jueves, 9 de febrero de 2023

«Oremos por los sacerdotes y seminaristas»... Un pequeño pensamiento para hoy


Escribo estas líneas desde la casa de mis queridos amigos Eduardo y Rosalba Carrancá en Cuernavaca. Ellos son los papás de dos hermanas Misioneras Clarisas muy queridas, Liz y Cecy. Me ha traído a la ciudad de la eterna primavera un motivo maravilloso en la Casa de nuestras hermanas Misioneras Clarisas que mañana compartiré. Por lo pronto quiero recordarles que hoy es jueves y todos los jueves están dedicados al culto especial a la Eucaristía y a pedir por los sacerdotes y seminaristas; por su perseverancia y su santificación. Sabemos que la Iglesia, en general, atraviesa por una fuerte crisis debido a la falta de sacerdotes, ya que cada día son menos los jóvenes que se involucran en la Iglesia por la falta de fe reinante en el mundo actual. Pensadores que se dicen ateos, lideran el campo de la filosofía reinante y se llevan de paso las ilusiones que muchos pudieran tener de dar la vida a Cristo para que sea más conocido y amado en su presencia eucarística.

Sin sacerdotes no hay Eucaristía, eso es muy cierto. Así que da gusto encontrar a muchachos como Santiago Cárdenas Murillo, un joven seminarista a quien conocí el pasado domingo en la parroquia al celebrarse el día del Seminario. Por este motivo, cada fin de semana del mes de febrero, los pocos seminaristas que estudian en el Seminario de Monterrey, son enviados a hacer presencia en las parroquias a motivar a la comunidad para orar por su formación, para colaborar económicamente en su formación y para contagiar a otros jóvenes a seguir el llamado del Señor que a muchos hace y que, por razones obvias en nuestro mundo actual, no escuchan.

Santiago compartió su mensaje en cada una de las Misas y me edificó con su testimonio de alguien que, viviendo la alegría del Evangelio, quiere alcanzar el gozo de seguir y servir al Señor en la vocación sacerdotal. El Evangelio de hoy (Mc  7,24-30) nos presenta a Jesús que se compadece de la mujer sirio-fenicia y remedia su situación. Dios quiera darnos muchos jóvenes como Santiago, que, dejando penetrar el Evangelio en su corazón, calcan sus mismos sentimientos y anhelan ya el día de su ordenación sacerdotal. ¡Gracias Santiago y gracias jóvenes seminaristas por su «sí» al Señor! Oremos al Señor por intercesión de María, Madre de los sacerdotes que nos de muchas y muy santas vocaciones sacerdotales. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo. 

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