sábado, 10 de septiembre de 2022

«El árbol bueno produce frutos buenos»... Un pequeño pensamiento para hoy


Empiezo a escribir estas líneas a los 27 minutos de este día sábado 10 de septiembre porque por muchos motivos apenas he podido ponerme frente a la computadora a escribir mi reflexión. Y quiero empezar recordando que es de todos conocido que ha muerto este jueves pasado la reina Isabel II después de un largo periodo como monarca de 70 años. Isabel II es un personaje que va a trascender los siglos seguramente. El Papa Francisco, en su telegrama que envió al flamante rey Carlos III expresó: «Me uno para rezar por el eterno descanso de la difunta Reina, y para rendir homenaje a su vida de servicio incansable al bien de la Nación y de la Commonwealth, a su ejemplo de devoción al deber, a su testimonio inquebrantable de fe en Jesucristo y a su firme esperanza en sus promesas».

Volteo ahora y veo el evangelio de hoy y me topo con el pasaje de san Lucas (Lc 6,43-49) en el que habla del árbol bueno que produce frutos buenos y pienso en la reina y en los frutos que deja esta longeva mujer que llegó a los 96 años de vida y que tuvo un papel relevante en la historia de la humanidad. Aunque ella no fue católica, porque ya sabemos que Inglaterra se alejó de la Iglesia Católica desde tiempos del rey Enrique VIII, ciertamente vivió comprometida con su fe anglicana, muy parecida a la de nuestra fe católica y dentro de sus creencias vivió bajo la mirada de Dios cumpliendo con la encomienda que recibió desde que era muy joven y fue elegida reina.

La vida moral se verifica en sus frutos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien y creo que así debe haber sido en el caso de Isabel II y debe ser el caso de cada uno de nosotros que, encima de todo, buscamos vivir la verdadera fe en la Iglesia Católica. Aquello que hacemos y hablamos manifiesta qué clase de gente somos. No basta llamar Señor, Señor, a Jesús para decir que somos sus discípulos. Si en verdad hemos asentado firmemente en Él nuestra vida, permanezcámosle fieles en el testimonio que demos a través de nuestro trabajo a favor del Evangelio tanto con nuestras obras como con nuestras palabras. Pidamos por el eterno descanso de la reina Isabel y roguemos a María Santísima que pasemos, como su Hijo Jesús, por este mundo haciendo el bien. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario