¡Buen y bendecido viernes! Hoy empiezo a compartir esta serie de pequeñas reflexiones para cada día que, inicialmente, han empezado a aparecer en mi facebook.
Todos los viernes son días penitenciales, porque nos llevan al recuerdo de la Pasión del Señor. Él, como afirma san Pablo: «Me amó y se entregó por mí» (Gal 2,20). Él se entregó a la cruz por cada uno de nosotros sin pensar en resultado alguno o correspondencia de alguna clase. Él simplemente se entregó por amor. Imitar al Señor, amando así, es todo un reto, una invitación a entregarlo todo por amor, una llamada a dar la vida como Él, amando.
Cada viernes del año, a manera de «sacramental», nos recuerda la pasión y muerte del Señor. Él se sigue entregando por cada uno de nosotros, y nosotros hemos de entregarnos con él, porque, por el don de su amor, nos hace partícipes de su cruz de diversas maneras: el sufrimiento, el dolor, la enfermedad, la soledad, el rechazo... en fin . Cada viernes se convierte para el creyente en una contemplación de Cristo en la Cruz, que muere por nosotros, es aquella que no olvida que Cristo sigue sufriendo en la tierra en tantos humanos, cuya naturaleza humana Él tomó, y muchos de los cuales están cerca de nosotros.
Hoy es Viernes, recordemos la pasión y demos gracias al Señor que nos amó y se entregó por nosotros en una muerte de cruz (Flp, 2,8).
Padre Alfredo.
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