martes, 28 de febrero de 2023

Llegamos al final del segundo mes del año»... Un pequeño pensamiento para hoy


Llegamos hoy al final del segundo mes de año, el más corto en nuestro calendario. Según el calendario gregoriano, que usamos de manera oficial en casi todo el mundo y que debe su nombre a su propulsor, el papa Gregorio XIII, este segundo mes del año es el que menos días tiene. Febrero tiene 28 días y, cada cuatro años, 29. Y es que, de hecho, febrero es un mes relativamente joven. El calendario es algo que se fue elaborando poco a poco, y sería largo meternos aquí en una explicación completa. El mejor ajuste de los días y meses del año que se conoce en la antigüedad, es el cambio que hizo Julio César, en que a todos los meses se les añadió un día más y pasaron de tener 29 días a 30 o de 30 a 31 para completar 365 días al año. Este calendario, llamado juliano, en su honor, tenía la excepción de esto en febrero, que, por estar el último en la cola, porque el año comenzaba en aquellos tiempos en marzo, no se llevó día extra y se ratificó como el mes más corto del calendario. Además, se estableció también que, con el objetivo de evitar el desajuste que existía respecto al año solar, cada cuatro años habría un año bisiesto. 

El papa Gregorio, para ajustar varios errores que habían quedado en el calendario, durante su pontificado tomó la iniciativa de elaborar un nuevo calendario y decretó que el día siguiente al 4 de octubre de 1582 sería 15 de octubre. Así, para compensar el desajuste acumulado, el Papa eliminó 10 días del año 1582. También, modificó la fecha del inicio del año desde el 24 de marzo al 1 de enero, situándola en el momento que en la actualidad sigue usándose como referencia. Así es como ahora febrero, el mes más corto del año, no es el último sino el segundo. Nuestra vida, la de todos, creyentes y no creyentes, buenos y malos, transcurre en esta tierra bajo la regulación del calendario. 

Hoy la primera lectura de la misa, tomada del profeta Isaías (Is 55,10-11) nos recuerda algunas estaciones del calendario, que, en aquellos tiempos, era regido no por el sol, sino por la luna. Isaías pone en boca del Señor estas palabras: «Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar... así será la palabra que sale de mi boca». Eso nos recuerda los días del calendario en los que hay lluvia, que tanto la anhelamos aquí en norte de México y los días de invierno, que en algunas partes causa tantos estragos. Así, Isaías, profeta del consuelo, contempla cuanto hay de bello y de hermoso en el calendario, para devolver a su pueblo atribulado la ilusión y la esperanza. El profeta tiene la profunda seguridad de que el Señor está presente en los sufrimientos de su pueblo y que un día les ha de devolver su alegría y su patria. El calendario nos seguirá llevando al encuentro con la Pascua, para celebrar la resurrección del Señor. Caminemos hacia ella con María. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

lunes, 27 de febrero de 2023

«Diversas obras de misericordia»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy escribo con un poco de temor y temblor, pues tengo un pequeño discurso y oración en el quincuagésimo segundo aniversario de la fundación del sindicato de trabajadores de nuestro querido municipio de San Nicolás de los Garza en el Teatro de la Ciudad. Ciertamente no es común que actos religiosos tengan cabida en un ambiente en el que seguramente hay gente de todo tipo de mentalidades y de diversas creencias religiosas, sin embargo no puedo negar que me dio un gusto enorme cuando la licenciada Irma Martínez Zavala, mujer creyente y de fe profunda me invitó a tener esta pequeña intervención en este festejo.

Me anima mucho que el día de hoy el Evangelio nos presenta, para reflexionar en nuestro camino cuaresmal, el tema de las obras de misericordia (Mt 25,31-46) que el Señor expresa en su predicación y que obviamente encierran muchas más que no cabrían en las páginas de toda la Sagrada Escritura. Yo creo que una obra de misericordia muy valiosa es responder a las peticiones que los amigos nos hacen, como en este caso de la licenciada Irma, para llevar la presencia de Dios a diversos ambientes. Y así como ésta, habrá muchas otras obras más, como por ejemplo, hacer reír al triste o calmar al desesperado.

Las obras de misericordia que aparecen en este relato de san Mateo todos las conocemos, pero... ¿qué oras obras de misericordia crees que puedas practicar tú en concreto en esta Cuaresma? Cada momento de la Cuaresma nos dará la oportunidad de practicar alguna de estas obras. Este lunes pudiera ser el acentuar algo que realmente dignifica nuestra vida: la atención a los últimos. Son los más necesitados, los más olvidados... ¿Y quiénes son nuestros olvidados? Quizá el padre o la madre a la que tienes días de no llamarles por teléfono... Tal vez aquel vecino que sabes está enfermo y hace tiempo no le has dado la vuelta ni has preguntado cómo sigue... A lo mejor el sacerdote de tu parroquia que algo necesita... en fin, tú sabes. Que María santísima interceda por nosotros y nos abra el corazón. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

domingo, 26 de febrero de 2023

«En el camino cuaresmal»... Un pequeño pensamiento para hoy


El miércoles pasado iniciamos nuestro camino cuaresmal y hoy hacemos, en nuestro andar, una primera estación de servicio en nuestro primer domingo de Cuaresma. Siempre, cada uno de nosotros, en cualquier edad de nuestra existencia en esta vida que es pasajera, está en camino, hace camino. Pero, sorprendentemente, nos damos cuenta de que no siempre avanzamos a la misma velocidad, es más, no siempre avanzamos: a veces retrocedemos. Porque el camino de cada uno de nosotros —pequeños y grandes, jóvenes y viejos— debería llevarnos cada vez más a tener una densidad mejor de amor en nuestra vida, una mayor profundidad de verdad en nuestro pensar y obrar... Y, como todos sabemos, no siempre es así: con frecuencia, en vez de avanzar, retrocedemos, o —por lo menos— nos quedamos estancados como el tráfico de la avenida Gonzalitos en hora pico, como si ya tuviéramos en nosotros bastante amor, bastante verdad, bastante bondad y generosidad.

El tiempo de Cuaresma que apenas iniciamos hace unos días, es una invitación a revisar cómo va nuestro camino. Es, sobre todo, una invitación —una invitación de Dios, evidentemente— a llenarnos de esperanza en la posibilidad que todos tenemos de avanzar más y mejor por nuestro camino de cada día, para vivir más abiertos a la verdad, más penetrados de amor, más transparentes a la bondad. Y esto, a pesar del conjunto de tentaciones que van apareciendo al recorrer esta senda. Hoy el Evangelio (Mt 4,1-11) nos habla de las tentaciones que sufrió Jesús en el desierto. Si nos damos cuenta, estas cuestiones, a simple vista halagadoras para Jesús, no lo hacen perder el tiempo y detenerse en el camino. Según la narración, a Jesús se le ofrece abundancia para él —podría convertir las piedras en pan—, triunfo para él —ser sostenido por ángeles al tirarse del alero del Templo—, poder para él —«te daré todos los reinos del mundo»—.

Pero, qué hizo Jesús. Como digo, él no se quedó atorado en el camino. Jesús no quiso convertir las piedras en pan para él, sino que luego multiplicó unos panes para alimentar a los demás; Jesús no quiso bajar gloriosamente del alero del templo, pero no quiso tampoco bajar de la cruz, porque su camino fue compartir su vida con los sencillos, con los pobres, con los pecadores; Jesús no se arrodilló ante ningún ídolo, ante ningún poder de este mundo, pero sí se arrodilló antes sus doce discípulos para lavarles los pies. Así Jesús, fiel y obediente a la voluntad del Padre, avanzó por su camino y nos dejó camino abierto para que también nosotros le sigamos. Pidamos a María santísima la gracia de seguir avanzando por el camino cuaresmal aprovechando las distintas prácticas de Cuaresma, especialmente, diría yo, los Ejercicios Espirituales que en este tiempo nos ofrecen nuestras comunidades parroquiales. ¡Bendecido domingo!

Padre Alfredo.

sábado, 25 de febrero de 2023

«22 aniversario de nuestra parroquia de Nuestra señor del Rosario en San Nicolás»... Un pequeño pensamiento para hoy


Ayer empezamos las fiestas de aniversario de nuestra parroquia de Nuestra Señora del Rosario en San Nicolás y hoy es la fiesta principal con la celebración de la Misa Solemne del 22 aniversario de esta querida comunidad parroquial que presidirá el excelentísimo señor don César Garza Miranda, O.F.M., obispo auxiliar de Monterrey y de la que, por gracia de Dios, a pesar de mis miserias, desde hace un año y medio soy el párroco. Curiosamente hace 22 años, cuando se creó la parroquia, a mí me nombraron su primer párroco, pasaron los años, giré por el mundo con mi corazón misionero y aquí estoy de vuelta. Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero siguiendo la voluntad de Dios aquí estoy. Me parece, entonces, que el día de hoy, nos viene bien reflexionar sobre qué es la parroquia y quién es el párroco. Primero que nada diré que aquí somos dos sacerdotes, pues tengo como vicario parroquial al padre Luis Gerardo Montemayor, también Misionero de Cristo como yo, pero que está enfermo desde el día 25 de diciembre y no viene al Templo. Sigamos pidiendo por él.

Normalmente identificamos las parroquias con una iglesia o un templo, pero una parroquia es mucho más que eso. Una parroquia es una comunidad estable de fieles puesta bajo el cuidado de un párroco, quien es nombrado por el obispo para cuidar, como buen pastor, esta pequeña porción de la Iglesia. La tarea del párroco y sus colaboradores se resume en la triple misión de Jesucristo como sacerdote, profeta, rey: Administrar los sacramentos, especialmente la Eucaristía que es el corazón de la parroquia, predicar la Palabra de Dios y regir o apacentar el rebaño que le ha sido confiado. Nuestra parroquia tiene 10 sectores territoriales y un sector virtual que es el de los jóvenes, pues estos acuden de muy diversas partes de la ciudad. Sin duda alguna, el elemento central de nuestra identidad como parroquia es nuestro amor filial a la Virgen, y en concreto la devoción a Nuestra Señora del Rosario. Diariamente, en nuestra comunidad, además de la celebración de la Eucaristía, se tiene el rezo del santo rosario.

Las personas se sienten ligadas a nuestra parroquia porque existen vínculos que se han formado a lo largo de la historia de estos 22 años y más. Pues primeramente era una capilla perteneciente a la parroquia de la Coronación de la Virgen del Roble, de donde se desprendió. Algunos trabajaron con esfuerzo por edificar esta Iglesia, aquí se casaron, aquí bautizaron a sus hijos, aquí se confiesan y participan en la misa cada domingo, aquí han velado a sus seres queridos y a algunos los tienen en los nichos. Hace poco una señora me decía: padre yo quiero que mis cenizas se queden aquí, donde está mi familia y mis amigos, para que recen por mí. Yo no sé si mis cenizas quedarán aquí en alguno de los nichos de los Misioneros de Cristo, pero lo que sí sé es que estoy convencido de que, por ahora, el Señor me quiere aquí y soy muy feliz con la comunidad. Ayúdenme a darle gracias a Dios y a seguirle pidiendo a nuestra Señora del Rosario, que interceda por toda nuestra comunidad parroquial. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

viernes, 24 de febrero de 2023

«El sentido del ayuno»...Un pequeño pensamiento para hoy


En la Cuaresma, hay dos días en los que el ayuno es obligatorio: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Sin embargo, la Iglesia recomienda hacerlo todos los viernes de Cuaresma si es posible y no se contrapone con cuestiones de salud. Hoy es viernes, por lo tanto, quienes lo deseen, pueden ofrecer la práctica del ayuno. Pero ¿qué sentido tiene y por qué ayunar? Primeramente me detendré, en mi reflexión de hoy, en compartirles las bases bíblicas del ayuno. Moisés y Elías ayunaron durante cuarenta días antes de ir ante la presencia de Dios (Éx 34,28, 1 Re 19, 8). Ana, la profetisa, ayunó para prepararse a la venida del Mesías (Lc 2,37). Todos querían ver a Dios y consideraban que el ayuno era un requisito previo básico. Los apóstoles ayunaban cuando Jesús ya no estaba con ellos, después de la resurrección y de la ascensión de Jesús (Hch 13, 2-3 y 14,23). 

Pero el día de hoy, en nuestro itinerario de Cuaresma, el Evangelio de hoy (Mt 9,14-15) nos dice que los Apóstoles, cuando estaban con Jesús, no ayunaban, porque ciertamente, como dice el mismo Jesús: «¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos?» De esta manera Jesús nos hace ver que antes del «ayuno», antes del sacrificio, debe estar la alegría de estar «con el Esposo», con Dios. Este texto nos ayuda a ver que con la venida de Jesús ha empezado la gran fiesta de los esponsales de Dios con la humanidad; por eso hemos de rehuir a la tristeza y vivir en el clima alegre de la nueva alianza, que debe impregnar las necesarias prácticas penitenciales. El ayuno está relacionado con el tiempo de la espera. No hay que olvidar que Jesús mismo ayunó en el desierto, resumiendo en sí la larga preparación de la humanidad en la instauración del Reino. Pero, cuando comienza el ministerio público, Jesús puede decir con toda razón que el Reino está ya allí; ha llegado el esposo, y no conviene que los «amigos del esposo» ayunen mientras el esposo está con ellos; el ayuno no tiene si no se relaciona con la espera de Jesús. Nosotros también deseamos entrar a la presencia de Dios que se nos manifiesta en Jesús y por lo mismo, es que ayunamos.

De esta manera, la Iglesia ha permanecido fiel a este concepto del ayuno y su reciente legislación depende de él. El ayuno cristiano es, en la Cuaresma especialmente, ocasión para un encuentro con Dios que nos ha enviado a Jesucristo que, muriendo en la cruz, nos ha alcanzado la salvación y nos invita a resucitar con él. La Iglesia no está aún sino parcialmente en los últimos tiempos: camina todavía y espera una plenitud sin duda todavía lejana; en este sentido el ayuno —y sobre todo la penitencia que éste refleja— se celebra en determinados períodos del año en que la Iglesia se encuentra de manera particular en estado de vigilia, como es Cuaresma. Por eso podemos decir que lo que importa en el ayuno no solamente la privación de alimento, sino también, y sobre todo, la seriedad de la fe en las tareas de la vida para que sean la expresión más viva del servicio de Dios y de los hombres con un espíritu penitencial de ofrenda a Dios para purificar el corazón y recibir así la gracia de Dios. Que María nos siga ayudando a entender en plenitud, el sentido del ayuno en nuestra Cuaresma. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

jueves, 23 de febrero de 2023

«El sacramento de la alegría»... Un pequeño pensamiento para hoy


¡Cómo no voy a estar feliz si este Miércoles de Ceniza, que empezó para mí a las 5 de la mañana, confesé en la mañana de 11:00 a 1:00 y en la tarde de 3:00 a 9:30!... ¿Se imaginan cuántas almas se pudieron acercar a gozar de la misericordia de Dios en este hermosísimo sacramento? Eran marejadas de gente que desde temprano abarrotaron nuestra parroquia. Por la tarde el padre Carlos me ayudó a confesar de 4:00 a 6:00 y el padre Israel de 6:00 a 8:00. Así, cada vez estoy más convencido de que el sacramento de la Reconciliación es el sacramento de la alegría y este día ofrece una oportunidad única para que muchos «peces gordos» se acerquen a la red de la misericordia y del perdón.

Ahora sigo viviendo este gozo y veo la primera lectura de la misa, tomada del libro del Deuteronomio (Dt 30,15-20) que nos presenta la historia de los dos caminos, que es la historia del hombre: bien y mal, maldición y bendición, fidelidad e idolatría, vida y muerte, obediencia y traición, la senda ancha y la estrecha... En la elección se juega el futuro del hombre y su vida. Y es que en la vida la pasamos eligiendo, haciendo opciones pequeñas o grandes. Ser cristiano no es una opción pequeña, sino de las fundamentales, o mejor, la fundamental y a veces el hombre, cautivado por miles de las cosas llamativas del mundo se olvida de su condición privilegiada de hijo de Dios. Por eso necesita reconciliarse con Él regresando al buen camino. ¡Qué alegría por tanta gente que se confesó y llenó de esta misma alegría su corazón!

 Ser discípulo–misionero de Cristo no es un cargo honorífico, ni un doctorado honoris causa. No hay clase business o premier. Hay condiciones claras que se resumen en tres líneas que el Evangelio de hoy (Lc 9,22-25) nos presenta y que, reconciliados con Dios por la gracia de la confesión, se pueden vivir: «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar la vida, la perderá; pero el que pierda la vida por mi causa, la salvará». El tiempo de Cuaresma nos da la posibilidad de revisar nuestra vida y analizar lo que debemos cambiar o llevar a metas más altas de santidad. Agradezcamos al Señor, con María, siempre fiel a Dios, el regalo que el sacramento de la Reconciliación nos ofrece para retornar al buen camino. ¡Bendecido jueves eucarístico y sacerdotal!

Padre Alfredo.

miércoles, 22 de febrero de 2023

«Miércoles de Ceniza»... Un pequeño pensamiento para hoy


En medio de las carreras de nuestra vida ordinaria iniciamos hoy el camino cuaresmal con la celebración del Miércoles de Ceniza, que es el día que muchísima gente considera como el más importante para acudir al templo, aunque no sea este un día en que obligue la asistencia a Misa y aunque tampoco el recibir la ceniza sea algo obligatorio. Donde quiera que he estado como misionero y me ha tocado el Miércoles de Ceniza hay colas prácticamente interminables para recibir la ceniza, incluso en África, donde me tocó ver cómo hasta musulmanes llegaban al Templo a recibir la ceniza. ¿Qué representa para ti este día? ¿Cómo vives el Miércoles de Ceniza? ¿Hacia dónde va tu pensamiento y tu corazón el día de hoy?

Este gesto simbólico de la ceniza, propio de este día, es uno de los que ha calado en la comunidad cristiana, y puede resultar muy pedagógico si se hace con autenticidad, sin precipitación; con sobriedad, pero expresivamente. Es un buen momento para dejar que resuene y se comente la Palabra de Dios en una celebración previa a la imposición de la ceniza, que así comunica con facilidad su mensaje de humildad y de conversión. Al escuchar: «polvo eres y en polvo te convertirás» recordaremos nuestra condición de criaturas frágiles, necesitadas de Dios y, ante las palabras de la otra fórmula que se utiliza para imponer la ceniza y que dice: «arrepiéntete y cree en el evangelio» nos concientizaremos de la necesidad que tenemos de convertir nuestro corazón para seguir los planes que Dios tiene para nuestra salvación.

Yo empezaré el día haciendo mi ejercicio espiritual seguido del ejercicio físico para luego, guardando el ayuno, celebrar la santa misa a las 9:30 de la mañana y bendecir allí la ceniza que será impuesta sobre la cabeza de los feligreses tanto en el templo parroquial como en los diferentes sectores que integran nuestra parroquia. Por supuesto yo seré el primero que reciba la ceniza, porque también yo, hombre débil, necesito convertirme a la Pascua del Señor. Luego la impondré sobre la cabeza de los fieles y me sentaré a confesar la mayor parte del día para ofrecer un espacio que propicie la conversión de nuestra comunidad parroquial y arranquemos el sendero cuaresmal que nos lleva a la Pascua con un corazón arrepentido que haya experimentado la misericordia de Dios. Con María, avancemos hacia la Pascua. ¡Bendecido Miércoles de Ceniza!

Padre Alfredo.

martes, 21 de febrero de 2023

«En el camino»... Un pequeño pensamiento para hoy


Acabo de caer en la cuenta de que me emocioné ayer con el hecho de que empezamos a leer en la misa diaria el libro del Sirácide y no me acordé que este miércoles será ya el inicio de la Cuaresma con el miércoles de ceniza, así que hoy dejamos de leer este bello libro del Antiguo Testamento para entrar de lleno a los diferentes textos que, en la Cuaresma, sin seguir una continuidad de algún libro en especial, como en el Tiempo Ordinario, nos van llevando por el camino penitencial que abre nuestros corazones a la conversión para llegar al gozo de la Pascua.

La primera lectura del día de hoy (Eclo 2,1-13) y el evangelio (Mc 9,30-37), nos ayudan, e alguna manera, a marcar este alto del Tiempo Ordinario para entrar de lleno a la Cuaresma. Meditando estos textos, vemos que quien se decide empezar a vivir al servicio del Señor no emprende un camino fácil. Las dos lecturas no disimulan las dificultades sino que las resaltan. Será imprescindible vigilar y guiar el corazón, valentía y serenidad de espíritu para perseverar en este camino. Porque inexorablemente vendrá la hora de la prueba.

La Palabra de Dios nos lleva a reflexionar en que el hombre de Fe puede hallar en la «presencia» de Dios un reconfortante del cual suele verse privado el hombre de hoy que vive ensimismado en el humanismo ateo. Pero esto no es algo automático. Ese «compañerismo» que Dios ofrece a los que sufren por su causa, ha supuesto para Él vivir personalmente la cruz del hombre, en Jesucristo y para eso nos ayudará el tiempo de Cuaresma que iniciaremos el día de mañana. Preparemos el corazón para recibir mañana la ceniza que nos recuerde nuestra condición de peregrinos que, con María, vamos camino a la resurrección pascual. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

lunes, 20 de febrero de 2023

«El libro del Sirácide»... Un pequeño pensamiento para hoy


Las misas de entresemana tienen siempre la peculiaridad de tener lecturas que son continuadas, para que así, en la celebración, vayamos recorriendo los libros de la Sagrada Escritura tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento en dos años. Lo mismo sucede los domingos, en donde tenemos tres ciclos para encontrarnos con lo más importante de la Biblia. El día de hoy, lunes de la séptima semana del Tiempo Ordinario, comenzamos el libro del Sirácide, llamado también «Eclesiástico», porque así lo bautizó san Cipriano, tal vez porque es muy usado en la Iglesia —Ecclesia, en latín—, de hecho después del libro de los Salmos, este es el libro del Antiguo Testamento más usado en las lecturas litúrgicas.

El Eclesiástico es un libro deuterocanónico —Los deuterocanónicos son textos y pasajes del Antiguo Testamento considerados por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa como canónicos, que no están incluidos en la Biblia hebrea— que fue escrito en hebreo hacia el año 190 a. JC. en Jerusalén, por Ben-Sirac, un judío culto y experimentado, de allí su nombre «Sirácide». Su obra parece recoger en parte sus enseñanzas de escuela. El escrito llegó a ser tan popular que un nieto del autor, emigrado a Egipto hacia el año 132 a. JC. se lo llevó consigo y lo tradujo al griego, en beneficio de cuantos no conocían el hebreo. Le hizo un prólogo, además, con una introducción de su puño y letra en la que hace los elogios del Libro, del autor y declara las razones que le indujeron a traducirlo.

Las primeras palabras del libro dicen: «Toda sabiduría proviene del Señor y está con él eternamente». Esta es la clave de todo lo restante. Ben Sirac posee un sólido «humanismo» que llama «sabiduría» que, a la vez, es inseparable de su fe. Según él, el éxito del hombre, el arte del bien vivir, procede de una correspondencia, de una sintonía, con la voluntad de Dios. Ojalá que la mayoría de mis lectores puedan seguir estos días la lectura continuada de este bellísimo libro, ya sea por asistir a misa diaria o por leer las lecturas de la misa en casa. Que la Virgen María nos ayude en esta lectura y nos acompañe a descubrir cuál es esa sabiduría que hemos de adquirir para hacer en todo momento la voluntad de Dios y alcanzar la salvación. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

domingo, 19 de febrero de 2023

«La Misa con niños»... Un pequeño pensamiento para hoy


Cada domingo, desde fines de diciembre que se enfermó el padre Luis Gerardo —mi vicario, que no ha regresado al Templo por cuestiones de salud— celebro la Misa con niños cada domingo a las 11 de la mañana. A esta celebración e la Eucaristía asisten muchos de los niños del catecismo y de los grupos Heaven y Conquista con sus catequistas, dirigentes, papás y familiares. Esta celebración es un gozo y representa para mí, a mis 61 años de edad, todo un reto para ponerme a la altura de los pequeños, para lo cual me ayuda mucho, en primer lugar, sentarme junto a ellos en los escalones del presbiterio para que no se tuerzan el pescuezo mirando a lo alto, aunque haga peripecias para pararme. Además de que hay que tener la suficiente destreza y agilidad para seguir los cantos con movimientos en los que se me enreda la mano izquierda con la derecha. A la hora de la predicación, hay que enfrentarse a los más atrevidos, que interrumpen inocentemente el sermón para participar activamente con algún comentario una que otra vez subido de tono, en el sentido de que es difícil sacar del atolladero teológico en que se meten los niños al escuchar las difíciles y desconocidas palabras para ellos o a los que sin pelos en la lengua denuncian situaciones concretas de injusticia ante las que uno queda mudo.

Sin embargo, es una bendición el que el Señor nos dé a los sacerdotes la oportunidad de llegar al corazón de estas almitas inocentes que, como esponjitas, captan mucho más que algunos adultos despistados, las cosas de Dios. Este domingo hay que vérselas para explicar que Dios va mucho más allá de nuestros criterios humanos en la cuestión el amor. El pasaje de san Mateo de hoy (Mt 5,38-48) nos presenta el rostro de un Dios amoroso que nos habla de la perfección del amor... Un Dios que invita a no hacer resistencia al mal, un Dios que invita a poner la mejilla izquierda al que golpea primero la derecha, un Dios que pide dar no solamente la túnica sino también el manto, un Dios que camina dos mil pasos para el servicio del prójimo, un Dios que indica que al que pide hay que darle y al que quiere que se le preste no se le niegue tal bondad... pero... aquí viene lo peliagudo... ¿Qué ve la mayoría de nuestros niños a su alrededor, empezando algunos de ellos en los que tienen cerca? ¿Cómo pedirle a alguien algo que no alcanzan a ver con claridad en un ambiente osco en done no hay caridad? ¿Qué tiempo se les dedica para que vivan estos valores desde pequeñitos?

Apenas hace poquito, un cartel de una maestra en Argentina, causó polémica entre los papás de una escuela que se indignaron por lo que puso y el asunto se hizo viral. El escrito decía así: «Queridos papitos: Atiendo a su solicitud de no enviar tareas para la casa, porque es de nuestra “responsabilidad” como profesores enseñar las materias y no de ustedes, es por eso que quiero pedirles que no manden más a la escuela niños irresponsables, faltos de respeto, sin bañarse, deshonestos, flojos y prepotentes, porque esa es su “responsabilidad” y no la deben delegar en nosotros. Gracias papitos». Tal vez indigne también a algunos papás lo que yo anoto aquí, pero, en la Iglesia también los sacerdotes, catequistas y dirigentes esperamos niños que ya traigan los valores del reino inculcados desde su casa, niños que en el hogar han aprendido lo que es compartir, lo que es perdonar, lo que es obedecer con alegría, lo que es servir, los que es amar al estilo que Cristo ha venido a traer a nuestras vidas. ¿Ustedes que piensan? ¿Están de acuerdo conmigo? Que María santísima y el justo y casto José, que seguro sembraron los valores que luego Cristo desarrolla en sus predicaciones intercedan por los formadores. ¡Bendecido domingo y bienvenidos todos los niños a Misa!

