Los escribas y fariseos están enojadísimos porque Jesús cura en sábado. Las intenciones de sus corazones eran perversas, no veían el bien que pudiera realizar una persona curada, sino que era sábado y ese día tenían prohibido, por ley, hacer muchas cosas como el trabajar. Ellos, los escribas y fariseos, consideraban que curar a un enfermo era trabajar. Por eso Jesús, viendo lo mezquino de su corazón les pregunta: «¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?»... Y nadie contestó.
Por supuesto que el Señor no desautoriza aquella institución tan válida del sábado, el día dedicado al culto de Dios. Lo que critica es una comprensión raquítica, más preocupada por cumplir unas normas, muchas veces inventadas por las varias escuelas, que por el espíritu de fe que debe impregnar la vivencia de este día. No se podrá trabajar en sábado, pero extender el brazo y decir una palabra de curación ¿es trabajar? Para nosotros el día por excelencia de dedicar todo al Señor es el domingo, porque el domingo Jesús resucitó. Ayer fue domingo... ¿Cómo lo vivimos? ¿Pudimos hacer el bien? ¿Le dedicamos al Señor la Misa y el encuentro con la comunidad? Que María nos enseñe a vivir para el Señor haciendo el bien. ¡Bendecido lunes!
Padre Alfredo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario