domingo, 17 de octubre de 2021

«Comunión, participación, misión»... Un pequeño pensamiento para hoy


El día de hoy se inicia en todas las diócesis del mundo entero el tiempo preparatorio para el sínodo del 2023 con el tema: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión». El camino sinodal se abrió en Roma el fin de semana pasado, el sábado con un momento de reflexión y el domingo con la Misa de apertura presidida por el Papa Francisco. En este blog hay suficiente información sobre este sínodo (https://padrealfredo.blogspot.com/2021/10/el-sinodo-del-2021-al-2023-de-que-se.html) y les invito a que el día de hoy se unan presencial o  espiritualmente a su diócesis y estén atentos a este caminar.

El Evangelio de hoy (Mc 10,35-45) viene como anillo al dedo para reflexionar en este tema de la comunión, participación y misión. El relato evangélico nos narra la escena en la cual los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, se acercan a Jesús para pedir un favor extraordinario y ciertamente muy humano. Ellos querían un puesto especial, uno a la derecha y otro a la izquierda de su trono mesiánico en la gloria eterna. ¡Qué poco conocían aún a Jesús! El Señor aprovecha para abrirles el corazón y hacerles ver que eso no es importante, que eso no es necesario, que eso no es lo que se busca con establecer el Reino. Lo más importante es que ellos entiendan que al entrar en comunión con el Mesías y sus intereses, participarán de su cáliz, es decir de su entrega por la salvación del mundo. Los apóstoles, no solo Santiago y Juan sino todos los demás, habrán de entender que la misión que tendrán será la de prologar la entrega de Cristo que da su vida por la salvación del mundo. Lo mismo que Cristo ha desarrollado su vocación de Siervo paciente, los apóstoles deberán descubrir el sentido del servicio que forja la comunión y la participación en la entrega y en el servicio a todos. Jesús les propone su camino a seguir de una manera muy clara. El que quiera ser grande, sea servidor; el que quiera ser primero, sea servidor de todos. Este modelo, obviamente, arranca y tiene su razón de ser en el ejemplo del Hijo del Hombre, que no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.

Ese es el camino mismo que debemos tomar todos los discípulos-misioneros de Cristo, no hay otra propuesta más efectiva que nos lleve en la Iglesia a vivir la comunión, la participación y la misión. El andar se va forjando en la entrega, en el gastar la vida por los demás, en el darse. Y como las semillas del Verbo están presentes en todas partes, en todos los tiempos y en todas las culturas, según nos dice san Justino. Quiero compartir con ustedes, para terminar la reflexión de hoy, un breve poema de Lao-Tse, sabio filósofo chino muy antiguo (571 a. C.), que escrito mucho tiempo antes de Cristo, hace referencia a este tema: «¿Qué han hecho el río y el mar para ser reyes de los cien valles? Se han puesto debajo de ellos y por eso reinan en los cien valles. Si el santo quiere estar encima del pueblo, que sepa primero hablar con humildad. Si quiere encabezar el pueblo, que se ponga en el último lugar. Así está el santo encima del pueblo y no le parece pesado, dirige al pueblo y no le parece pesado, dirige al pueblo y no hace sufrir al pueblo. Con gusto lo ponen a la cabeza y no se cansan de él. Como no rivaliza con nadie, nadie puede rivalizar con él». Que María Santísima nos ayude a vivir en la Iglesia buscando siempre la comunión, la participación y la misión. ¡Bendecido domingo!

Padre Alfredo.

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