Este martes es día de «Santiago, Apóstol» o como dice mucha gente: ¡Santo Santiago! El Apóstol Santiago fue el primero de los Doce en derramar su sangre por el Maestro, en beber su cáliz y con su testimonio nos enseña que seguir a Jesús no significa tanto repetir sus palabras, o hacer sus milagros, sino estar dispuestos a dar la vida como él la dio. Por tanto, en el discernimiento acerca de qué es un cristiano, el criterio definitivo tendría que ser: «Es aquel que da la vida como Cristo».
Hoy mucha gente quiere «ser el primero»... Ser el primero en estrenar el nuevo gadget, ser el primero que tiene ese coche, ser el primero que alcanzó tal certificación.... ¡ser el primero! Sigue verdaderamente a Cristo quien piensa en «ser el primero» que cada día entregue su vida como Él: sirviendo, amando, apoyando, alentando, curando, acompañando... ¡ser el primero! Hoy se ha puesto de moda para muchos hacer el «Camino de Santiago», una de las rutas de peregrinación más importantes de Europa que ha atraído a gente de todo el mundo... ¡seguramente, por lo que me cuentan quienes han vivido el recorrido, una experiencia maravillosa!
Pero Cristo mismo dijo que: «nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos» (Juan 15,13) y así lo contemplamos, hasta llegar a la Cruz... ¡Ese fue el camino de Santiago! Sería bueno analizar mi vida y ver si he estado dispuesto a «ser el primero» en buscarle para imitarle. El tiempo pasa muy de prisa y este es el camino que hay que seguir: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6). ¡Feliz día del Apóstol Santiago!
Padre Alfredo.
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