El Papa Emérito, Benedicto XVI, en su libro «La sal de la tierra» escribe: «Tener trato con Dios para mí es una necesidad. Tan necesario como respirar todos los días, como ver la luz o comer a diario, o tener amistades... Si Dios dejara de existir, yo no podría respirar espiritualmente. En el trato con Dios no hay hastío posible. Tal vez pueda haberlo en algún ejercicio de piedad, en alguna lectura piadosa, pero nunca en una relación con Dios como tal». Dios y el trato con él es el gran tesoro que tenemos, porque allí, en esa relación con él, tenemos el tesoro, la perla preciosa y la red que le da sentido a nuestra vida.
Hoy es domingo, en un rato o unas horas más, escucharemos en el evangelio de Misa que el reino de Dios es como encontrar un tesoro o una perla preciosa, o como echar una red; y recitaremos como familia en la fe el «Padrenuestro» diciendo: «venga a nosotros tu Reino». Por el Reino de los cielos —dice Jesús— vale la pena dejarlo todo. Pero ¿qué es todo en esta sociedad «desencantada»? «Todo» es... ¡todo!: seguridad económica, buena fama, expectativas, el «yo»... para vivir al estilo de Jesús. En una combinación de lo nuevo que hay que descubrir y lo antiguo que vale la pena conservar, vamos encontrando el Reino y sus valores.
¿Estamos buscando nosotros fe, como hombres y mujeres de fe, algo o a Alguien en este mundo? ¿Creemos de verdad que hay un tesoro escondido o una perla preciosa? ¿Estamos dispuestos a venderlo todo a cambio de ese tesoro o de esa perla?... Nuestro tiempo para asistir a Misa, algo de nuestro dinero para ayudar a quien lo necesita, nuestra voz para dar un poco de aliento al que lo necesita... De la mano de María pidamos a Dios, como Salomón, que nos dé discernimiento y sabiduría para descubrir el tesoro, la perla... la red. ¡Feliz y bendecido domingo!
Padre Alfredo.
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