jueves, 2 de febrero de 2023

«Caminando en la esperanza»... Un pequeño pensamiento para hoy


Este jueves celebramos la fiesta de «La Presentación del Señor». Una celebración de un misterio de Cristo, en el que los personajes —María, Simeón y Ana, además de la presencia velada de san José— participan cada uno a su modo. La santísima Virgen tiene una función muy próxima a Jesús, una función que hay que conectar con la Pasión —una espada atravesará tu alma— y los otros personajes obtienen un papel iluminador del misterio muy colateralmente. A la par de esta fiesta se celebra la jornada de la Vida Consagrada que instituyó san Juan Pablo II en 1997 y que este año tiene por lema: «Caminando en esperanza».

San Pablo VI en su exhortación apostólica «Marialis cultus» nos recuerda que esta fiesta de la presentación del Señor es «la celebración de un misterio de la salvación realizado por Cristo, al que la Virgen estuvo íntimamente unida como Madre del Siervo doliente de Yahvé, como ejecutora de su misión referida al antiguo Israel y como modelo del pueblo de Dios, constantemente probado en la fe y en la esperanza por el sufrimiento y la persecución». El pueblo de Dios, actualmente, sigue   siendo probado en la fe y en la esperanza, por eso nos viene bien no solo a los que somos religiosos y pertenecemos a alguna institución de consagrados en la Iglesia, sino a todos, caminar en la esperanza.

Las personas consagradas, que en general hacen tres votos: pobreza, castidad y obediencia, tratan de confiar caminando en esperanza aun cuando no tienen, como su maestro, «dónde reclinar la cabeza» porque Dios es su desde, en y hacia dónde. Los religiosos, en medio de este mundo devorado por diversas ideologías que juntas, sacan de quicio el ritmo de la vida de fe, de compartir caminando en esperanza «aun cuando no llevan bastón ni alforja ni una capa o túnica de sobra» porque «los hermanos son su con quién». Y tratan de acompañar caminando en esperanza, «aun cuando no consiguen más que un par de monedas que echar en la ofrenda del templo». Pero ellos, o más bien dicho nosotros, porque yo también soy un consagrado, luchamos por mostrar al mundo un camino de esperanza. Encomendados a María sigamos así, caminando sin perder la esperanza. ¡Bendecida fiesta de La Presentación del Señor y feliz jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.

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