lunes, 24 de julio de 2017

«Una señal»... Un pequeño pensamiento para hoy

Los fariseos pedían a Cristo una «señal», un «signo extraordinario» para demostrar que Él era el Mesías. El único «signo» que les dará, dice Cristo, es un Mesías escondido durante tres días en el seno de la tierra/ballena: «Jonás». El signo es, entonces, el misterio de la Pascua: dejarse «derrotar» por la muerte para hacerla estallar desde dentro, porque Jesús es más que Jonás (profeta) y es más que Salomón (rey). En él se cumple toda profecía y se realiza todo reinado. No tenemos que esperar a nadie más.

¿Qué esperamos al iniciar una semana laboral y de estudios más? ¿Qué esperar de Dios hoy que es lunes? ¿Signos, señales... qué? Jesús se queja de que a él no le hacen caso, después de todos los milagros acreditativos de su dignidad mesiánica. Y no le hacen caso «los letrados» porque piensan que es Jesús el que tiene que hacerles caso a ellos. Dios es quien lleva el rumbo de nuestras vidas, cada vez que recitamos el Padrenuestro, que Cristo nos enseñó decimos: «Hágase, Señor tu voluntad»... ese es su «signo» más grande. Jesús no hizo otra cosa en su vida pública que «hacer la voluntad del Padre» predicando la Buena Nueva del Reino.

Por la fe, nosotros confiamos ciegamente en el Señor. Nos equivocamos mil veces, las mismas que, con la sinceridad y transparencia que podemos, solicitamos perdón y volvemos a empezar... Hoy es un buen día para volver a empezar sin pedir «signos» más que el de su amor misericordioso que perdona y salva. ¿Soy de los que desean y piden signos extraordinarios que manifiesten la voluntad de Dios, o procuro verla o, al menos, intuirla, en todo lo que hizo, hace y espero que siga haciendo por mí? ¡Feliz y bendecido lunes!

Padre Alfredo.

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