Padre Alfredo.

sábado, 18 de febrero de 2023

No cesará, Señor, mi boca de alabarte... Un pequeño pensamiento para hoy


¡Qué bonito el salmo responsorial de la Misa de este día! Me quedo con él, entre tosido y tosido, para la reflexión de este día. Por cierto, con tanto remedio que me ha llegado, voy mejorando mucho. Voy al estribillo del salmo que dice: «No cesará, Señor, mi boca de alabarte» y los invito a ver al salmista que alaba al Señor, admirable por su grandeza, su misericordia, su omnipotencia, su verdad, su providencia y su justicia... ¡Por cuántas cosas hemos de alabar a Dios! 

A la beata María Inés le dolía mucho, en sus tiempos, que no se le diera a Dios la alabanza que se merece... ¡cómo sufriría en esta época que nos toca vivir en donde Dios ha sido sacado de escena en muchos campos de nuestra vida diaria! Meditar en salmos como este nos ayuda a acrecentar nuestra alabanza al Señor y nos invita a anunciar sus «obras y proezas» como dice el mismo salmo.

Todas las criaturas dependemos de la providencia de Dios, y por eso hemos de estar anhelantes esperando que nos envíe sus bienes para subsistir. Particularmente, con los hombres fieles y piadosos se muestra generoso y complaciente, respondiendo a sus invocaciones en los momentos de necesidad. Pidamos a María santísima, que admiró la obra del Señor que ha hecho maravillas, que nos ayude a alabarle siempre. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

viernes, 17 de febrero de 2023

«Mi reflexión, con tos de perro»... Un pequeño pensamiento para hoy


Como lo prometí en la posdata del pensamiento para el día 14, regreso esta noche a la computadora para compartir mi reflexión para este viernes y lo hago en primer lugar compartiéndoles que hace unos momentos, antes empezar a analizar lo que quiero compartir, me metí a Internet a buscar por qué se dice «tengo una tos de perro que no puedo con ella» y me encontré esto: «se trata de una tos seca, afónica, asociada a un ronqueo y que puede asemejarse al ruido del ladrido de un perro, de ahí su nombre y que se produce por una irritación excesiva de la garganta». Yo la verdad no sé si la tos que traigo desde el 15 en la noche es «tos de perro», pero lo que sí sé es que hace mucho que no sufría de tos fuera de mi alergia común y que ahora tiene un tono diferente y me tiene aquí, como decimos vulgarmente: «todo cholenco». Pero bueno, lo importante es que gracias al mi querido doctor Porfirio ya estoy medicado —además del té de bugambilia que me trajo mi sobrina Irina, el remedio de limón que me preparó mi cuñada Yoyina, el cuidado de mi madre y la ringlera de remedios que me compartieron a la hora de estar confesando tose y tose—  y en esta condición de una gripa inesperada pero bien cuidada, tal vez debida al viaje relámpago que tuve que hacer los días 14 y 15 y por lo cual no compartí mi reflexión, escribo estas líneas.

Quiero hacer este momento de meditación, reflexión u oración que defiero con ustedes penetrando en el relato de la primera lectura de la Misa del día de hoy que en un fragmento del libro del Génesis, que se está leyendo de manera continuada en estos días, narra el suceso de la Torre de Babel (Gn 11,1-9). ¡Qué página de la Biblia tan sorprendente profética! El autor sagrado nos ofrece una profunda visión de la humanidad a nivel de símbolos, pues sabemos que estos relatos, inspirados por Dios, no son estrictamente históricos. El relato me parece muy actual, porque yo creo, como muchos otros que se acercan a este episodio, que Babel es «nuestro tiempo actual»... la historia de nuestro mundo contemporáneo que de mil maneras busca comunicarse y que ha hecho esta Torre telemática en la que nos sumergimos para comunicarnos unos con otros en las redes sociales con ayuda de diccionarios electrónicos que nos hacen escribir y ser leídos prácticamente en cualquier idioma del mundo.

Pero nos damos cuenta de que no basta hablar la misma lengua para poder dialogar. Entre las naciones, las clases sociales, las etapas de la vida... a pesar de tener los traductores más modernos, es difícil entenderse. Entre padres e hijos, de una generación a otra, la incomprensión se insinúa y acaba instalándose. Entre esposos, entre colegas, ciertos silencios que comienzan y duran, con signo de que no se tiene ya nada que decir, que para nada serviría hablarse, que se es incapaz de comprender, entre naciones que no llegan establecer los criterios de paz... Vamos en el mundo como si se viviera en universos diferentes. ¿De dónde procede ese trágico mal entendido? Ciertamente de algo que a todos nos quiere atacar: el orgullo. Porque el conflicto, la lucha de clases, los racismos, los descartes de toda especie se hallan en el corazón de la humanidad que hace a un lado a Dios y no quiere escuchar. Cuando el hombre cierra su corazón a la acción de Dios y se siente él mismo todopoderoso, la vida no marcha. La unidad no se puede sostener solamente en hablar la misma lengua, sino en tener el mismo corazón, y éste, lleno de los sentimientos de Cristo. Pidamos a María santísima que nos ayude a escuchar a Dios, a hacerlo parte necesaria de nuestra convivencia humana. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

martes, 14 de febrero de 2023

«El día el amor y san Valentín»... Un pequeño pensamiento para hoy

El mundo en el que nos movemos celebra hoy el día del amor y la amistad. Son muchos los que piensan que este día se celebra desde hace poco y que surgió como propaganda por los centros comerciales. Pero, como católicos, como discípulos¬–misioneros de Cristo, nos toca a nosotros clarificar varios detalles de esta fiesta. El origen de esta fiesta proviene de una hermosa e increíble historia que data de la época del Imperio Romano; señalando como protagonista a Valentín de Terni, un sacerdote católico. La celebración es de origen anglosajón y comenzó a cobrar notoriedad a partir del siglo XIV, tomando como nombre «Día de los Enamorados o Día del Amor y la Amistad». San Valentín nació en Terni, Italia, cerca del año 175. Fue un obispo muy famoso por su evangelización, milagros y curaciones durante el siglo III bajo el gobierno del Emperador Claudio II quien prohibía la celebración de matrimonios entre los jóvenes. El gobernante decía que: «Los solteros sin familia son mejores soldados, ya que no tienen ataduras.»

San Valentín consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador celebrando en secreto matrimonios para jóvenes enamorados. El emperador Claudio se enteró y lo mandó encarcelar. fue torturado y decapitado el 14 de febrero del año 270. Lo mataron de noche y en secreto para evitar la reacción del pueblo de Terni donde era muy amado. En el año 496 DC el Papa Gelasio escogió la fecha del 14 de febrero para honrar a san Valentín. Sus restos mortales se conservan en la Basílica de su mismo nombre, que está situada en la ciudad italiana de Terni. Cada 14 de febrero dicho templo celebra una hermosa ceremonia donde las parejas presentes realizan un acto de compromiso un año antes de casarse.

Ahora, ante esta fecha especial, cabe preguntar a los novios y esposos enamorados: ¿Cuántos de ustedes están dispuestos a ver su matrimonio como una auténtica vocación de amor, que se hace oportunidad de poner ese llamado al servicio del Señor?  San Valentín antepuso su misión a su vida y la ofreció por la validación del sacramento del amor. Hagamos un alto este día para elevar una oración por todas las parejas de matrimonios y de novios, y pidamos a Dios por intercesión de su Madre santísima, el renacer del sacramento del matrimonio en el mundo. ¡Feliz día del amor y de la amistad y bendecido martes!

Padre Alfredo.

P.D. NO HABRÁ «PEQUEÑO PENSAMIENTO» PARA MIÉRCOLES 15 Y JUEVES 16 DE FEBRERO DE ESTE 2023... REGRESO A LA COMPUTADORA EL JUEVES EN LA NOCHE PARA HACER LA REFLEXIÓN PARA EL VIERNES. ¡MIL GRACIAS Y BENDICIONES A TODOS!

lunes, 13 de febrero de 2023

«Dios sigue preguntando: ¿Dónde está tu hermano?»... Un pequeño pensamiento para hoy


Desde las primeras páginas de la Biblia, que la primera lectura de estos días nos va presentando en el libro del Génesis que estamos leyendo (Gn 4,1-15.25), mucho antes de que Cristo Jesús nos diera la consigna del amor fraterno, ya Dios está pidiendo cuentas de la sangre de un hermano, o también, pudiéramos decir, de su fama, como nos hace decir el salmista en el salmo responsorial de este día: «Te pones a insultar a tu hermano y deshonras al hijo de tu madre. Tú haces esto, ¿y yo tengo que callarme? ¿Crees acaso que yo soy como tú? No, yo te reprenderé y te echaré en cara tus pecados» (Del salmo 49). Deberíamos al escuchar esto en nuestro interior como la voz de Dios que nos pegunte: «¿Dónde está tu hermano?». Es de esperar que no contestemos como Caín: «¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?»

