miércoles, 19 de julio de 2017

«EL CATÓLICO Y EL INTERNET»... Unos cuantos consejos


El tiempo que la gente pasa en Internet, está promediado alrededor del mundo entre 3 y 4 horas al día. Muchas veces es más del tiempo que pasamos muchos de nosotros con Dios, con nuestras familias y con nuestros amigos.  Pero son horas en las que no se puede olvidar la pertenencia a la Iglesia como católicos y que pueden ser convertidas en un espacio para estar con Dios. Si el trabajo es oración, el estar en Internet también puede serlo. Sobre todo para la gente menor de 50 años de edad, que pasan más tiempo conectados en las redes sociales y con el ipad o el iphone encendido todo el tiempo.

Aunque el mundo de las redes sociales « puede dar la impresión de oponerse al mensaje cristiano», también ofrece oportunidades únicas para proclamar la verdad salvífica de Cristo a la entera familia humana. Pensemos en las grandes posibilidades que brinda Internet para difundir información y enseñanza de carácter religioso, superando obstáculos y fronteras, como es el caso de este blog que, desde hace años, busca llevar un mensaje de esperanza, de fe y ofrece un espacio de encuentro con la misericordia del Señor . Los que han predicado el Evangelio antes que nosotros, jamás hubieran podido imaginar una audiencia tan vasta como la que podemos tener en las redes. »Los católicos no debemos tener miedo de abrir las puertas de los medios de comunicación social a Cristo, para que la buena nueva pueda ser oída desde las azoteas del mundo» decía san Juan Pablo II iniciando el milenio (Mensaje para la XXXV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 27 de mayo de 2001, n. 3).

El Papa Benedicto XVI, hablando sobre las comunicaciones sociales en el año 2009, exhortaba a los jóvenes con estas palabras: «Amigos, siéntanse comprometidos a sembrar en la cultura de este nuevo ambiente comunicativo e informativo los valores sobre los que se apoya su vida».

Por ahí me encontré (En catholic-link) una lista de siete consejos que me parecen excelentes para tomar en cuenta cuando se está en Internet, y son estos:

1. Dar testimonio de nuestra fe.

«Porque tengo presente la sinceridad de tu fe […] Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad. No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por Evangelio, animado con la fortaleza de Dios» (2 Timoteo 5-8).

2. Edificar con las palabras que utilizamos.

«No profieran palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes cuando sea necesario y hagan bien a aquellos que las escuchan. Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo» (Efesios 4, 29-32).

3. Alentar a los que están desanimados.

«Hijo, si te decides a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, sé firme, y no te inquietes en el momento de la desgracia. Unete al Señor y no se separes, para que al final de tus días seas enaltecido. Acepta de buen grado todo lo que te suceda, y sé paciente en las vicisitudes de tu humillación. Porque el oro se purifica en el fuego, y los que agradan a Dios, en el crisol de la humillación. Confía en él, y él vendrá en tu ayuda, endereza tus caminos y espera en él» (Eclesiástico 2, 1-6).

4. Evitar discusiones absurdas.

«Una cosa es cierta, y en ella debes insistir: los que creen en Dios han de destacarse en el bien que puedan hacer. Ahí está lo bueno y lo que realmente aprovecha a la sociedad. Evita, en cambio, las cuestiones tontas, las genealogías, las discusiones y polémicas a propósito de la Ley; no son ni útiles ni importantes» (Tito 3, 8-9).

5. Compartir nuestro tesoro, que es Jesús.

«Pero, ¿como invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica? ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: “¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!”. Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: “Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación?”. La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo» (Romanos 10, 14-17).

6. Tener una sola vida y mostrarnos como somos.

«Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección. Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias» (Colosenses 3, 12-15).

7. Iluminar a los demás.

«Ustedes son la luz del mundo: ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte? Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón; la ponen más bien sobre un candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos» (Mateo 5, 14-16).

El Papa Francisco, –que desde que inició su pontificado, envía significativos mensajes por Twitter, en enero de 2014 reveló que considera a Internet como un «don de Dios» y dijo: «No tengan miedo de hacerse ciudadanos del mundo digital». El Papa Francisco tiene una de las cuentas más influyentes de Twitter que, según algunos estudios, alcanza una mayor notoriedad a través de esta red que cuentas de líderes de estado. Como afirma la Conferencia del Episcopado Mexicano: «Los blogs, las redes sociales, los podcasts entre otros constituyen una posibilidad de llegar cada día a más fieles».

Saquemos provecho de Internet. Los blogs nacieron a finales de los 90s, pero empezaron a tomar vuelo en el 2002, y hoy son un verdadero fenómeno comunicativo. No sólo por su cantidad —imposible ya de precisar— sino por la alta calidad que, en muchos casos, alcanzan estas bitácoras sobre los más variopintos temas. Yo utilizo este sistema desde 2011 y aquí sigo. Día a día compartiendo la Palabra, la fe católica y el gozo de ser sacerdote misionero.

Para algunas personas —sobre todo mayores de 50 años de edad— el uso de Internet puede ser una locura, pero para otros, como un servidor, de 56 años de edad, es un gran avance maravilloso para poder llegar a la población entera que trabaja con las herramientas tecnológicas. Yo les dejo a su criterio estos siete consejos que me encontré respecto a este que es un tema bastante delicado, por los diferentes problemas que surgen alrededor de las redes sociales y el uso de Internet, pero creo que con el debido manejo y con la debida planificación, se puede llegar a establecer un plan de acción efectivo para llegar, sobre todo a la gente joven del mundo entero que casi ya no pone pie en nuestros templos.

Padre Alfredo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario