradición nos relata que las primeras apariciones del resucitado fueron hechas a las mujeres (Lucas 24, 10) y precisamente a las que Lucas anota aquí en el Evangelio de este día. Habiendo acompañado a Jesús desde el comienzo de su ministerio público, todo como los Doce, eran iguales a los hombres para el anuncio de la «Buena Nueva».

Estas mujeres, que aparecen en el Evangelio de hoy, son un buen símbolo de las incontables mujeres que, a lo largo de los siglos, han dado en la Iglesia testimonio de una fe recia y generosa: religiosas, laicas, misioneras, catequistas, madres de familia, enfermeras, maestras... Que ayudaron a Jesús en vida y que colaboran eficazmente en la misión de la Iglesia, cada una desde su situación, entregando su tiempo, su trabajo y también su ayuda económica. Es bueno que, a la luz de estas palabras del Evangelio de este día, recordemos que todos, hombre y mujeres, tenemos en común, la fe y la misión evangelizadora. Recordemos que Jesús dijo: «¿quién es mi madre y mis hermanos? El que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica». Y en eso las mujeres han sido, ya desde el principio, empezando por la Virgen María: —«hágase en mi según tu palabra»— las que más ejemplo nos han dado a toda la comunidad. No serán obispos ni párrocos, como tampoco las que acompañaban a Jesús fueron elegidas y enviadas como apóstoles, pero las mujeres cristianas, religiosas o laicas, siguen realizando una misión hermosísima y meritoria en la vida de la comunidad. Que María santísima nos ayude a valorar siempre con gratitud y admiración esa presencia femenina de la mujer en la Iglesia. ¡Bendecido viernes y que viva México y que vivan las mujeres en la Iglesia!

Padre Alfredo.

jueves, 15 de septiembre de 2022

«Nuestra Señora de los Dolores»... Un pequeño pensamiento para hoy


En la Iglesia Católica celebramos hoy la memoria de Nuestra Señora de los Dolores. La devoción a Nuestra señora de los Dolores viene desde muy antiguo. Ya en el siglo VIII los escritores eclesiásticos hablaban de la «Compasión de la Virgen» en referencia a la participación de la Madre de Dios en los dolores del Crucificado. Pronto empezaron a surgir las devociones a los 7 dolores de María y se compusieron himnos con los que los fieles manifestaban su solidaridad con la Virgen dolorosa. Hoy la Iglesia, después del salmo responsorial, nos invita a recitar una secuencia —que es opcional— para honrar a María Santísima que al pie de la Cruz acompaña y comparte los dolores de su Hijo Jesús.

La tradición cristiana, basada en los Evangelios, señala siete grandes dolores que  tuvo que afrontar María y que son objeto de devoción para los fieles cristianos: la profecía de Simeón por la cual una espada de dolor le atravesaría el alma; la huida de la Sagrada Familia a Egipto; los tres días que Jesús estuvo perdido en Jerusalén; el encuentro de María con su hijo Jesús cuando iba cargado con la Cruz camino del Calvario; su Muerte en la Cruz; el Descendimiento de la Cruz; y la colocación de su Cuerpo en el sepulcro. La devoción a los Dolores de María son una fuente inmensa de gracias divinas, porque estos dolores llegan a lo más profundo del Corazón de Cristo, pues son sufrimientos de María, su madre.

San Lucas, en el Evangelio de hoy (Lc 2,33-35) nos relata el primer dolor, el que abrirá la puerta a todos los demás: la profecía del anciano Simeón cuando María y José, con el niño Jesús en brazos, suben al templo de Jerusalén. Al celebrar hoy este día en honor a la Virgen de los Dolores, Jesucristo nos invita a ofrecer, por la salvación propia y por la de los demás, los mil dolores, casi siempre pequeños, de nuestra vida y las mortificaciones voluntarias. La Virgen nos anima a unirlos a la Cruz redentora de su Hijo y a convertir nuestros sufrimientos en un bien para nuestra propia persona, para nuestros seres queridos, para la comunidad parroquial y para la Iglesia. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.

P.D. Hoy por la noche se celebra el grito de Independencia de la nación mexicana. La inmensa mayoría de quienes leen mi mal hilvanado pensamiento diario son mexicanos como yo. Demos gracias al Señor por el don de la libertad y pidamos por este México, tan herido y necesitado de oración para salir adelante. Que María, la Santísima Virgen de los Dolores, nos proteja, nos ampare a todos y nos mantenga siempre muy cerca de su Hijo Jesús.

miércoles, 14 de septiembre de 2022

«No ser como niños caprichosos»... Un pequeño pensamiento para hoy


Algunas veces, en el Evangelio, Jesús pone de buen ejemplo a los niños y nos invita a ser como ellos (cf. Mt 18,3-4) pero, el día de hoy (Lc 7,31-35), nos habla de los niños caprichosos, esos niños que, como él dice, no participan en los juegos de los demás. Y es que el mismo Cristo así ve a los escribas y fariseos que se creen dueños de la ley se comportan como niños necios. En varios pasajes del Evangelio podemos ver cómo éstos se empecinan en ideas fijas que los vuelven inoperantes ante la cambiante realidad del Reino que anuncia Jesús. La propuesta de los legalistas no corresponde al Espíritu de Dios que con sabiduría muestra un nuevo designio en Cristo.

A disgusto de los escribas y fariseo, el pueblo de Israel que sigue a Jesús ha dado la razón a Dios, aceptando su designio y cambiando radicalmente de conducta. El plan de Dios, la Sabiduría, se ha encarnado ahora en Jesús: todos los que se le han adherido le dan la razón con su compromiso personal, compartiendo con él las mismas «amistades». La viabilidad del plan de Dios no pasa por operaciones y cálculos complicadísimos de supercomputadoras celestiales ni se puede demostrar con los argumentos más sofisticados de la apologética: son los «discípulos–misioneros» los que con hechos de vida demuestran que la sociedad alternativa propugnada por Jesús no es pura utopía, sino que se hace realidad visible.

Ante esto hay que preguntarnos si hacemos vida los valores del Reino que Jesús viene a anunciar. También a la luz de este pasaje tenemos que ver si participamos activamente en la vida de nuestra parroquia, de nuestro grupo, del movimiento eclesial al que pertenecemos o somos también como esos niños caprichosos que no quieren participar. Con María santísima, como intercesora, busquemos hacer vida los valores del Reino en nuestra familia y en nuestra comunidad. Tomar en serio al Señor en nuestra existencia significa dejar que Él renueve nuestra vida y nos ayude a actuar conforme a la fe que profesamos activamente. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

martes, 13 de septiembre de 2022

10 cosas que los católicos estamos cansados de escuchar y son falsas...


Hay personas que, sin conocer bien la religión católica, nos acusan de idólatras y de que la Iglesia Católica ha inventando innumerables reglas para mantener a los fieles mansos. Algunos dicen que no somos cristianos, que adoramos a la Virgen y a los santos y no sé que otras cosas más.  

Aquí están las principales cosas que «nos achacan» como católicos y que son falsas:


1. Los católicos adoran imágenes.

No solo es completamente falso, sino que es absurdo. Siendo realistas, la mayoría de esas personas tiene fotos en sus casas, lo cual es completamente normal. Muchos tienen fotos de sus seres queridos, tanto de los vivos como de los que han fallecido. ¿No es entonces algo hipócrita decir que los católicos son idolatras cuando estas familias que no comprenden la presencia de imágenes en nuestra vida, tienen retratos de sus seres queridos en las paredes? Si ellos pueden tener fotos de sus familiares difuntos colgadas en la pared, entonces la Iglesia católica puede tener fotos de nuestro amado Jesús, sus discípulos y los santos.


2. Los católicos le rezan a María en lugar de a Dios.

Este es un error muy común en toda la comunidad protestante, y aunque se puede entender su motivo,  desanima el hecho de que muchos de ellos saltan de inmediato con una dura conclusión sobre la fe católica. Los Católicos le oramos a María con cariño y gratitud, sobre todo con el rezo del Santo Rosario que nos trae a la mente y al corazón distintos misterios de la vida de Cristo, pero pidiendo su poderosa intercesión, que ore por nosotros ante Dios, al igual como un protestante le pide a su abuelo fallecido que vele por ellos.


3. Los santos no pueden oír sus oraciones porque están muertos.

Empecemos este apartado con una pregunta: ¿Desde cuándo una persona que está en el Cielo se considera un muerto? Lo llamamos el más allá por una razón. De hecho hay una prueba bíblica de que los santos pueden escuchar nuestras plegarias:

«Cuando lo tomó, los cuatro Seres Vivientes se postraron ante el Cordero. Los mismo hicieron los veinticuatro acianos que tenían en sus manos arpas y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos.» (Ap 5,8).

«Otro ángel vino y se paró delante del altar de los perfumes con un incensario de oro. Se le dieron muchos perfumes: las oraciones de todos los santos que iban a ofrecer en el altar de oro colocado delante del trono; y la nube de perfumes, con las oraciones de los santos, se elevó de las manos del ángel hasta la presencia de Dios.» (Ap 8,3-4).


4. La Virgen María no es importante; ella es como cualquier otra persona.

Si la Santísima Madre no es importante, entonces cada mujer hubiese tenido una Concepción Inmaculada. Es por esa razón que la anterior declaración no tiene sentido, por supuesto que la Virgen María es importante, ella dio a luz a nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

Una de las cosas que hace tan asombrosa a la fe católica que profesamos, es que reconocemos la importancia de María y la veneramos. Ella es un modelo a seguir y una santa para todos los cristianos, alguien a quien admirar porque ella se rindió ante Dios por completo.

Hasta el día en que otra mujer dé a luz a Jesús, nadie será como María, una mujer muy especial, una mujer sagrada.


5. Los católicos han inventado todas sus reglas.

Cada una de las tradiciones que tenemos en la Iglesia Católica tiene raíces bíblicas. Por no mencionar el hecho de que Jesús es el fundador de la Iglesia. Toda enseñanza de la Iglesia está basada en la Sagrada Escritura, en la Tradición y en el magisterio de la Iglesia. Contando desde esta día, hacia atrás, nos damos cuenta de que la única Iglesia que llega hasta los tiempos de Cristo en una forma directa, es la Iglesia Católica, las demás han ido surgiendo en los siglos subsiguientes.


6. Dios dijo que le confesáramos los pecados a Él, no a un sacerdote.

Ante esto podemos ver lo que la Biblia dice al respecto:

«Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados. La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante». (Santiago 5,16).

Es cierto que debemos orar directamente a Dios y pedirle perdón, sin embargo por los pecados —mortales— que cometemos, debemos confesarnos unos a otros —con nuestros sacerdotes— como indicó Jesús.

Él les dio esta instrucción directamente a sus discípulos, para que por medio de Él, ellos fuesen capaces de perdonar los pecados (Jn 20,21-23). Este poder fue transmitido a cada sacerdote, sucesivamente hasta nuestros días.


7. El catolicismo es un culto más.

Jesucristo fundó la Iglesia Católica hace más de 2000 años. Difícilmente lo pudiéramos llamar un culto. La Iglesia tiene una tradición para celebrar la Eucaristía que viene desde los primeros cristianos. Rendimos culto a Dios no como un culto más, sino con celebraciones litúrgicas que están bien fundamentadas.


