Y esta vida, que no sabemos para nosotros cuándo terminará — me acuerdo que yo escapé al terremoto del 2017 en Ciudad de México— o cuándo y cómo se afectará de forma grave con alguna enfermedad o situación como esta del terremoto; pues pienso que habrá gente que ha perdido alguno de sus miembros y pienso también en los enfermos que requieren algún tratamiento para vivir —como mi inyección de Repatha— que ya no encontrarán sus medicamentos al alcance. No cabe duda de que estamos en manos de Dios y que tenemos que cuidar en todo momento nuestra mente y nuestro corazón para que haya un grandísimo espacio para Dios y para nuestro ser y quehacer según nuestra vocación.
Para este miércoles el Evangelio (Mc 7,14-23) nos dice que «nada de fuera puede manchar al hombre», que lo que le mancha «es lo que sale de dentro». Ramón Lucas Lucas, L.C. (1955), catedrático de Antropología filosófica y Bioética en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, en su libro «El hombre, espíritu encarnado», nos recuerda precisamente esto: el hombre es un espíritu encarnado y por eso debe cuidar todo lo referente a lo que reina en su corazón yendo hacia el núcleo fundamental de su existencia en el concepto de existir como ser sustancial, trascendente y espiritual cuyo cuerpo experimenta la muerte y cuya alma goza de la inmortalidad. Les invito a pedir por el eterno descanso de todas estas almas y que la Virgen María nos ayude a cuidar nuestro interior. ¡Bendecido miércoles!
Padre Alfredo.
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