Yo solamente tengo un hermano de sangre: Eduardo Antonio. Lalo, como le decimos de cariño es esposo, papá y abuelo. Gracias a Dios a pesar de la distancia kilométrica en territorio que en algunas épocas de la vida nos ha permitido el Señor vivir, por mi condición de misionero, estamos unidos en el corazón y nunca, hasta el día de hoy, gracias a Dios, ha habido un problema entre nosotros. «Hermano», «hermana», son palabras que el cristianismo ama mucho. Y gracias a la experiencia familiar, son palabras que todas las culturas y todas las épocas comprendemos, pero por desgracia, en medio de este mundo del que el materialismo y el consumismo va chupando lo que le estorba por el camino, muchos hermanos se distancian por diversos motivos y en algunos, el relato de Caín y Abel se vuelve a repetir.

¿Tienes hermanos o hermanas? Encomiéndalos a Dios desde tu condición de hombre o mujer de fe. Dale gracias al Creador por esta bendición. La hermandad es tan hermosa, que Jesucristo ha llevado a su plenitud también esta experiencia humana del ser hermanos y hermanas, asumiéndola en el amor trinitario y potenciándola para que vaya más allá de los vínculos de parentela y pueda superar todo muro de ajenidad. Cuántos de nosotros tenemos amigos que consideramos como hermanos. Volviendo al relato bíblico observamos con detenimiento que Dios pregunta a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?». Esta es una pregunta que el Señor continúa repitiendo a cada generación. Pongamos, bajo la mirada de María, nuestra condición de hermanos y pidamos por ellos, nuestros hermanos de sangre y a quienes queremos como hermanos. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

domingo, 12 de febrero de 2023

«El gozo de cumplir la obligación»... Un pequeño pensamiento para hoy


«Obligación» es una palabra que la sensibilidad de mucha gente de hoy, consciente o inconsciente, acusa como motivo de un cierto malestar. A muchos, sobre todo a las generaciones jóvenes, les molesta lo impuesto, aunque sea algo venido de Dios. Recuerdo que hace tiempo publiqué en mi muro de Facebook una invitación a asistir a la misa de domingo recordando que la asistencia a la misa dominical es «obligatoria»... ¡Qué cosa! No se imaginan, o quizá alguno de ustedes vio los comentarios, algunos de ellos ofensivos, que me pusieron por haber puesto la palabra «obligatoria».

Este hecho tiene su explicación y hemos de ser sinceros y escudriñar nuestro interior. La queja, tantas veces oída, de que los mandamientos de Dios eran negativos más que positivos es consecuencia de una visión incompleta y muy tosca del pensamiento bíblico. Hoy el libro del Eclesiástico (Eclo 15,16-21) nos pone las cosas en claro. El sabio reflexiona sobre el hombre, y ve que por su libertad es dueño de su destino y es totalmente responsable de su realización. El bien y el mal, la vida y la muerte, se le ofrecen como opción. Para decidir tiene una luz y una guía en los mandamientos que conducen a la vida (Dt 30,15ss). La libertad es a la vez grandeza y riesgo. Responsabiliza al hombre en su lograrse o malograrse. Ni lo uno ni lo otro acontecen en ausencia de Dios.

Ayer celebramos en la parroquia los 65 años de vida consagrada de nuestra hermana Misionera Clarisa Juanita Oropeza Cuevas en una ceremonia muy emotiva que presidió Mons. Heriberto Cavazos Pérez, obispo auxiliar de Monterrey y en la que concelebramos varios sacerdotes cercanos a la hermana Juanita. En ella, a estas alturas de su vida, vemos la plena realización de una mujer consagrada que, guiada por los mandamientos y viviendo en el capo religioso la palabra «obligación» ha hecho de su vida, un andar feliz que contagia a muchos y que mueve montañas. A la luz de esto le pido a la santísima Virgen su intercesión para que todos veamos claro que vale la pena entender y vivir lo que debemos hacer por obligación. ¡Bendecido domingo y muchas felicidades madre Juanita!

Padre Alfredo.

viernes, 10 de febrero de 2023

«Hacerlo todo bien»... Un pequeño pensamiento para hoy


En el año 2019, el Papa Francisco, en la XXIII Jornada de la Vida Consagrada, el Papa Francisco afirmaba: «La vida consagrada no es supervivencia, es vida nueva. Es un encuentro vivo con el Señor en su pueblo. Es llamada a la obediencia fiel de cada día y a las sorpresas inéditas del Espíritu. Es visión de lo que importa abrazar para tener la alegría: Jesús». Estas palabras me vienen bien para reflexionar en torno a la celebración que ayer jueves disfruté mucho presidiendo la Misa de los 65 años de vida consagrada de la hermana Misionera Clarisa Irene Estrada, a quien tengo el gusto de conocer desde que yo tenía 14 años de edad y era adolescente Vanclarista. Dios ha permitido que le haya podido acompañar en sus 50, 60 y ahora 65 años de vida consagrada.

Hoy viernes el Evangelio de san Marcos (7,31-37) en un pequeño fragmento, hablando de Jesús dice: «Todo lo ha hecho bien». Un consagrado, una consagrada, como dice el Santo Padre, no es, con los años, alguien que simplemente busca la «supervivencia», sino alguien que, como Jesús, busca «hacerlo todo bien» para glorificar al Señor con su vida, es decir, con su ser y su quehacer. La hermana Irene, ha mantenido su mirada fija en Jesús desde el primer día que llegó a la vida consagrada. Ella, como todo consagrado, ha buscado en todo momento tener abiertos los oídos para escuchar y los labios para hablar; para escuchar tanto a Dios como a los demás, sin hacerse sorda ni a la Palabra salvadora ni a la comunicación con el prójimo como buena misionera que es; para hablar tanto a Dios como a los demás, sin callar en la oración ni en el diálogo con los hermanos ni en el testimonio de nuestra fe.

Jesús ha sido el centro en la vida de la hermana Irene, quien tuvo la oportunidad de estar cerca de nuestra fundadora la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, otra alma que buscó siempre hacer todo bien... ¿Qué me queda de este valioso testimonio de perseverancia y fidelidad? Que procuremos también nosotros hacer todo bien: la oración; el trato con los familiares y las otras personas; el trabajo; el apostolado; la diligencia para formarnos espiritual y profesionalmente; etc., sabiendo que a Dios no le agradan las obras malas ni las obras mal hechas. La Sagrada Escritura afirma: «Las obras de Dios son perfectas» (Dt 32,4). Y el Señor, a través de Moisés, manifiesta al Pueblo de Israel: «No ofrezcan nada defectuoso, pues no les será aceptado» (Lev 22,20). Pidamos la ayuda maternal de la Virgen María. Ella, como Jesús, también lo hizo todo bien y así como ha ayudado a la hermana Irene a perseverar, nos ayudará también a nosotros. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

jueves, 9 de febrero de 2023

Rosita Estrada, una misionera que inspiró a otras almas a vivir la consagración a Dios... Vidas consagradas que dejan la huella de Cristo LXXXVII

Hace ya muchos años, en mis tiempos de seminarista en nuestra congregación de Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal, conocí a una monjita excepcional, una mujer joven y llena de Dios que respiraba por los poros de su ser el amor a Dios y el anhelo de que muchos viviéramos la gracia de Dios. Hablo de la hermana Rosa María Estrada Flores de quien ahora quiero compartir la reseña de su vida misionera que inspiró a otras almas a vivir la consagración a Dios en plenitud.

La hermana Rosita —como mejor la conocimos muchos— nació en Atotonilco el Alto, Jalisco, México, el 7 de septiembre de 1951. El 12 de diciembre de 1967, decidida a donar su vida como misionera, ingresó en la congregación religiosa de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento en la Casa Noviciado, de Cuernavaca, Morelos. Allí mismo, el 20 de agosto del año siguiente, inició su noviciado y el 25 de agosto de 1970 emitió sus votos temporales. 

Después de su formación inicial, Rosita recibió su cambio a Italia, a la comunidad de Garampi y posteriormente, a una comunidad que había en aquellos años en la clínica de Villa Angela. En 1974 sus superioras le destinaron a Madrid, y posteriormente a Pamplona, donde colaboró en el Colegio Mayor Santa Clara. Allí realizó su profesión perpetua consagrándose para toda su vida al Señor el 8 de diciembre de 1977. Allí, en esa comunidad donde hay un colegio mayor, permaneció hasta 1980 en que regresó a México a la Casa Madre en Cuernavaca. 

Posteriormente, estuvo en la Casa de Guadalajara, donde estudió enfermería y donde yo la conocí y traté varias veces en mis visitas a la comunidad de Guadalajara en diversos veranos en que ayudaba yo a manejar desde Cuernavaca a Guadalajara para llevar a las hermanas que estudiaban, en la Perla Tapatía, cursos de verano de espiritualidad con los padres carmelitas. ¡Cuanto me edificaba su sonrisa y su testimonio de generosidad que conservó siempre, con un espíritu jovial.

En el año de 1988, ya con experiencia como enfermera, recibió su cambio a Dublín, en Irlanda y, en 1997, llegó a la misión de Hardag, en la India, donde fue superiora local y maestra de novicias. Diez años después, en 1998 fue nombrada vicaria de la Región Indocoreana que en aquel entonces englobaba las casas de Corea y de India. 

En el año 2003, regresó a Guadalajara, ejerciendo su profesión como enfermera y el Señor me permitió verla de nueva cuenta varias veces y disfrutar de sus edificantes pláticas de la experiencia que había adquirido en las misiones, especialmente de los años que pasó en India, a donde siempre quiso volver. Nuestros hermanos Vanclaristas de Guadalajara, disfrutaban escuchando sus edificantes experiencias misioneras.

Siguiendo con su generosidad misionera, en el año 2008, fue destinada a la misión de Mazatán Chiapas, en el sur de México, donde colaboró hasta el año 2017 cuando regresó a Ranchi, India como hermana mayor de las casas de India. 

A fines del año 2020, la hermana Rosita regresó a Guadalajara por motivos de salud, pues habían aparecido en su vida algunas dolencias que requerían tratamiento médico. 

La hermana Rosita, siempre llena de entusiasmo, se entregó, como misionera, a diferentes tareas que le encomendaban sus superioras buscando, en cualquier lugar y ocupación, dar a Cristo a los hermanos. Era normal verla siempre con una sonrisa en su rostro y con una perenne actitud positiva, aun ante las adversidades, con la confianza puesta en el Señor y en la intercesión de María Santísima, a quien encomendaba todo lo que debía realizar. 

Sus hermanas en religión, las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, cuentas que fue una hermana que se esforzaba por animar a las demás religiosas, buscando obtener lo mejor de cada acontecimiento y hacer de la fraternidad un momento de gozo para el Señor. Muchas la recuerdan como una hermana cercana y muy humana con quienes convivía. Quería mucho a nuestra beata Madre Fundadora, la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, a quien conoció y buscó imitar y también mostró siempre un claro espíritu de pertenencia a la Familia Inesiana.

Ya en Guadalajara, en la Casa del Tesoro, donde residen las hermanas enfermas, se le veía colaborando en lo que estaba dentro de sus posibilidades y motivando a las hermanas a ofrecer con alegría su trabajo para la gloria de Dios y la salvación de las almas. Pero, a partir de ese mismo año, acompañó al Señor con la cruz de la enfermedad. Como consecuencia de los malestares que experimentaba, los médicos detectaron unos quistes malignos por lo que tuvo que dejar definitivamente la misión de la India para recibir el tratamiento oportuno para luchar contra el cáncer. Allí fue intervenida quirúrgicamente, y recibió quimioterapia y radioterapia. 

En octubre del año 2022, la hermana Rosita presentó algunos cambios neurológicos, se le detectó, además de los quistes, un tumor en el cerebro, del que también fue intervenida. Tuvo una ligera mejoría, pero al continuar con los estudios, estos revelaron que ya había una fuerte metástasis. 

Paulatinamente su salud se fue debilitando debido a la enfermedad, aunque fue atendida con mucha caridad por las hermanas de la Casa del Tesoro, en quienes dejó un testimonio de sencillez, gratitud y amor a la congregación. Se le veía entregar diariamente todos sus sacrificios al Señor por la salvación de las almas, particularmente por la misión de India, que llevó grabado en su corazón desde que pasó su primera etapa como misionera en esa querida misión que está en el ahora país más poblado del mundo con 1,428 millones de habitantes. Especialmente, allá en India, fue donde la hermana Rosita inspiró a otras almas a seguir a Cristo en la vida consagrada, pues con su ejemplo de vida y su testimonio, acompañó el caminar de postulantes y novicias de aquel lejano país.

Durante el tiempo de su enfermedad, la hermana Rosita se fue abandonando a la voluntad de Dios con mucha confianza, fortaleza, paz y serenidad para ir recibiendo lo que el Señor iba permitiendo en su vida que poco a poco, por los estragos del cáncer de iba minando. Así, poco a poco, esta edificante misionera entregó su alma a Aquél, a quien un día consagró su vida. 

El día 12 de enero de 2023, a las catorce horas con treinta y seis minutos, el Señor la llamó a su presencia a los 71 años de edad. Ahora, seguramente, el mismo Señor la ha recibido para celebrar, en su infinito amor y misericordia, las nupcias eternas.

Descanse en paz nuestra querida hermana Misionera Clarisa Rosa María Estrada Flores.

Padre Alfredo.

«Oremos por los sacerdotes y seminaristas»... Un pequeño pensamiento para hoy


Escribo estas líneas desde la casa de mis queridos amigos Eduardo y Rosalba Carrancá en Cuernavaca. Ellos son los papás de dos hermanas Misioneras Clarisas muy queridas, Liz y Cecy. Me ha traído a la ciudad de la eterna primavera un motivo maravilloso en la Casa de nuestras hermanas Misioneras Clarisas que mañana compartiré. Por lo pronto quiero recordarles que hoy es jueves y todos los jueves están dedicados al culto especial a la Eucaristía y a pedir por los sacerdotes y seminaristas; por su perseverancia y su santificación. Sabemos que la Iglesia, en general, atraviesa por una fuerte crisis debido a la falta de sacerdotes, ya que cada día son menos los jóvenes que se involucran en la Iglesia por la falta de fe reinante en el mundo actual. Pensadores que se dicen ateos, lideran el campo de la filosofía reinante y se llevan de paso las ilusiones que muchos pudieran tener de dar la vida a Cristo para que sea más conocido y amado en su presencia eucarística.

Sin sacerdotes no hay Eucaristía, eso es muy cierto. Así que da gusto encontrar a muchachos como Santiago Cárdenas Murillo, un joven seminarista a quien conocí el pasado domingo en la parroquia al celebrarse el día del Seminario. Por este motivo, cada fin de semana del mes de febrero, los pocos seminaristas que estudian en el Seminario de Monterrey, son enviados a hacer presencia en las parroquias a motivar a la comunidad para orar por su formación, para colaborar económicamente en su formación y para contagiar a otros jóvenes a seguir el llamado del Señor que a muchos hace y que, por razones obvias en nuestro mundo actual, no escuchan.

Santiago compartió su mensaje en cada una de las Misas y me edificó con su testimonio de alguien que, viviendo la alegría del Evangelio, quiere alcanzar el gozo de seguir y servir al Señor en la vocación sacerdotal. El Evangelio de hoy (Mc  7,24-30) nos presenta a Jesús que se compadece de la mujer sirio-fenicia y remedia su situación. Dios quiera darnos muchos jóvenes como Santiago, que, dejando penetrar el Evangelio en su corazón, calcan sus mismos sentimientos y anhelan ya el día de su ordenación sacerdotal. ¡Gracias Santiago y gracias jóvenes seminaristas por su «sí» al Señor! Oremos al Señor por intercesión de María, Madre de los sacerdotes que nos de muchas y muy santas vocaciones sacerdotales. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo. 

miércoles, 8 de febrero de 2023

«Cuidemos el interior de nuestras almas»... Un pequeño pensamiento para hoy


Es casi media noche y apenas encuentro espacio para sentarme frente a la computadora y escribir mi mal hilvanado pensamiento para mañana miércoles. Antes que nada debo confesar que no he dejado de estar conmocionado por el violento terremoto que sacudió Turquía y Siria y que en mi pensamiento para el día de ayer había escrito que iban más de 3,700 muertos. Apenas unas horas después les puedo decir que van al menos 8.000 muertos y unos 40.000 heridos y que, con estas dimensiones, podemos decir que es seguramente uno de los diez temblores más letales de la historia, pero la vida sigue, expresada muy claramente en un bebé que nació en medio de los escombros, según me platicó Claudia hace ya un buen rato.

Y esta vida, que no sabemos para nosotros cuándo terminará — me acuerdo que yo escapé al terremoto del 2017 en Ciudad de México— o cuándo y cómo se afectará de forma grave con alguna enfermedad o situación como esta del terremoto; pues pienso que habrá gente que ha perdido alguno de sus miembros y pienso también en los enfermos que requieren algún tratamiento para vivir —como mi inyección de Repatha— que ya no encontrarán sus medicamentos al alcance. No cabe duda de que estamos en manos de Dios y que tenemos que cuidar en todo momento nuestra mente y nuestro corazón para que haya un grandísimo espacio para Dios y para nuestro ser y quehacer según nuestra vocación.

