La hermana Martha nació en la Ciudad de México el 29 de mayo de 1939 y fue bautizada el 15 de julio de ese mismo año. Allí en Ciudad de México pasó su infancia y parte de su adolescencia, pues a los 15 años de edad, el 25 de junio de 1954, ingresó a la congregación de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento en Cuernavaca, Morelos, México. Allí fue recibida por la fundadora, la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento e inició inmediatamente su formación inicial.
A la par de su formación inicial estudió en Puebla la Normal Primaria y el 10 de febrero de 1957 comenzó su etapa de noviciado y partió rumbo a los Estados Unidos, a la comunidad de San Gabriel, California y allí recibió la formación a la vida consagrada de esta etapa. El 2 de febrero de 1959, allí mismo, hizo su primera profesión religiosa. Las dos ceremonias de estas etapas de la vida consagrada, fueron presididas por la beata María Inés Teresa.
De los Estados Unidos, junto con dos hermanas más, fue destinada por la beata María Inés a iniciar la misión de Indonesia en septiembre de 1960. Allá permaneció gran parte de su vida misionera realizando diversas labores apostólicas como catequista y maestra, realizó también tareas de pastoral parroquial y trabajó con migrantes y extranjeros a la par de tareas hacia dentro de casa. El 8 de agosto de 1964, realizó su profesión perpetua, en Madiun, Indonesia.
Después de su profesión perpetua, además de realizar diversos apostolados, prestó su servicio como superiora en varias ocasiones, tanto local como regional; fue maestra de novicias y formadora, trabajó arduamente en trabajos de traducción y secretaría. Colaboró también en la construcción de la casa de la comunidad de Flores, entre otras actividades de construcción.
Desde que llegó a Indonesia aprendió el idioma con prontitud y fue así de gran ayuda para la Iglesia, la congregación y otros servicios especiales, como el que prestó al gobierno de Indonesia durante la visita oficial del presidente mexicano Adolfo López Mateos, como traductora oficial del mismo en el año de 1962. Con sencillez y generosidad puso incondicionalmente, al servicio de la congregación, los dones que Nuestro Señor le regaló sobre todo en este campo de la traducción. Los maestros que trataron con ella en el apostolado la apreciaban por su trato de caridad exquisita y universal.
De 1977 a 1979, estuvo en la comunidad de Dublín, Irlanda y posteriormente fue enviada a Italia, a las comunidades de Castel Gandolfo y Garampi. En 1981 regresó a México y en 1982 fue destinada a la Región de California, donde también prestó su servicio como superiora regional.
Regresó a Indonesia en 1983 con la encomienda de ser nuevamente superiora regional y ya entrada en años conservaba su inteligencia notable. Siendo aún ya mayor, dedicaba gran parte de su tiempo al servicio de la traducción al indonesio de los documentos que iban saliendo con relación a la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. De allá de Oriente regresó a México en el año 2005 para prestar su servicio misionero en diversas comunidades: el Vergel, La Villa, Casa Madre, y finalmente, en el año 2017, llegó ala Casa del Tesoro, en Guadalajara, Jalisco.
La hermana Martha fue siempre un alma humilde, una mujer abierta y sincera. Con la gracia de Dios, moderaba con paciencia su carácter firme y decidido, lo que la ayudó en los diferentes momentos de su vida, sabiendo reconocer sus limitaciones con humildad. Las hermanas que la conocieron en las diferentes misiones, hablan del testimonio que esta maravillosa hermana dejó en sus almas, por su sacrificio escondido, su buen espíritu y fineza religiosa. Algunas de sus superioras comentan que era una religiosa obediente, observante y de gran espíritu de fe. Fue una persona muy comprometida y entregada a los demás; con gran solicitud e ímpetu, estaba siempre atenta a las necesidades de quienes convivían con ella.
En medio de su situación de salud, en la Casa del Tesoro, ya en sus últimos años de vida, se le veía siempre rezando fiel y devotamente el Rosario, permaneciendo largas horas en oración en la capilla y rezando el Viacrucis. Las hermanas religiosas que la acompañaron en esta etapa final de su vida la vieron cómo vivía cotidianamente su enfermedad con abnegación y sacrificio. Apreciaban su silencio, porque aún con los dolores de la enfermedad, no se quejaba, siempre fue muy mortificada. Dócil a la voluntad de Dios hasta el final.
Las hermanas que con gran solicitud y caridad, la atendían, notaron por la noche del sábado 15 de mayo de 2021, quela hermana mostraba síntomas de debilidad, pero no manifestaba malestar alguno. Se le estuvo atendiendo debidamente y ella se mantuvo muy serena, con buen ánimo y deseos de estar en la capilla. Al preguntarle cómo se encontraba, con gracia respondía, "cada vez más viejita" y se reía. El martes siguiente, a medio día, nuevamente comenzó a tener descompensaciones por lo que la doctora vio la necesidad de ingresarla al hospital. Fue intervenida quirúrgicamente para retirarle la vesícula, manteniéndose delicado su estado de salud.
Por la mañana del siguiente sábado, el médico informó que la hermana Martha presentaba leve mejoría. Sin embargo, alrededor de las dos de la tarde, le dio un infarto; el Señor ya la había preparado con los auxilios espirituales, para celebrar con Él las nupcias eternas. Así, de la mano de María, nuestra querida hermana misionera, presentándose en los umbrales de la eternidad, fue recibida seguramente por el Esposo Divino, a quien desde su juventud le había entregado todos sus afanes y anhelos misioneros para la mayor gloria de Dios y salvación de las almas. De su vida, 62 años los consagró al servicio de Dios y sus hermanos
Descanse en paz nuestra querida hermana María Martha Meza Morfín.
Padre Alfredo.
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