Cada día que pasa es el vino nuevo que corresponde a un odre nuevo, Dios siempre nos regala nuevas oportunidades... ¡son el vino nuevo de su gracia, de su misericordia, de su amor, de su compasión, de su Evangelio, de su presencia en la Eucaristía y en los demás sacramentos. «Jesús hace nuevas todas las cosas» y por lo mismo demanda siempre corazones nuevos. Por eso el Papa Francisco insiste en que hay que dar cabida a la «ley de las bienaventuranzas», a la «alegría» y a la «libertad que nos trae la novedad del Evangelio».
El odre —recipiente— donde se alojará ese vino nuevo debe ser nuevo también. Somos pecadores corriendo al verdadero Dios, sin prejuicios, sin incredulidad, buscando perdón y corazón abierto, para recibir la salvación y por eso somos odres nuevos. En este día, escuchemos a Dios que nos está diciendo que si realmente queremos que algo nuevo ocurra en nuestro paso por este mundo, algo nuevo tiene que ocurrir en nuestra vida. Que la Virgen santísima nos ayude y seamos odres nuevos para el vino nuevo. ¡Bendecido viernes!
Padre Alfredo.
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