Para este miércoles el Evangelio (Mc 7,14-23) nos dice que «nada de fuera puede manchar al hombre», que lo que le mancha «es lo que sale de dentro». Ramón Lucas Lucas, L.C. (1955), catedrático de Antropología filosófica y Bioética en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, en su libro «El hombre, espíritu encarnado», nos recuerda precisamente esto: el hombre es un espíritu encarnado y por eso debe cuidar todo lo referente a lo que reina en su corazón yendo hacia el núcleo fundamental de su existencia en el concepto de existir como ser sustancial, trascendente y espiritual cuyo cuerpo experimenta la muerte y cuya alma goza de la inmortalidad. Les invito a pedir por el eterno descanso de todas estas almas y que la Virgen María nos ayude a cuidar nuestro interior. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

martes, 7 de febrero de 2023

«¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?»... Un pequeño pensamiento para hoy

En la madrugada de ayer, un terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter sacudió el sureste de Turquía y el norte de Siria. Nueve horas después, un segundo temblor de 7,5 se registró en el centro de Turquía. estos temblores han provocado ya más de 3.700 muertos, 16.500 de heridos y un número aún por estimar de desaparecidos... y ¡cuántos kilómetros nos separan de estos dos lugares que mucha gente conoce solamente por el éxito de las telenovelas turcas y algunos cuantos por lo barato que salen los viajes a esas lejanas tierras en donde la vida, según los economistas y la experiencia de estos viajeros, es muy barato. Lo cierto es que en un instante grandes edificaciones han quedado reducidas a ruinas y la vida se ha extinguido para muchos. 

Al terminar de leer noticias sobre la situación me puse a escribir mi pequeño pensamiento y me encontré de frente con el salmo 8 y el estribillo que la liturgia de la Misa de hoy nos hace repetir en el salmo resposorial: ¡qué admirable, Señor, es tu poder! El salmo 8 nos presenta la estructura sólida del universo que se apoya en el brazo eterno de Dios. Él está presente universalmente, y por todas partes su nombre es excelso: «¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?» La vida, con sus acontecimientos tan terribles, como estos sismos, nos recuerdan que el hombre es muy poca cosa físicamente y que está expuesto a numerosas degradaciones y calamidades, a la furia de las borrascas y tempestades, a la devastación de los terremotos y los volcanes, al ímpetu de los torbellinos, a las ingentes olas del océano, a los estragos de la espada, el hambre, la peste, la covid-19 y a toda clase de enfermedades; y al final, parece que ha de hundirse en la tumba y su cuerpo será pasto de los gusanos...

Mucha gente, ante esta noticia desgarradora de estos terremotos se preguntará: ¿Está Dios presente en medio de esta catástrofe? Parece que el Dios que ha creado al hombre haciéndolo un poquito inferior a los ángeles, se deja sentir como silencioso en el centro mismo de esta dolorosa experiencia humana. Para entender tanto su presencia como su silencio uno tiene que referirse al drama de Cristo en la cruz. Uno no puede explicar el drama del Gólgota en términos racionales de lógica común. Dios no está sólo en las leyes sino también en el amor y el sufrimiento. El Dios presente en la naturaleza no es sólo inmanente al orden cósmico sino que lo trasciende, a él como a cualquier forma de orden y acompaña al hombre en su dolor... Sí, sé que es difícil de entender, pero Dios no abandona a su pueblo. Oremos por nuestros hermanos de Turquía y de Siria y encomendemos al cuidado de María santísima a nuestros hermanos mientras nos solidarizamos de muchas maneras con esto pueblos que sufren. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

lunes, 6 de febrero de 2023

«El viaje del Papa Francisco a África»... Un pequeño pensamiento para hoy


Ayer domingo concluyó el primer viaje apostólico internacional del Papa Francisco en este 2023. Este viaje es el número 40 en su pontificado. Un viaje del que poco se supo, porque las noticias que engloban «verdades» no son noticia. Yo pude enterarme un poco de este viaje al corazón de África por algunas páginas del Vaticano y de agencias católicas que compartían un poco de este periplo del Santo Padre a la República el Congo y a Sudán del Sur, hoy por hoy uno de los 10 países más pobres del mundo, entre los que está, como he compartido en otras ocasiones, nuestra querida Sierra Leona. Pero creo que, según datos muy certeros, Sudán del Sur es actualmente el más pobre, además de ser el país más joven del mundo, pues el 9 de julio de 2011, después de décadas de guerra alcanzó su libertad.

El Evangelio de hoy nos presenta una de las maravillosas escenas de Jesús rodeado por las multitudes (Mc 6,53-56). Así pude ver al Vicario de Cristo ahora en esas dos naciones tan lejanas a la mayoría de nosotros, rodeado de multitudes entre las que me llamó mucho la atención una escena en la que se ve a un niño entregando un billete de ínfimo valor para nosotros al Santo Padre como un donativo para la Iglesia... ¡Así me imagino que Cristo recibía lo que la gente, desde su corazón, entregaba con gusto para que él y sus apóstoles comieran algo entre aquel caminar intenso llevando la Buena Nueva!

Francisco —como le gusta que le llamen— tocó temas candentes, de esos de los que el mundo, en general, no quiere saber. Lo cierto es que el mensaje del Papa Francisco en clave de denuncia profética en su viaje a la República del Congo y a Sudán del Sur es un aldabonazo a favor de los derechos humanos fundamentales y contra el nuevo colonialismo desde el mensaje troncal del Evangelio. Condenó la violencia armada, las masacres, los abusos, la destrucción y la ocupación de las aldeas, el saqueo de campos y ganado, que se siguen perpetrando. También la explotación sangrienta e ilegal de la riqueza. Oremos por el Papa para que María santísima lo acompañe en todo momento y siga hablando con la verdad desde lo profundo del corazón para que Cristo reine. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

domingo, 5 de febrero de 2023

«Sal y luz del mundo»... Un pequeño pensamiento para h


Preparando la homilía para este domingo V del tiempo ordinario, que por cierto, nunca es igual a esto que escribo, que es mi reflexión personal, me llama la atención que apenas pasando el día de la Candelaria, el día en que se habla de Cristo como luz de las naciones, la palabra de Cristo en el Evangelio, nos dice que hemos de ser la sal y la luz del mundo (Mt 5,13-16). La sal, todos lo sabemos, es un elemento muy común y accesible para varios usos, especialmente para resaltar los sabores de la comida, aunque tiene otros usos, por ejemplo, para quitar la nieve de los caminos se esparce la sal y derrite la nieve. Su uso, en nuestro organismo, es fundamental para nuestra vida. Nuestro sistema necesita sal en proporciones adecuadas, ni más ni menos. En la cocina la sal es indispensable, y lo era mucho más en la antigüedad cuando no existían los sistemas de refrigeración con los que hoy contamos. La gente de nuestras comunidades allá en la misión de Sierra Leona, la usa para conservar el pescado. Junto a éstos, seguramente habrá otros muchos usos y aplicaciones que los seres humanos le hemos dado y le damos.

Sabemos lo que pasa con la sal si se «desala»... ¡ya no sirve para dar sabor! Y sabemos también que, a las cosas del Señor, hemos de ponerles sabor y color si queremos que fructifiquen nuestras obras con nuestros hermanos. Jesús nos pide dar ese sabor a lo que hemos aprendido de Él. Las obras de un buen católico, para ser sal, deben de ir por el lado del cuidado, poner un poquito de amor a cada paso y a cada persona que nos cruza. La palabra «sal» en boca de Jesús, es una invitación a dar el verdadero sentido a la vida, a lo que hacemos cada día; más todavía, a darle el buen sabor de la existencia, el gran regalo que Dios nos ha dado. Pero el Evangelio de hoy también dice que hay que ser «luz». Y basta un poco de luz... Luz para las almas, luz para los corazones, luz para cada persona que nos conoce, que conocemos, luz para contagiar la alegría que sólo Dios da. 

En estos días me llamó mucho la atención un artículo que encontré en Internet en el que un escritor dedicaba unas palabras a la tristeza diciendo que hay personas que se embarcan en ser eternamente tristes, como si la vida no les sonriese. Estas personas son las que no dan sabor, son las gentes del candelero debajo de la mesa...  Y pensar que basta sólo el don de la vida para llenarse de alegría y ser sal, ser luz. Cuánto más para nosotros, que somos discípulos–misioneros, antorchas de la humanidad. Yo creo que bien sabemos que cuando más se posee a Cristo más se irradia, más se comunica, es más, sale sólo desde dentro. Qué mejor fruto de nuestros pequeños ratos de oración, de esos buenos momentos que pasamos junto al Señor que el aprender a contagiar la alegría del alma que está plenamente iluminada por su gracia y que da sabor. María, la Madre del Señor y Madre nuestra sabe ser sal, sabe ser luz. Que ella nos contagie... ¡Bendecido domingo!

Padre Alfredo.

sábado, 4 de febrero de 2023

«Al regresar de Ejercicios»... Un pequeño pensamiento para hoy


Tomé el misal diario entre mis manos, como acostumbro hacerlo cada día y me detuve en un fragmento de la primera lectura (Hb 13,15-17.20-21). Yo creo que como acabo de terminar esta tanda de Ejercicios tocando el tema del sacerdote misericordiado y misericordioso, me quedo con un espíritu sacerdotal en mi alma y en mi ser totalmente renovado. Cada tanda de Ejercicios que imparto, me «cala» primeramente a mí antes que llegue al corazón de mis oyentes o de quienes comparten conmigo las reflexiones, como ha sucedido en este grupito en el que todos pudimos compartir en torno a cada charla en un ambiente de familia.

Esta lectura me ayuda a meditar en la verdadera «comunión» de Iglesia que supone vaciarse de sí mismo o de las propias ventajas. Hablamos mucho de la sencillez, de la humildad, del «olor a oveja» que debe tener el pastor. Y es que la kénosis —la doctrina del auto-despojo de Cristo en su encarnación— y obediencia al Padre fue así (Flp 2, 8). La lectura ésta, vista con detenimiento, nos deja ver que los dirigentes de la comunidad, especialmente a nivel de Iglesia universal —el Papa—, a nivel de iglesia particular —el Obispo— y a nivel parroquial —el Presbítero— hacen presente a Cristo sacerdote.

Pero desde el Papa, hasta el Sacerdote recién ordenado, son —somos, en mi caso— siempre signos pobres de Iglesia, no pocas veces ridiculizados y criticados, pero son el necesario fundamento de la unidad y comunión eclesial para que la misericordia de Dios fluya por todo el pueblo de Dios y trascienda fronteras. Obedecer a Cristo, escondido bajo estos signos, supone correr la misma suerte de crucifixión y de muerte, sin ninguna ventaja humana ni aun por parte de la Iglesia o de ellos mismos. Les invito, además a fijar los ojos en el último párrafo de esta lectura —que no transcribo aquí— y que nos hace agradecer los dones que hemos recibido para dar gloria a Dios. Así, de la mano de María, y con la bendición del Señor, éstos, mis hermanos sacerdote y yo, dejamos Jesús María y regresamos a la vida ordinaria. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

viernes, 3 de febrero de 2023

«Misericordiados para ser misericordiosos»... Un pequeño pensamiento para hoy


Vamos llegando al final de nuestros días de Ejercicios Espirituales en Jesús María. Nos espera la vida ordinaria del sacerdote a partir del domingo con la celebración de las Misas que tenemos asignadas. San Ignacio de Loyola, el iniciador de los Ejercicios Espirituales dice: «Los Ejercicios son todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender, así para el hombre poderse aprovechar a sí mismo, como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos». (San Ignacio, Monumenta Ignatiana, v.1, p.113). Estamos casi llegando al final de nuestras reflexiones que han girado en torno al sacerdote misericordiado y misericordioso. El Evangelio de hoy (Mc 6,14-29) nos habla de Juan el Bautista, en concreto de su martirio y eso me anima a seguir dando la vida en mi ministerio sacerdotal, aunque haya que navegar contra corriente en este mundo. Pro, quiere detenerme, más bien, en contemplar el valor infinito que tiene el tener estos tiempos de retiro en la vida sacerdotal.

No podemos negar que el rimo frenético de la vida moderna crea personas llenas de cosas y actividades pero profundamente insatisfechas, y los sacerdotes, no estamos exentos de esto. Las múltiples actividades ocasionan una dispersión que hace a veces difícil enfrentar las contrariedades de vida porque esta no está ordenada a su último fin. Aquí está la clave de los días especiales dedicados a los Ejercicios: ordenar y enfocar la vida a lo importante, dejando lo efímero y pasajero de lado y en nuestro caso, como sacerdotes, re-estrenar el gozo y la alegría del ministerio. Sé que mucha, muchísima gente está orando por nosotros y eso no encontramos con que pagarlo, porque, la oración del pueblo de Dios, sostiene el ministerio sacerdotal.

San Juan Pablo II decía que «los sacerdotes somos testigos y canales por donde fluye la misericordia de Dios que acoge y que salva». Benedicto XVI, de feliz memoria, afirmaba que «la misericordia es el vestido de luz que el Señor nos ha dado en el bautismo. No debemos dejar que esta luz se apague; al contrario, debe aumentar en nosotros cada día para llevar al mundo la Buena Nueva de Dios». El Papa Francisco, no se cansa de hablarnos de la necesidad de ser sacerdotes misericordiosos, pero, para eso, hemos de cultivar una espiritualidad profunda que nos lleve a ser conscientes de que, antes de ser misericordiosos, debemos experimentar el ser misericordiados por Dios. Así que ustedes sigan orando por intercesión de María Santísima, Madre de los sacerdotes, por nosotros, porque los sacerdotes debemos de trabajar en nuestra conversión personal y hacer nuestro mejor esfuerzo para lograr la conversión de la Iglesia de Cristo. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

jueves, 2 de febrero de 2023

«Caminando en la esperanza»... Un pequeño pensamiento para hoy


Este jueves celebramos la fiesta de «La Presentación del Señor». Una celebración de un misterio de Cristo, en el que los personajes —María, Simeón y Ana, además de la presencia velada de san José— participan cada uno a su modo. La santísima Virgen tiene una función muy próxima a Jesús, una función que hay que conectar con la Pasión —una espada atravesará tu alma— y los otros personajes obtienen un papel iluminador del misterio muy colateralmente. A la par de esta fiesta se celebra la jornada de la Vida Consagrada que instituyó san Juan Pablo II en 1997 y que este año tiene por lema: «Caminando en esperanza».

San Pablo VI en su exhortación apostólica «Marialis cultus» nos recuerda que esta fiesta de la presentación del Señor es «la celebración de un misterio de la salvación realizado por Cristo, al que la Virgen estuvo íntimamente unida como Madre del Siervo doliente de Yahvé, como ejecutora de su misión referida al antiguo Israel y como modelo del pueblo de Dios, constantemente probado en la fe y en la esperanza por el sufrimiento y la persecución». El pueblo de Dios, actualmente, sigue   siendo probado en la fe y en la esperanza, por eso nos viene bien no solo a los que somos religiosos y pertenecemos a alguna institución de consagrados en la Iglesia, sino a todos, caminar en la esperanza.

Las personas consagradas, que en general hacen tres votos: pobreza, castidad y obediencia, tratan de confiar caminando en esperanza aun cuando no tienen, como su maestro, «dónde reclinar la cabeza» porque Dios es su desde, en y hacia dónde. Los religiosos, en medio de este mundo devorado por diversas ideologías que juntas, sacan de quicio el ritmo de la vida de fe, de compartir caminando en esperanza «aun cuando no llevan bastón ni alforja ni una capa o túnica de sobra» porque «los hermanos son su con quién». Y tratan de acompañar caminando en esperanza, «aun cuando no consiguen más que un par de monedas que echar en la ofrenda del templo». Pero ellos, o más bien dicho nosotros, porque yo también soy un consagrado, luchamos por mostrar al mundo un camino de esperanza. Encomendados a María sigamos así, caminando sin perder la esperanza. ¡Bendecida fiesta de La Presentación del Señor y feliz jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.

miércoles, 1 de febrero de 2023

«El carpintero, la fe y los milagros»... Un pequeño pensamiento para hoy


El Evangelio de la Misa de hoy (Mc 6,1-6) nos muestra a Jesús que vuelve a encontrarse en su medio ambiente y en medio de su familia de sangre. Pero, yendo más allá de los lazos de sangre, Jesús tiene una nueva familia: sus discípulos, los que escuchan la Palabra de Dios, los que tienen fe en Él, los que le escuchan y serán enviados. El evangelista nos narra que a Jesús, los más cercanos a él lo veían solamente como un hombre, incluso en otro pasaje del mismo Evangelio se apunta que le consideraban loco (Mc 3,21). Se ve, con claridad, que para aquella gente que lo veía como «el carpintero, el hijo de María» era difícil ir más allá para contemplarle como el Mesías.

Jesús les decía: «Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa», y san Marcos nos dice que no pudo hacer milagros allí. Esta imposibilidad de hacer milagros, no viene de que no tenga ya poder para ello... sino que se relaciona con la falta de Fe. Todo milagro supone la Fe. Pero no se trata de una condición, como si la confianza del enfermo condicionara el éxito de su curación. De hecho, la fe es «necesaria» para comprender el milagro y para recibirlo. Pero a los suyos, les faltaba fe... «¡Vino a los suyos y los suyos no le recibieron!» (Jn 1,11).

Nosotros somos ahora «los de su casa», los más cercanos al Señor, los que celebramos incluso diariamente su Eucaristía y escuchamos su Palabra. ¿Puede hacer «milagros» porque en verdad creemos en él, o se puede extrañar de nuestra falta de fe y no hacer ninguno? ¿No será que algunas veces otras personas más alejadas de la fe nos podrían ganar en generosidad y en entrega gracias a la profundidad de su Fe? Si le reconocemos como el enviado de Dios, hemos de aceptar también lo que está predicando sobre el Reino, lleno de novedad y compromiso y eso nos ha de conducir a una vida mejor. Que María, la Madre del «carpintero», nos ayude a seguir de cerca de Jesús y a hacer vida los valores del Reino. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.