miércoles, 13 de octubre de 2021

«Hermana Teresita Campos Morales»... Vidas consagradas que dejan la huella de Cristo LXXX

Hace unos cuantos días, precisamente el día en que celebramos a Nuestra Señora del Rosario, el 7 de octubre, fue llamada a la Casa del Padre una queridísima amiga y hermana religiosa de la misma familia misionera a la que yo pertenezco. Suelo ir escribiendo, gracias al apoyo de las hermanas Misioneras Clarisas, una pequeña biografía de las hermanas que van dejando este mundo y en él la huella de Cristo. Así es que con mucho cariño escribo ahora sobre la hermana Teresita, a quien conocí desde pequeño por la cercanía física y espiritual de su madre con la mía. Yo conocí a su mamá y a sus hermanos el padre Javier, Lupita y Salvador y su esposa Margarita, a quienes a lo largo de estos últimos año he visto una que otra vez. Mi madre, desde que era yo pequeño, forma parte de la Agrupación de Esposas Cristianas, que fundó la mamá de la hermana Teresita, la señora Josefina Morales de Campos, mejor conocida como la señora Campos y Lupita, su hermana, vivió un tiempo a dos casas de la casa de mis padres.

Teresita -así era su nombre de pila- nació el la Ciudad de México el 6 de agosto de 1938, el día 14 del mismo mes fue bautizada en la parroquia de San Cosme y el 22 de septiembre de 1945 en la Catedral de la Ciudad de México, fue confirmada por el obispo de Chilapa, Mons. Leopoldo Díaz Escudero.

Teresita creció en el seno de una familia con profundas raíces cristianas. Su padre fue el señor Salvador Campos Quezada y su mamá, como ya dije, la señora Josefina Morales Parkman. Este matrimonio extraordinario supo formar a sus ocho hijos en un profundo amor a Dios, cultivando en ellos las virtudes y la vida de oración desde muy temprana edad, de tal manera que cuando Teresita les dijo que que quería ingresar a la vida consagrada, ellos la entregaron gustosos al Divino Esposo, agradecidos porque el Señor había fijado su mirada en una de sus hijas.

Ingresó a la congregación de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento el 12 de julio de 1958 cuando tenía 20 años de edad y fue recibida en la Casa Madre, en Cuernavaca, Morelos, México, por la fundadora, la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Allí pasó su etapa de postulantado e inició su noviciado el 26 de julio de 1959 para luego profesar sus votos de pobreza, castidad y obediencia, de manera temporal -aunque ella ya sabía que sería para siempre- el 30 de julio de 1961.

Durante sus primeros años de vida religiosa, la hermana Teresita estuvo en la comunidad de Monterrey, en donde a la par de ser estudiante, fue maestra de primaria y secundaria. De 1962 a 1964 estuvo en la Casa Madre donde prestó su servicio como maestra de educación en la fe. En 1965 fue destinada a la casa del Valle, en Ciudad de México, en donde realizó sus estudios de Licenciatura en Psicología en la Universidad Iberoamericana. Estuvo durante este tiempo, muy cercana a la beata María Inés, a quien según comentaba la misma hermana Teresita, le gustaba que le compartieran las hermanas estudiantes sus conocimientos según lo aprendido y las invitaba a poner en práctica todo aquello. Durante este tiempo desempeñó su labor docente con gran dedicación y esmero y muchos de los que la conocieron en aquel tiempo, la recuerdan con gran cariño y gratitud. De lo aprendido muchas hermanas se beneficiaron, pues con gusto compartía su experiencia con sus hermanas de comunidad, a la vez que con su testimonio edificante las animaba a seguir adelante y a hacer vida el anhelo de la fundadora de formar a Cristo en el alumno.

El 3 de enero de 1967 hizo sus votos perpetuos ante la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. La hermana Teresita siempre se mantuvo en constante comunicación con su fundadora a quien le mostró siempre una adhesión incondicional viviendo el carisma, espíritu y espiritualidad de la congregación con mucha entrega.

En 1971 fue enviada a España, en concreto a Pamplona, donde hasta el año de 1988 prestó su servicio misionero como directora de la Escuela Santa Clara, que más tarde se convertiría en el Colegio Mayor Santa Clara, siendo ella la primera directora. Allá, junto con las hermanas misioneras de aquel tiempo, entregó alma, vida y corazón para poner los fundamentos y dar solidez a la obra. Directores de otros Colegios Mayores, padres de familia y colegialas, guardan un hermoso recuerdo de ella. Muchos admiraban su firmeza de carácter, así como su delicadeza en el trato, su capacidad de escucha, su sencillez y su cercanía. Hay testimonios muy valiosos de trabajadores que la conocieron y que expresaban su admiración por su persona, su capacidad de entrega y su entusiasmo al realizar todo, desde las tareas más sencillas de mantenimiento hasta la dirección del Colegio; incluso hay personas que llegaron a colaborar en {esta u otras misiones diciendo: "en honor de Teresita Campos lo hacemos".

Su fidelidad y amor hacia la Congregación y a la Familia Inesiana en general, se manifestaron de manera palpable en la ceremonia de imposición de Becas del curso 1976-1977, momento histórico muy significativo en que la hermana Teresita otorgó la Beca de Honor del Colegio Mayor Santa Clara a la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento como fundadora de la congregación y a la hermana Margarita Torres Mier como fundadora del Colegio.

Durante su estancia en Pamplona, en aquellos años, fue también vicaria regional del año 1972 al año 1979 y a partir de 1974 asumió también la encomienda de ser secretaria regional. En 1979 fue nombrada superiora regional de España y allí celebró el 22 de junio de 1986, sus bodas de plata. En ese cargo se mantuvo hasta ser electa tercera consejera general en el capítulo general intermedio de 1988. Años más tarde, en el capítulo general de elecciones de 1994, fue nombrada cuarta consejera general y en el año 2000 fue elegida secretaria general, labor que desempeñó con gran delicadeza hasta el año 2015.

Como consejera general tuvo ocasión de visitar diversas regiones de la congregación de las Misioneras Clarisas en varios países como Estados Unidos, México, Nigeria, Sierra Leona, Japón e Indonesia, transmitiendo en esas visitas su testimonio de fidelidad al carisma inesiano y el gran espíritu religioso que le caracterizaba.

En el año 2016, luego de haber concluido su tarea como secretaria general, recibió con agrado su cambio a la región de España, radicando en Dublín, Irlanda y posteriormente, al ser nombrada cuarta consejera regional en el año 2017, se trasladó a Pamplona, en España, a donde llegó también para apoyar a la secretaría regional. 

En el año de 2018, fue enviada a Madrid, en donde se ocupó de labores de oficina que el encomendaron sus superioras y en la atención del coro parroquial. El 2 de febrero de 2020, se integró a una naciente misión allá mismo en España, en el poblado de Benalup, Casas Viejas en la provincia de Cádiz, en donde permaneció hasta mayo del mismo año, porque debido a su enfermedad, tuvo que ser trasladada a Pamplona para ser atendida en la casa regional.

La hermana Teresita, en las diversas etapas de su vida, fue siempre una mujer muy alegre y llena de un gran celo misionero, siempre disponible, servicial y atenta. Era franca, con una franqueza llena de caridad y eso fue una nota en su trato con todos. No escatimó nunca esfuerzos en su entrega apostólica, a pesar de sus múltiples responsabilidades debido a los cargos que casi toda su vida religiosa desempeñó. Siempre encontraba el tiempo y buscaba el modo de servir ya sea en el coro, animando la liturgia dominical, participando en grupos parroquiales, colaborando con los párrocos y buscando la forma de conquistar almas para Cristo a través del apostolado de la escucha. Viviendo plenamente su vida comunitaria, no descuidaba el aspecto apostólico y puso siempre a disposición de los demás los dones que Dios le dio, colaborando también con entusiasmo en las iniciativas de otras de sus hermanas en religión. Como una característica muy especial que las misioneras recuerdan de ella es su perpetua sonrisa. siempre se consideró pequeña y miserable en las manos de Dios.

Su testimonio misionero tocó muchos corazones y esto seguramente gracias a la dimensión contemplativa de su vida, pues era de profunda oración y de un grande amor filial a la Santísima Virgen en su advocación de Guadalupe, patrona principal de nuestra familia misionera. 

En sus últimos tiempos en España, a pesar de la enfermedad, mantuvo su actividad apostólica atendiendo un grupo de señoras vía ZOOM.

En el mes de junio de 2020, después de una visita médica de rutina, en medio de la pandemia que azotaba no solamente a España sino al mundo entero, le hicieron estudios médicos y fue cuando se detectó el tumor maligno cerca del páncreas y recibió varias sesiones de quimioterapia como algo paliativo. Consciente de su situación de salud, asumió desde el primer momento la enfermedad con gran fortaleza y nunca se le vio triste o preocupada; al contrario, de manera natural comprendió que le quedaba poco tiempo de vida y buscó que quienes estuvieran cerca de ella lo comprendieran también. Siguió viviendo su plan de santificación como lo había hecho siempre, incluso siguió tomando notas de diversas reflexiones, meditaba igual el Evangelio y no dejaba de rezar el Santo Rosario, además de sus constantes visitas a Jesús Sacramentado. Según le permitían sus fuerzas se acomedía siempre a ayudar en lo que podía, siempre diligente y llena de caridad. En sus últimos años brillaron más su pobreza, su sencillez, su humildad, su caridad y su espíritu de sacrificio.

A partir del 21 de julio de 2021, la hermana Teresita recayó y requirió de oxígeno todo el tiempo. Fue ingresada varias veces al hospital debido a complicaciones que le ocasionaba el que sus pulmones y estómago se llenaban de agua hasta que llegó el momento de tener que estar definitivamente en el hospital y recibir allí los cuidados paliativos necesarios. 

Los médicos y enfermeros del hospital quedaron admirados de su testimonio al aceptar su enfermedad y las consecuencias de la misma con gran paz. Allí en el hospital pudo renovar sus votos y recibió los auxilios sacramentales que terminaron de preparar su camino hacia el encuentro con el Padre Celestial que aconteció el 7 de octubre de 2021, día de Nuestra Señora del Rosario. El parte de su fallecimiento fue: fallo multiorgánico general secundario a tumor avanzado.

Descanse en paz la hermana Teresita Campos Morales.

1 comentario:

  1. Siento mucho conocer esta noticia el día de hoy en que tristemente fue asesinado su hermano el padre Javier en Chihuahua. Al leer la biografía de la Sister Tere, como la llamábamos con cariño sus compañeras de grupo de la Universidad iberoamericana, los recuerdos de su presencia y el impacto en mi vida se hicieron presentes. Era una gran mujer, que descanse en paz.

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