jueves, 15 de septiembre de 2022

«Nuestra Señora de los Dolores»... Un pequeño pensamiento para hoy


En la Iglesia Católica celebramos hoy la memoria de Nuestra Señora de los Dolores. La devoción a Nuestra señora de los Dolores viene desde muy antiguo. Ya en el siglo VIII los escritores eclesiásticos hablaban de la «Compasión de la Virgen» en referencia a la participación de la Madre de Dios en los dolores del Crucificado. Pronto empezaron a surgir las devociones a los 7 dolores de María y se compusieron himnos con los que los fieles manifestaban su solidaridad con la Virgen dolorosa. Hoy la Iglesia, después del salmo responsorial, nos invita a recitar una secuencia —que es opcional— para honrar a María Santísima que al pie de la Cruz acompaña y comparte los dolores de su Hijo Jesús.

La tradición cristiana, basada en los Evangelios, señala siete grandes dolores que  tuvo que afrontar María y que son objeto de devoción para los fieles cristianos: la profecía de Simeón por la cual una espada de dolor le atravesaría el alma; la huida de la Sagrada Familia a Egipto; los tres días que Jesús estuvo perdido en Jerusalén; el encuentro de María con su hijo Jesús cuando iba cargado con la Cruz camino del Calvario; su Muerte en la Cruz; el Descendimiento de la Cruz; y la colocación de su Cuerpo en el sepulcro. La devoción a los Dolores de María son una fuente inmensa de gracias divinas, porque estos dolores llegan a lo más profundo del Corazón de Cristo, pues son sufrimientos de María, su madre.

San Lucas, en el Evangelio de hoy (Lc 2,33-35) nos relata el primer dolor, el que abrirá la puerta a todos los demás: la profecía del anciano Simeón cuando María y José, con el niño Jesús en brazos, suben al templo de Jerusalén. Al celebrar hoy este día en honor a la Virgen de los Dolores, Jesucristo nos invita a ofrecer, por la salvación propia y por la de los demás, los mil dolores, casi siempre pequeños, de nuestra vida y las mortificaciones voluntarias. La Virgen nos anima a unirlos a la Cruz redentora de su Hijo y a convertir nuestros sufrimientos en un bien para nuestra propia persona, para nuestros seres queridos, para la comunidad parroquial y para la Iglesia. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.

P.D. Hoy por la noche se celebra el grito de Independencia de la nación mexicana. La inmensa mayoría de quienes leen mi mal hilvanado pensamiento diario son mexicanos como yo. Demos gracias al Señor por el don de la libertad y pidamos por este México, tan herido y necesitado de oración para salir adelante. Que María, la Santísima Virgen de los Dolores, nos proteja, nos ampare a todos y nos mantenga siempre muy cerca de su Hijo Jesús.

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