martes, 27 de septiembre de 2022

«Los hijos del trueno»... Un pequeño pensamiento para hoy


Con el pasaje que el Evangelio de hoy nos propone para la Misa (Lc 9,51-56), empieza toda una larga sección, propia de san Lucas, a la que los estudiosos del tema llaman «el viaje a Jerusalén». En Lc 9,51 se nos dice que «Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén», y este largo viaje durará diez capítulos del Evangelio, hasta Lc 18,14. Ha llegado para Jesús la hora de ser llevado al cielo. Ha terminado su predicación en Galilea, y todo va a ser desde ahora «subida» a Jerusalén, o sea, hacia los grandes acontecimientos de su muerte y resurrección. De paso va a ir adoctrinando a sus discípulos sobre cómo tiene que ser su seguimiento.

El pasaje nos muestra también el primer acontecimiento relevante que se presenta en este viaje cuando Jesús envía mensajeros por delante. Éstos tienen que atravesar territorio samaritano y no les reciben bien —porque los samaritanos no pueden ver a los judíos, sobre todo si van a Jerusalén—. La reacción de Santiago y Juan es drástica: «¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?» Jesús les tiene que corregir, y duramente. 

Esa acción me hace pensar en cómo actuamos nosotros cuando algo nos sale mal, cuando experimentamos el rechazo por parte de alguien: ¿somos tan violentos como los «hijos del trueno», Santiago y Juan? ¿Reaccionamos así cuando alguien no nos hace caso o nos lleva la contra? La violencia no puede ser nuestra respuesta al mal, hemos de actuar con la paciencia que Jesús aplica en esta y en otras muchas ocasiones. Pidamos, por intercesión de María Santísima, que todo rasgo de violencia se aleje de nuestro corazón. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

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