Volteo ahora y veo el evangelio de hoy y me topo con el pasaje de san Lucas (Lc 6,43-49) en el que habla del árbol bueno que produce frutos buenos y pienso en la reina y en los frutos que deja esta longeva mujer que llegó a los 96 años de vida y que tuvo un papel relevante en la historia de la humanidad. Aunque ella no fue católica, porque ya sabemos que Inglaterra se alejó de la Iglesia Católica desde tiempos del rey Enrique VIII, ciertamente vivió comprometida con su fe anglicana, muy parecida a la de nuestra fe católica y dentro de sus creencias vivió bajo la mirada de Dios cumpliendo con la encomienda que recibió desde que era muy joven y fue elegida reina.
La vida moral se verifica en sus frutos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien y creo que así debe haber sido en el caso de Isabel II y debe ser el caso de cada uno de nosotros que, encima de todo, buscamos vivir la verdadera fe en la Iglesia Católica. Aquello que hacemos y hablamos manifiesta qué clase de gente somos. No basta llamar Señor, Señor, a Jesús para decir que somos sus discípulos. Si en verdad hemos asentado firmemente en Él nuestra vida, permanezcámosle fieles en el testimonio que demos a través de nuestro trabajo a favor del Evangelio tanto con nuestras obras como con nuestras palabras. Pidamos por el eterno descanso de la reina Isabel y roguemos a María Santísima que pasemos, como su Hijo Jesús, por este mundo haciendo el bien. ¡Bendecido sábado!
Padre Alfredo.
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