8. Los católicos no son cristianos

La palabra cristiano se relaciona con cualquier persona que siga las enseñanzas de Cristo, y ya que la Iglesia Católica hace justamente eso, entonces somos los primeros cristianos. Todas las demás denominaciones cristianas, incluidos los cultos que nacen por aquí y por allá hasta en cocheras de casas, han surgido tiempo después del catolicismo. 

Nosotros somos cristianos católicos y «católico» significa «universal», porque nuestra Iglesia está presente en el mundo entero.


9. Los católicos agregaron libros a la Biblia.

Durante 300 años no hubo Biblia, solo escritos al azar de los profetas como y cartas de san Pedro, san Pablo y otros etc. hasta que los monjes católicos compilaron y establecieron un canon con lo que hoy se conoce como Santa Biblia. Esto fue así hasta que ocurrió la reforma protestante y un hombre llamado Martin Lutero eliminó siete libros sólo porque no quiso reconocerlos como inspirados por Dios. 

Los libros que los protestantes eliminaron de la Biblia y que consideran apócrifos son: Tobías, Judit, Ester (protocanónico con partes deuterocanónicas), Daniel (protocanónico con partes deuterocanónicas), I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico (también llamado "Sirac") y Baruc. 


10. Los católicos creen que pueden pagar el camino hacia el Cielo.

Por supuesto que los católicos no creemos eso. Se trata de un malentendido enorme que se produjo durante la Reforma Protestante. A pesar de los muchos estereotipos que se ciernen sobre nuestra fe, lo importante es recordar que nuestra Iglesia ha resistido la prueba del tiempo y que se ha mantenido durante más de 2000 años. Este reclamo de ellos es por las indulgencias que se pueden ganar por diversas prácticas para eliminar la pena que hay que pagar por los pecados cometidos.


Espero que estas 10 cosas bien clarificadas, nos ayuden a vivir con más profundidad nuestra fe como católicos.

Padre Alfredo.

«La resurrección del hijo de la viuda de Naím»... Un pequeño pensamiento para hoy


San Lucas es el único de los evangelistas que nos narra el pasaje conocido como el hijo de la viuda de Naím. Hoy la liturgia de la palabra nos la presenta (Lc 7,11-17). El pasaje es interesante porque se trata de una resurrección. Muchas veces se ve en el evangelio que Jesús se compadece de los que sufren y les alivia con sus palabras, sus gestos y sus milagros. Hoy atiende a esta pobre mujer, que, además de haber quedado viuda y desamparada, ha perdido a su único hijo. La reacción de la gente ante el prodigio es la justa: «un gran profeta ha surgido entre nosotros: Dios ha visitado a su pueblo».

Jesús sale al encuentro del dolor humano, caracterizado por el drama fúnebre y el llanto de esa mujer, viuda, madre del difunto. San Lucas gusta mucho de mostrarnos, en pasajes como éste y en parábolas, la compasión o misericordia de Jesús ante la marginación total. Jesús, portador de la vida, tiene un contacto con la muerte «tocó el ataúd» e hizo posible la resurrección. Es el poder máximo de la vida sobre la muerte: por eso actualiza dichos antiguos (Dt 32,39; Tob 13,2; Sab 16,13); y, a la luz de la Pascua, prefigura, anticipa, su resurrección. La noticia de este clamor popular sobre la identidad de Jesús fue tan grande que se divulgó «por toda Judea y por las regiones circunvecinas» (7,17). 

Esta escena nos muestra, pues, la misericordia y compasión de Dios por el que sufre, pero nos interpela también en el sentido de que debemos actuar con los demás como lo hizo Cristo. Cuando nos encontramos con personas que sufren —porque están solitarias, enfermas o de alguna manera muertas, y que no han tenido éxito en la vida— ¿cuál es nuestra reacción? La caridad, compasión, cercanía, amistad, buena voluntad, deben unirnos a todos velando unos por otros. Pidamos al mismo Cristo, por intercesión de su Madre santísima que interceda por nosotros para que imitemos su actitud ante un hecho concreto y hagamos siempre lo que podamos por los demás para dar vida, como Cristo, y vida en abundancia. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

lunes, 12 de septiembre de 2022

«Jesús, el centurión, el enfermo y nosotros»... Un pequeño pensamiento para hoy


El evangelio de hoy nos presenta la escena del centurión romano que pide a Jesús la curación de uno de sus criados más queridos que tenía muy enfermo y a punto de morir (Lc 7,1-10). El pasaje nos muestra a un centurión —un suboficial de mayor rango en el ejército legionario de infantería— que era uno de aquellos paganos a los que ya no satisfacían los mitos politeístas, cuya hambre religiosa no se saciaba con la sabiduría de los filósofos y que, por consiguiente, simpatizaba con el monoteísmo judaico y con la moral que de él derivaba. Su fe en el Dios único, su amor y su temor de Dios lo manifestaba en el amor al pueblo de Dios y en la solicitud por la sinagoga que él mismo había edificado. Sus sentimientos se expresaban en obras.

La actitud de este centurión es de humilde respeto: no se atreve a ir él personalmente a ver a Jesús, ni le invita a venir a su casa, porque ya sabe que los judíos no pueden entrar en casa de un pagano. Pero tiene confianza en la fuerza curativa de Jesús, que él relaciona con las claves de mando y obediencia de la vida militar. Jesús alaba la fe de este extranjero. Después de tantos rechazos entre los suyos, es reconfortante encontrar una fe así: «les digo que ni en Israel he encontrado tanta fe».

La actitud de aquel centurión y la alabanza de Jesús son una lección para que revisemos nuestros archivos mentales, en los que a veces a una persona, por no ser «de los nuestros», la hacemos a un lado o no le damos la importancia que se merece. Ante esto hay que preguntarnos: ¿Sabemos reconocer los valores que tienen «los otros», los que no son de nuestra cultura, de nuestra raza, de nuestra lengua o de nuestra religión? ¿Sabemos dialogar con ellos, ayudarles en lo que podemos? ¿Nos alegramos de que el bien no sea una cuestión exclusiva nuestra? Por otra parte, podemos identificarnos con el criado enfermo para que también podamos ver que si nos humillamos ante nuestro Señor y Salvador, Él viene y se acerca a curarnos. Así, dejemos a Jesús penetrar nuestro espíritu, en nuestra casa, para curar y fortalecer nuestra fe y para llevarnos, de la mano de su Madre santísima, hacia la vida eterna. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

domingo, 11 de septiembre de 2022

«El padre misericordioso»... Un pequeño pensamiento para hoy


El Evangelio que la liturgia de la palabra de la Misa de hoy nos ofrece es uno de los más conocidos. Se trata de la parábola del hijo pródigo que yo creo que todos conocemos (Lc 15,1-32) y que más bien, como dicen algunos estudiosos de la Sagrada Escritura debería llamarse la parábola del padre misericordioso porque la figura del padre es central en el relato para mostrar la misericordia de Dios para con sus hijos. Los 3 personajes que se presentan en la parábola, tienen un significado especial en la predicación de Jesús: El padre representa a Dios en su amor misericordioso por todos sus hijos, el hijo mayor que se siente el privilegiado y heredero único, representa a los escribas y fariseos y a los que en nuestros tiempos son también como ellos, y el hijo menor a los pecadores públicos que derrochan sus bienes en los vicios. 

El mensaje, si se ve detenidamente, se centra en el amor del Padre, que respeta plenamente la libertad de los hijos, pero conserva siempre la esperanza de que los hijos vuelvan a la casa paterna, y compartan su vida en la plenitud del amor. Porque en realidad, aunque uno, el menor, es el que físicamente se ausentó, el mayor se ha hecho ausente en su corazón, pues estando en casa de su padre no se siente con la confianza que debería tener. Si leemos detenidamente el relato nos damos cuenta de que el padre sale al encuentro de los dos. Corre a abrazar al que se había ido desperdiciando todo lo que había heredado y sale a buscar al que está encaprichado en su pensar egoísta.

Todos sabemos que lo más profundo del amor paternal de Dios es su misericordia. Él ama a sus hijos no tanto por sus méritos, sino porque es Padre y por eso, en esta parábola, va al encuentro de los dos. Él no quiere más que amar a sus hijos sin límites dando a cada uno el tiempo que es necesario para que experimenten su amor paternal. El hijo pródigo se ha arrepentido y por eso no necesita decirle nada, en cambio, con el hijo que está físicamente a su lado intercambia unas palabras para abrir su corazón. El padre quiere que los dos se sientan en casa. Cada uno de nosotros sabe su condición actual, cada uno puede identificarse con alguno de los dos hijos, pero lo mejor sería identificarnos con el padre y mostrar misericordia para con los pecadores de dentro y fuera de la Iglesia. Que María santísima interceda por nosotros y nos sumerjamos en la misericordia e nuestro Padre Dios para contagiarnos de ella. ¡Bendecido domingo!

Padre Alfredo.

sábado, 10 de septiembre de 2022

«El árbol bueno produce frutos buenos»... Un pequeño pensamiento para hoy


Empiezo a escribir estas líneas a los 27 minutos de este día sábado 10 de septiembre porque por muchos motivos apenas he podido ponerme frente a la computadora a escribir mi reflexión. Y quiero empezar recordando que es de todos conocido que ha muerto este jueves pasado la reina Isabel II después de un largo periodo como monarca de 70 años. Isabel II es un personaje que va a trascender los siglos seguramente. El Papa Francisco, en su telegrama que envió al flamante rey Carlos III expresó: «Me uno para rezar por el eterno descanso de la difunta Reina, y para rendir homenaje a su vida de servicio incansable al bien de la Nación y de la Commonwealth, a su ejemplo de devoción al deber, a su testimonio inquebrantable de fe en Jesucristo y a su firme esperanza en sus promesas».

Volteo ahora y veo el evangelio de hoy y me topo con el pasaje de san Lucas (Lc 6,43-49) en el que habla del árbol bueno que produce frutos buenos y pienso en la reina y en los frutos que deja esta longeva mujer que llegó a los 96 años de vida y que tuvo un papel relevante en la historia de la humanidad. Aunque ella no fue católica, porque ya sabemos que Inglaterra se alejó de la Iglesia Católica desde tiempos del rey Enrique VIII, ciertamente vivió comprometida con su fe anglicana, muy parecida a la de nuestra fe católica y dentro de sus creencias vivió bajo la mirada de Dios cumpliendo con la encomienda que recibió desde que era muy joven y fue elegida reina.

La vida moral se verifica en sus frutos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien y creo que así debe haber sido en el caso de Isabel II y debe ser el caso de cada uno de nosotros que, encima de todo, buscamos vivir la verdadera fe en la Iglesia Católica. Aquello que hacemos y hablamos manifiesta qué clase de gente somos. No basta llamar Señor, Señor, a Jesús para decir que somos sus discípulos. Si en verdad hemos asentado firmemente en Él nuestra vida, permanezcámosle fieles en el testimonio que demos a través de nuestro trabajo a favor del Evangelio tanto con nuestras obras como con nuestras palabras. Pidamos por el eterno descanso de la reina Isabel y roguemos a María Santísima que pasemos, como su Hijo Jesús, por este mundo haciendo el bien. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

viernes, 9 de septiembre de 2022

«La viga en el propio ojo»... Un pequeño pensamiento para hoy


La mirada de Jesús, es siempre una mirada de benevolencia, de misericordia, de compasión. El Evangelio de hoy (Lc 6,39-42) es una muestra de ello. Jesús pone un ejemplo y pregunta a sus discípulos: «¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo?... ¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo?» 

Con esto Jesús nos quiere decir que debemos tener la mirada como la de él. Una mirada clara que sepa, como él ver con misericordia pero que al mismo tiempo se dé cuenta de su pequeñez y se exija más a sí mismo antes de exigir a los demás. ¡Cuánto más agradable sería la vida a nuestro alrededor si fuéramos más exigentes con nosotros que con los demás; si nos aplicáramos todos los buenos consejos que prodigamos a los demás; si tuviéramos el mismo afán en mejorarnos a nosotros mismos, que el que tenemos en mejorar a los demás! 

Al profundizar en esta enseñanza de Nuestro Señor, me  viene a la mente algo que Confucio, el reconocido pensador chino que solía dar este consejo a sus discípulos: «Cuando veas a un hombre bueno, proponte imitarlo; y cuando veas a otro malo, antes de condenarlo mírate a ti mismo». Siempre están las semillas del Verbo en muchos pensadores que, sin ser católicos, como Confucio, nos dejan algo para pensar. Bajo el cuidado de María Santísima, que supo ver la vida con los ojos de Jesús, pidamos también eso para nosotros. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

jueves, 8 de septiembre de 2022

«La fiesta de la Natividad de la Virgen María»... Un pequeño pensamiento para hoy


La Natividad de la Virgen es una de las fiestas marianas más antiguas de la Iglesia y se cree que su origen está ligado a la fiesta de la dedicación, en el siglo IV, de una antigua basílica mariana de Jerusalén, sobre cuyas ruinas fue construida en el siglo XII la actual iglesia de Santa Ana. La tradición dice que en este lugar estuvo la casa de los padres de María, Joaquín y Ana, donde nació la Virgen. Aunque en los Evangelios no hay datos que confirmen esta fecha ni los nombres de los padres de María, la tradición toma del Protoevangelio de Santiago, un escrito apócrifo del siglo II los nombres de Joaquín y Ana que la tradición ha heredado hasta nuestros días.

Considerando que María santísima fue descendiente de David, es altamente probable que haya nacido en Belén; aunque otras tradiciones, como la griega o la armenia, ubican la cuna de María en Nazaret. El cumpleaños de la santísima Virgen se celebra en Oriente desde el siglo V y en Occidente desde el siglo VII. En Roma, la fiesta se celebraba con una procesión en la que se recitaban las letanías a la Virgen y que concluía en la Basílica de Santa María la Mayor. Ciertamente hay numerosas evidencias del profundo amor que los discípulos–misioneros de Cristo profesamos a María desde antiguo, y de la importancia dada a esta fiesta que hoy celebramos conmemorando el nacimiento de la Madre de Dios. La fiesta de la Natividad de la Virgen es una excelente oportunidad para que reflexionemos sobre la propia vocación, sobre el llamado que Dios nos ha hecho desde nuestro nacimiento a hacer en todo su santísima voluntad como María. Toda la Iglesia cantará la alegría que el nacimiento de la Madre de Dios trae para nosotros. 

El Evangelio de esta fiesta se toma de san Mateo (Mt 1,18-23), que nos habla de la concepción de Jesús en el seno de María por obra y gracia del Espíritu Santo. Esto debido a que, como digo, no hay datos en el evangelio del nacimiento de la Virgen y precisamente esta Niña a quien hoy celebramos es la «Virgen» que «concebirá y parirá un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que quiere decir 'Dios con nosotros'» (cf. Is 7, 14; Mt 1, 23). El Señor la ha predestinado a estar íntimamente asociada a la vida y a la obra de su Hijo unigénito. Por esto la ha santificado, de manera admirable y singular, desde el primer momento de su concepción, haciéndola «llena de gracia» (cf. Lc 1, 28); la ha hecho conforme con la imagen de su Hijo: una conformidad que, podemos decir, fue única, porque María fue la primera y la más perfecta discípula–misionera de Cristo. ¡Feliz cumpleaños a María Santísima en este bendecido jueves eucarístico y sacerdotal!

Padre Alfredo.

P.D. Muchas felicidades a mi cuñada Yoyina y a mi sobrina Ileana que hoy cumplen años.

miércoles, 7 de septiembre de 2022

«Las bienaventuranzas en san Lucas»... Un pequeño pensamiento para hoy


El día de hoy el Evangelio nos presenta un pasaje bastante conocido de san Lucas en el que se nos habla de las bienaventuranzas (Lc 6,20-26). Éstas ya las conocemos, aún con la particularidad que tiene san Lucas de reducir, las 8 que presenta san Mateo, a la mitad, pues nos presenta solamente cuatro que, en este evangelista, van seguidas de cuatro amenazas para quienes no las ponen en práctica. Así es como san Lucas nos lleva a la vivencia del Sermón de la Montaña que representa de manera insuperable la identidad del ser humano y que empieza hablando de lo bienaventurado que es quien vive la pobreza.

Es que el hombre es pobre por naturaleza y debe vivir como tal, usando las cosas sin convertirlas en ídolos que lo mantengan en la esclavitud. Todo ser humano debería de orientar su vida a la afirmación de la pobreza, sobre cuya base puede construir una sociedad pacífica en la que luzcan el desprendimiento y el compartir. Luego, como consecuencia de este desprendimiento, viene la vivencia de las demás bienaventuranzas, que, junto con esta primera, han de marcar el corazón de quien quiera ser un fiel seguidor de Cristo.

Cada uno de nosotros debemos situarnos hoy frente al Señor Jesús y abrir nuestro corazón a esta palabra que nos dirige, hacerla resonar muchas veces en nuestro corazón.  Para preguntarnos, en quién o en qué hemos puesto nuestra confianza para este mundo y para toda la eternidad; para interrogarnos acerca de si hemos asumido en nuestra vida un estilo realmente evangélico o estamos solamente barnizados de cristianismo y nuestro corazón está apegado a los bienes de este mundo. Que María santísima nos ayude a hacer vida las bienaventuranzas. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

martes, 6 de septiembre de 2022

«Orando bajo la lluvia»... Un pequeño pensamiento para hoy


Antes de que empiece a escribir sobre el tema de hoy, quiero dar gracias a Dios junto con todos ustedes, porque Dios escuchó nuestros ruegos y nos mandó el don de la lluvia. Según se ve, va a seguir lloviendo estos días. Este domingo pasado nuestro Buen Dios me protegió porque en medio de la lluvia torrencial pude ir de San Nicolás a San Pedro y regresar para celebrar allá el funeral de don Arturo Gerardo Zertuche Lankenau. Gracias a esta lluvia torrencial, ha aumentado al 40 % el nivel de presa e La Boca, una de las principales abastecedoras de esta región. ¡Bendito sea Dios!

Ahora sí voy al evangelio de hoy (Lc 6,12-19) que nos narra la elección de los apóstoles y me detengo en el comienzo del texto, que empieza diciendo que antes de escogerlos «Jesús se retiró al monte a orar y pasó la noche en oración con Dios». Esto me invita a compartir con ustedes los momentos que san Lucas en su evangelio nos muestra a Jesús en oración: El día de su bautismo en el Jordán por Juan Bautista (Lc 3,21). Cuando grandes muchedumbres se reúnen para oírle y pedirle curación (Lc 5,16). La víspera del día que eligió a sus apóstoles (Lc 6,12). Inmediatamente antes de pedir a Pedro su «confesión de Fe» en Cesarea (Lc 9,18). En la montaña de la transfiguración, muy poco antes de anunciar su muerte (Lc 9,28). Al regreso de los discípulos de la primera misión que hicieron ellos solos (Lc 10,21). Inmediatamente antes de enseñar el "Padre nuestro" a sus discípulos (Lc 11,1). Antes de la Pasión para que no desfalleciera la fe de Pedro (Lc 22,32). Durante su agonía en el huerto de Getsemaní, de noche (Lc 22,41). Mientras era crucificado, para pedir el perdón de sus verdugos (Lc 23,34) y en el último segundo antes de entregar su alma en las manos del Padre (Lc 23,46).

Nosotros... ¿Cuándo oramos? ¿Cómo es nuestro diálogo con Dios? No debemos olvidar que Dios es nuestro Padre amoroso como lo es de Jesús y quiere saber de nosotros. Si nos fijamos, Jesús se dirige a su Padre antes de cualquier momento intenso en su vida. Como sus hijos, podemos pedirle a nuestro Padre Celestial su ayuda y guía en nuestras vidas. Que María santísima, mujer de oración profunda, nos ayude. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

lunes, 5 de septiembre de 2022

«Hacer siempre el bien»... Un pequeño pensamiento para hoy


Muchas veces el Evangelio subraya que Jesús era un «conocedor del corazón humano» (Jn 1,48; 2,24; 4,17; 6,61) Esto era, en Él, un don divino, pero que, por razón de la ley de encarnación, se expresaba en forma de una agudeza psicológica particular. Nuestro Señor no mira como los hombres, los hombres solo ven lo físico, Él conoce nuestros corazones y todo lo que pensamos y hacemos. El Evangelio de hoy (Lc 6,6-11) nos muestra cómo Jesús conocía las intenciones de los corazones de los escribas y fariseos que le acompañaban en la sinagoga aquel día en que curó a un hombre con la mano paralizada. Jesús desafía a fariseos y escribas en un espacio —la sinagoga— que ellos consideran exclusivamente suyo. Y el desafío no está dirigido a conseguir renombre sino a defender la dignidad de los seres humanos devolviendo la salud total a un enfermo.

Los escribas y fariseos están enojadísimos porque Jesús cura en sábado. Las intenciones de sus corazones eran perversas, no veían el bien que pudiera realizar una persona curada, sino que era sábado y ese día tenían prohibido, por ley, hacer muchas cosas como el trabajar. Ellos, los escribas y fariseos, consideraban que curar a un enfermo era trabajar. Por eso Jesús, viendo lo mezquino de su corazón les pregunta: «¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?»... Y nadie contestó.

Por supuesto que el Señor no desautoriza aquella institución tan válida del sábado, el día dedicado al culto de Dios. Lo que critica es una comprensión raquítica, más preocupada por cumplir unas normas, muchas veces inventadas por las varias escuelas, que por el espíritu de fe que debe impregnar la vivencia de este día. No se podrá trabajar en sábado, pero extender el brazo y decir una palabra de curación ¿es trabajar? Para nosotros el día por excelencia de dedicar todo al Señor es el domingo, porque el domingo Jesús resucitó. Ayer fue domingo... ¿Cómo lo vivimos? ¿Pudimos hacer el bien? ¿Le dedicamos al Señor la Misa y el encuentro con la comunidad? Que María nos enseñe a vivir para el Señor haciendo el bien. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

domingo, 4 de septiembre de 2022

«Un año de párroco»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hace un año exactamente, Monseñor Cesar Garza Miranda, obispo auxiliar de Monterrey y vicario episcopal para la vida consagrada, me dio posesión como párroco de mi querida comunidad de «Nuestra Señora del Rosario en San Nicolás». Tengo que decir que el tiempo ha pasado rapidísimo, a pesar de que los primeros meses los pasamos sumergidos en la pandemia de la Covid-19 que parece va más a la baja en estos últimos días. Siento que he hecho muy poco pero me sigo sintiendo, por supuesto, instrumento del Señor, a pesar de los pesares. ¡Cómo no darle gracias a Dios por lo que desde mi pequeñez y frágil salud el Señor me ha permitido realizar en un año para muchas almas, acompañado por el padre Luis Gerardo, el diácono Juan Jesús y toda la comunidad parroquial!

No me parece casualidad que el Evangelio de este domingo (Lc 14,25-33) nos habla de la elección de tomar la cruz de Cristo y seguirle, y, lógicamente, al hablar de elección, hay que hablar de renuncia. En los tiempos que vivimos, es casi ir contra corriente hablar de cruz, de renuncia, de sacrificio, de abnegación, de abyección y todo lo que a eso suene. El amor al estilo mundano no entiende de esto porque es un amor visto desde el egoísmo y así no puede pensarse en la elección y el seguimiento. Yo soy muy feliz de servir a mi comunidad parroquial —aunque ciertamente preferiría no ser el párroco para estar más libre para la tarea apostólica, libre de lo administrativo— compartiendo todos los días el gozo de la fe como discípulos–misioneros de Cristo construyendo el Reino en camino hacia la Vida Eterna.

La decisión de seguir a Jesús no puede ser solo momentánea; el seguimiento debe ser algo cotidiano, y no solo por momentos. Aun cuando muchas veces esto signifique que tendremos problemas. Seguir a Jesús es llevar su cruz, no literalmente, sino llevar la cruz en alto como símbolo de que Jesús llegó a ella para mostrarnos allí todo su amor dando la vida por nuestra salvación. Llevar la cruz es mostrar que con Cristo hacemos comunidad de seguidores viviendo como él y buscando establecer sus criterios de amor. Por mi parte me encomiendo a sus oraciones para con alegría siga llevando la cruz que me toca y que abrazo confiado en el señor y bajo la mirada de María Santísima. ¡Bendecido domingo!

Padre Alfredo.

sábado, 3 de septiembre de 2022

«El compartir de un día de mi vida»... Un pequeño pensamiento para hoy


A veces me preguntan si la vida de un sacerdote misionero que está de párroco como como yo es muy monótona o aburrida... ¡Para nada! Les contesto. Siempre se vive de todo, empezando porque uno no deja de ser persona normal con las mismas situaciones que vive mucha gente. Este viernes empecé el día a las 6 de la mañana rezando Laudes, luego me encaminé por el padre Pepe para ir, sumergidos en un tráfico apabullante, a un estudio de las arterias coronarias en el corazón de cada uno porque compartimos enfermedades similares y nos tienen que hacer un chequeo que se llama Angiotac. Suena interesante el nombre, pero más interesante es estar metido en esas máquinas que cuando era niño veía como futuristas y que estudian las arterias de una forma inimaginable hace algunos años. Gracias a la misericordia de nuestro amigo el doctor Leo, gozamos luego de un desayuno reparador que levantó los niveles de azúcar que el Angiotac bajó y nos lanzamos nuevamente al trafical para seguir las correrías del día, porque aún nos esperaban varias cosas.

Para el mediodía, ya estábamos, también el padre Pepe y yo en la Curia Arzobispal de aquí de Monterrey para arreglar varios asuntos. Dios nos regaló la bendición de uno de los obispos auxiliares y el saludar a otros más. De allí, entre el ir y venir de vehículos que se sumergen en un tráfico que ahoga, llegamos a casa de mi madre a pedir un taquito y continuar las correrías del día a ir por el rumbo de Las Cumbres a otro asunto pendiente... ¡El tráfico vehicular allí es inimaginable hasta no vivirlo, tanto de ida como de regreso! Dejé al padre Pepe en nuestra Casa Fundacional y el resto de la tarde fue para vivirlo en la oficina parroquial atendiendo varios pendientes y rezando Hora Intermedia y Vísperas a como Dios me dio a entender, además de estar tomando agua y más agua para completar los dos litros que pidieron por el Angiotac, para desechar el líquido de contraste que nos inyectaron en la mañana. De allí siguió la Santa Misa, un oasis encantador en medio del trajín experimentando la paz que da el Señor en el altar y terminar el día en la parroquia en junta con el equipo del proyecto de Pastoral Familiar casi a las 9:30 de la noche.

El día aún no acaba. Llegué a casa a cenar y luego Dios nos regaló a mi madre y a mí la refrescante visita de unos amigos muy queridos que compartieron un rato, de esos que no se olvidan fácil, en una amena plática familiar. Hace rato recé el Rosario en Facebook, como todos los días trato de hacerlo y ahora escribo este pequeño pensamiento que es para el sábado y que ordinariamente a las 3 o 4 de la tarde ya está listo para el día siguiente... ¿Y saben qué? No he comentado nada del Evangelio de mañana y la hoja se me termina... El evangelio de este día es un fragmento (Lc 6,1-5) que se va repitiendo en unos y otros evangelistas con mensaje idéntico: Cristo está por encima de la Ley, y el hombre está sobre el sábado. Leyendo esto uno ve que no vale la pena hacer caprichos funestos sino poner la Ley del Espíritu como norma de vida, verdad y amor. Esa Ley que se graba en nuestro corazón y que nos hace amar a Dios en cada momento, en cada pequeño espacio de tiempo de todo lo que hacemos en un día bajo la mirada de María, la Virgen. Bueno, se me acaba la página para seguir escribiendo, pero lo más importante es que han visto que en la vida de un sacerdote misionero y Misionero de Cristo para la Iglesia Universal y Misionero de la Misericordia hay de todo, y todo va regido por la Ley del amor de Dios. Los dejo para rezar el Oficio de Lecturas y mis Completas ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

