El Eclesiástico es un libro deuterocanónico —Los deuterocanónicos son textos y pasajes del Antiguo Testamento considerados por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa como canónicos, que no están incluidos en la Biblia hebrea— que fue escrito en hebreo hacia el año 190 a. JC. en Jerusalén, por Ben-Sirac, un judío culto y experimentado, de allí su nombre «Sirácide». Su obra parece recoger en parte sus enseñanzas de escuela. El escrito llegó a ser tan popular que un nieto del autor, emigrado a Egipto hacia el año 132 a. JC. se lo llevó consigo y lo tradujo al griego, en beneficio de cuantos no conocían el hebreo. Le hizo un prólogo, además, con una introducción de su puño y letra en la que hace los elogios del Libro, del autor y declara las razones que le indujeron a traducirlo.
Las primeras palabras del libro dicen: «Toda sabiduría proviene del Señor y está con él eternamente». Esta es la clave de todo lo restante. Ben Sirac posee un sólido «humanismo» que llama «sabiduría» que, a la vez, es inseparable de su fe. Según él, el éxito del hombre, el arte del bien vivir, procede de una correspondencia, de una sintonía, con la voluntad de Dios. Ojalá que la mayoría de mis lectores puedan seguir estos días la lectura continuada de este bellísimo libro, ya sea por asistir a misa diaria o por leer las lecturas de la misa en casa. Que la Virgen María nos ayude en esta lectura y nos acompañe a descubrir cuál es esa sabiduría que hemos de adquirir para hacer en todo momento la voluntad de Dios y alcanzar la salvación. ¡Bendecido lunes!
Padre Alfredo.
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