
La Virgen les dijo que continuaran rezando el Rosario todos los días para obtener la paz del mundo y el final de la guerra, que en octubre les te diría quien era y lo que quería y les prometió hacer un milagro para que todos creyeran. Este día, la Madre de Dios enseñó a rezar a Francisco, Jacinta (hoy santos) y Lucía: «Oh Jesús, esto es por amor a Ti, por la conversión de los pecadores, y en reparación por las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María», les mostró el infierno y les dijo: «Si ustedes hacen lo que yo les diga, muchas almas se salvarán, y habrá paz... vengo al mundo para pedir que Rusia sea consagrada a mi Inmaculado Corazón, y pido que los primero Sábados de cada mes se hagan comuniones en reparación por todos los pecados del mundo... Cuando ustedes recen el Rosario, digan después de cada misterio: ¡Oh, Jesús mío, perdónanos y líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente aquellas más necesitadas!».
Hoy es día 13 de julio y hace 100 años que esto ocurrió. En la parroquia de Fátima, de la colonia Pro-Hogar, en Ciudad de México, a las 7 de la tarde, tendremos la celebración de la Eucaristía presidida por el Cardenal Norberto Rivera, para dar gracias al Señor por este don que hace 100 años regaló, en su Madre Santísima a la humanidad. Desde hace 100 años estas oraciones resuenan en el mundo entero en labios de millones de personas que, amantes de María, rezamos el Santo Rosario pidiendo la conversión del mundo: «¡Oh, Jesús mío, perdónanos y líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente aquellas más necesitadas!» Feliz y bendecido jueves.
Padre Alfredo.
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