miércoles, 1 de febrero de 2023

«El carpintero, la fe y los milagros»... Un pequeño pensamiento para hoy


El Evangelio de la Misa de hoy (Mc 6,1-6) nos muestra a Jesús que vuelve a encontrarse en su medio ambiente y en medio de su familia de sangre. Pero, yendo más allá de los lazos de sangre, Jesús tiene una nueva familia: sus discípulos, los que escuchan la Palabra de Dios, los que tienen fe en Él, los que le escuchan y serán enviados. El evangelista nos narra que a Jesús, los más cercanos a él lo veían solamente como un hombre, incluso en otro pasaje del mismo Evangelio se apunta que le consideraban loco (Mc 3,21). Se ve, con claridad, que para aquella gente que lo veía como «el carpintero, el hijo de María» era difícil ir más allá para contemplarle como el Mesías.

Jesús les decía: «Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa», y san Marcos nos dice que no pudo hacer milagros allí. Esta imposibilidad de hacer milagros, no viene de que no tenga ya poder para ello... sino que se relaciona con la falta de Fe. Todo milagro supone la Fe. Pero no se trata de una condición, como si la confianza del enfermo condicionara el éxito de su curación. De hecho, la fe es «necesaria» para comprender el milagro y para recibirlo. Pero a los suyos, les faltaba fe... «¡Vino a los suyos y los suyos no le recibieron!» (Jn 1,11).

Nosotros somos ahora «los de su casa», los más cercanos al Señor, los que celebramos incluso diariamente su Eucaristía y escuchamos su Palabra. ¿Puede hacer «milagros» porque en verdad creemos en él, o se puede extrañar de nuestra falta de fe y no hacer ninguno? ¿No será que algunas veces otras personas más alejadas de la fe nos podrían ganar en generosidad y en entrega gracias a la profundidad de su Fe? Si le reconocemos como el enviado de Dios, hemos de aceptar también lo que está predicando sobre el Reino, lleno de novedad y compromiso y eso nos ha de conducir a una vida mejor. Que María, la Madre del «carpintero», nos ayude a seguir de cerca de Jesús y a hacer vida los valores del Reino. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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