Sabemos bien que, como hombres y mujeres de fe, los bautizados tenemos una responsabilidad ante el mundo porque a nosotros se nos ha concedido conocer a Jesucristo y su salvación, nos recuerda el Evangelio que la liturgia del día de hoy propone en la Santa Misa (Mt 13,10-17). Y es que a nosotros, por esa misma fe, se nos han mostrado los misterios escondidos desde antes de la creación del mundo que otros, no pueden ver ni gustar. Para nosotros se abren constantemente los secretos de la Escritura y por eso podemos comprender, apreciar e imitar las enseñanzas de Jesús.
En medio de este mundo, que se globaliza cada vez más en muchos aspectos, somos nosotros, los católicos (de corazón universal) quienes tenemos la encomienda de que el amor a Jesús se globalice también. Este es el grito suplicante de Madre Inés a nuestro Dios: «Qué todos te conozcan y te amen, es la única recompensa que quiero». Inmensa responsabilidad de que el amor sea amado. Es cierto que no somos capaces de penetrar todo y que no todo lo entendemos; estamos en camino y tenemos que continuar a los pies del Señor orando y escuchando sus enseñanzas en parábolas, pero, no debemos esperar a tener un pleno conocimiento de todo para poner ante los hombres aquello que hemos visto y oído.
Ya es jueves, casi se termina la semana... ¿He leído el Evangelio con atención en esta semana pidiendo a María que me ayude a comprenderlo y guardarlo en el corazón? ¿Soy como los que no entienden nada o como aquel a quien le he dado conocer el Reino? Hoy, ante Jesús Eucaristía en un rato de adoración, es una buena pregunta que nos podemos hacer y gozar de un excelente Jueves Eucarístico. ¡Feliz y bendecido Jueves!
Padre Alfredo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario