miércoles, 14 de septiembre de 2022

«No ser como niños caprichosos»... Un pequeño pensamiento para hoy


Algunas veces, en el Evangelio, Jesús pone de buen ejemplo a los niños y nos invita a ser como ellos (cf. Mt 18,3-4) pero, el día de hoy (Lc 7,31-35), nos habla de los niños caprichosos, esos niños que, como él dice, no participan en los juegos de los demás. Y es que el mismo Cristo así ve a los escribas y fariseos que se creen dueños de la ley se comportan como niños necios. En varios pasajes del Evangelio podemos ver cómo éstos se empecinan en ideas fijas que los vuelven inoperantes ante la cambiante realidad del Reino que anuncia Jesús. La propuesta de los legalistas no corresponde al Espíritu de Dios que con sabiduría muestra un nuevo designio en Cristo.

A disgusto de los escribas y fariseo, el pueblo de Israel que sigue a Jesús ha dado la razón a Dios, aceptando su designio y cambiando radicalmente de conducta. El plan de Dios, la Sabiduría, se ha encarnado ahora en Jesús: todos los que se le han adherido le dan la razón con su compromiso personal, compartiendo con él las mismas «amistades». La viabilidad del plan de Dios no pasa por operaciones y cálculos complicadísimos de supercomputadoras celestiales ni se puede demostrar con los argumentos más sofisticados de la apologética: son los «discípulos–misioneros» los que con hechos de vida demuestran que la sociedad alternativa propugnada por Jesús no es pura utopía, sino que se hace realidad visible.

Ante esto hay que preguntarnos si hacemos vida los valores del Reino que Jesús viene a anunciar. También a la luz de este pasaje tenemos que ver si participamos activamente en la vida de nuestra parroquia, de nuestro grupo, del movimiento eclesial al que pertenecemos o somos también como esos niños caprichosos que no quieren participar. Con María santísima, como intercesora, busquemos hacer vida los valores del Reino en nuestra familia y en nuestra comunidad. Tomar en serio al Señor en nuestra existencia significa dejar que Él renueve nuestra vida y nos ayude a actuar conforme a la fe que profesamos activamente. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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