viernes, 2 de septiembre de 2022

«Vino nuevo en odres nuevos»... Un pequeño pensamiento para hoy


Todos sabemos que la vida es dinámica y que no debemos vivir en el pasado, sino recordar lo que nos ayude a vivir el presente y lanzarnos hacia el futuro. Puede ser que nuestras experiencias en el pasado hayan sido de gran felicidad o de mucho aprendizaje. Jesús nos dice hoy, por medio de la parábola del vino nuevo en odres nuevos (Lc 5,33-39) que todo lo que él nos regala es nuevo, con aire fresco y renovado y con una nueva oportunidad para hacer las cosas.

Cada día que pasa es el vino nuevo que corresponde a un odre nuevo, Dios siempre nos regala nuevas oportunidades... ¡son el vino nuevo de su gracia, de su misericordia, de su amor, de su compasión, de su Evangelio, de su presencia en la Eucaristía y en los demás sacramentos. «Jesús hace nuevas todas las cosas» y por lo mismo demanda siempre corazones nuevos. Por eso el Papa Francisco insiste en que hay que dar cabida a la «ley de las bienaventuranzas», a la «alegría» y a la «libertad que nos trae la novedad del Evangelio».

El odre —recipiente— donde se alojará ese vino nuevo debe ser nuevo también. Somos pecadores corriendo al verdadero Dios, sin prejuicios, sin incredulidad, buscando perdón y corazón abierto, para recibir la salvación y por eso somos odres nuevos. En este día, escuchemos a Dios que nos está diciendo que si realmente queremos que algo nuevo ocurra en nuestro paso por este mundo, algo nuevo tiene que ocurrir en nuestra vida. Que la Virgen santísima nos ayude y seamos odres nuevos para el vino nuevo. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

jueves, 1 de septiembre de 2022

«Cuando el tiempo pasa aprisa»... Un pequeño pensamiento para hoy


Empezamos hoy un nuevo mes. Al paso que vamos, cuando menos pensemos, llegaremos al fin del año. Hay estudios psicológicos que afirman que entre más años cumplimos más rápido parece ir el tiempo, aunque éste lleve la misma velocidad. Ya no tardan los comercios en sacar a la venta las cosas para Navidad, si no es que ya están y como a mí no me gusta ir a las tiendas no me he dado cuenta de ello. El caso es que vamos de prisa y hay que ver si en medio de estas prisas vamos también de prisa buscando la santidad, corriendo por alcanzar el Reino de los Cielos que se puede empezar a establecer desde aquí.

Para Cristo era importante el tiempo y su uso, él también fue de prisa recorriendo poblados y ciudades anunciando eso, la llegada del Reino. Hoy en el Evangelio (Lc 5,1-11) lo contemplamos urgiendo a los apóstoles a llevar la barca mar adentro, aunque Pedro le alega que ya han tratado de pescar toda la noche y no han logrado nada. Parece que han perdido el tiempo y este avanzó con inmensa lentitud... ¡tiempo perdido! Pero Jesús les hace ver que el tiempo sigue corriendo y la pesca resultará todo un éxito. Seguramente ese momento sí les pasó muy de prisa.

Es que no es lo mismo vivir el tiempo a solas o lejos de Dios y sus disposiciones, que hacerlo con él y siguiendo lo que nos invita a realizar. Me parece que a los que vamos caminando en este dinamismo del Reino el tiempo pasa rápido porque vamos de la mano de Cristo. Cierro esta breve reflexión con una oración: «Señor, dueño del tiempo, Tú nos has seducido porque eres un Dios de ternura, con la solicitud por nosotros y nuestro tiempo. Tu amor se ha hecho pasión para revelarnos tu proyecto: prendernos en las redes de tu benevolencia. Haz que sepamos abandonarnos a semejante pasión: danos aprovechar, acompañados de tu Madre santísima, el tiempo que nos das. Amén». ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.


«Santa Teresita del Niño Jesús, lo ordinario hecho de manera extraordinaria»... Un pequeño pensamiento para hoy


No puedo dejar de hablar en este primer día del mes de octubre de la santita que me ha acompañado cada día desde que me ordené sacerdote y que hoy la Iglesia celebra. Festejamos hoy a santa Teresita del Niño Jesús, la santa que en su breve vida hizo todo un programa de santificación que llamo: «caminito de la infancia espiritual» basado en la niñez de Nuestro Señor. Enferma de tuberculosis murió muy joven (1873-1897). Es doctora de la Iglesia y patrona de las misiones. En nuestro instituto misionero es patrona secundaria.

El Evangelio de hoy (Lc 10,17-24) tiene un fragmento que pronuncia Jesús y que me hace ir directamente al corazón de santa Teresita para reflexionar en la sencillez de su vida ordinaria vivida de manera extraordinaria: «¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien!

Yo creo que con santa Teresa del Niño Jesús, deberíamos poder repetir cada día al Señor, que queremos vivir así, de manera sencilla la vida ordinaria para hacerla extraordinaria. Santa Teresita es uno de los «pequeños» del Evangelio que se dejan llevar por Dios a las profundidades de su Misterio. Una guía para todos. Que con su sencillez y bajo el cuidado amoroso de María, demos mucha gloria a Dios haciendo extraordinariamente las cosas sencillas que hacemos cada día. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.