Cada uno de nosotros, al ser creador por un Dios tan providente y misericordioso, llega a esta tierra colmado de dones talentos. Los dones vienen de Dios, que los da gratis. Los talentos son habilidades naturales y son heredados de los padres. Quiero recordar ahora a la hermana Rosario Franco Vizcarra, una extraordinaria y sencilla Misionera Clarisa que conocí en Monterrey y que traté por muchos años con muchos dones y talentos entre los que destacaba una gran capacidad para el dibujo. ¡Era un gozo disfrutar en Monterrey de los frisos que hacía para animar a la comunidad, tanto religiosa como del colegio Isabel La Católica!
La Hna. Rosario nació en Sinaloa en 1932. Ingresó con las Misioneras Clarisas en 1957. La mayor parte de su vida religiosa y misionera la ofrendó en el campo de la educación ejerciendo diligentemente su labor entre niños y adolescentes de diversas partes dedicándose de lleno a esa tarea formativa con cariño y esmero. ¡La recuerdo siempre con ánimo alegre contando sus anécdotas con la sonrisa siempre dibujada en su cara, no obstante sus limitaciones, durante sus últimos años de magisterio debido a la artritis, que por mucho tiempo la atacó. Casi creo volver ahora sus manitas encogidas por la enfermedad y haciendo el esfuerzo para colorear sobre el pellón los dibujos o letras que había trazado. Dice el Concilio Vaticano II que «la caridad con que amamos a Dios y al prójimo es la única santidad que cultivan todos los que, guiados por el Espíritu Santo, siguen a Cristo en cualquier estado de vida y profesión a la que han sido llamados (LG 41, 42). En la hermana Rosario pude ver en vivo esa caridad, al no negarse a realizar aquellos trabajos que quedaban sensacionales y que, quienes los llegaron a ver, no me dejarán mentir.
La recuerdo también ya mayor, en su silla de ruedas y llena de gozo, por poder servirle al Señor preparando algunos catecúmenos adultos que anhelaban recibir los sacramentos de iniciación o para su ingreso a la Iglesia Católica.
Once años de su vida religiosa los pasó en Costa Rica, ejerciendo su apostolado educativo en las comunidades de Guanacaste, Santo Domingo de Heredia y Quepos; posteriormente regresó a México para integrarse a la comunidad de Huatabampo, Sonora, donde estuvo cinco años. Sus últimos treinta años de vida consagrada los pasó en la comunidad de Monterrey en donde era muy querida por la comunidad y por muchos de los Vanclaristas, ya que por un tiempo estuvo como asesora de Van-Clar Matrimonios de la colonia Cuauthémoc. La caridad bendecida por la obediencia la llevaron durante algún tiempo —según cuentan las hermanas— a atender con gran cariño y gratitud a su abuelita, quien hizo para ella las veces de madre y a quien llamaba cariñosamente: «Mi madrecita, la Nina».
El Señor compartió con ella, en su desposorio en la vida consagrada, esa su cruz del sufrimiento de la enfermedad aceptada y padecida con paciencia, pese al dolor que produce la artritis deformante que poco a poco la fue dejando imposibilitada para caminar y para valerse por sí misma en la ejecución de cosas de tipo práctico, sin embargo, como comentaba, eso no fue obstáculo para seguir realizando cuanto le era posible, y resultara de utilidad para la comunidad, como el dibujar frisos, preparar Horas Santas, moniciones para celebraciones litúrgicas, etc.
Cada alma que sabe echar mano de los dones y talentos recibidos, es una bendición. El testimonio de alegría y aceptación de la voluntad de Dios en la hermana Rosario, unido a los méritos redentores de Nuestro Señor Jesucristo, estuvo presente en la vida misionera de esta alma generosa que pasó sus últimos momentos en este mundo hospitalizada por varios días, hasta que el 21 de agosto de 2006, Dios la llamó, seguramente para celebrar el el cielo lo Fiesta de Santa María Reina, que se celebra al día siguiente.
Alfredo Delgado Rangel, M.C.I.U.
Era encantadora, yo tengo muchos recuerdos de ella, muy buena para explicar las asignaturas de Química y Biologia, haciendo sus pequeños chistes. Tengo el misal de la misa de mi graduación de secundaria con una dedicatoria para mi, muy bonita.
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