jueves, 28 de octubre de 2021

En búsqueda de una Iglesia perfecta...

Dos veces me he encontrado este texto en Internet en el que en búsqueda de una Iglesia perfecta, el interesado se entrevista vía telefónica con san Pablo, el gran Apóstol y me parece interesante compartirla con ustedes. Espero que nos ayude a todos a reflexionar.


«– ¡Hola! ¿Hablo con el Apóstol San Pablo?

– Sí, soy yo.

– ¿Cómo estás, Apóstol San Pablo? Tengo un problema y necesito tu ayuda.

– ¡Dime!

– Estoy decepcionado por muchas cosas en la iglesia a la que pertenezco, y ando buscando una mejor ¡Me gustaría tener información sobre algunas iglesias!

– Y dime, ¿cómo puedo ayudarte?…

– Estoy pensando asistir a la iglesia de Corinto, ¿Qué tal ahí?

– Mira, en la iglesia de CORINTO hay grupos divididos (1 Cor 1,12), también hay celos, contiendas y disensiones (1 Cor 3, 3), son inmorales, fornicarios (1 Cor 5,1); y cuando tienen peleas, van hasta los tribunales civiles (1 Cor 6,1).

– Ah no. ¡Mejor ahí no voy! ¿Y que tal la iglesia de Éfeso?

– Es una iglesia fundada en la Palabra (Hechos 19,20), pero últimamente hay muchas personas sin amor en la Iglesia. (Ap 2, 4)

– ¿Sin amor? Allá ni loco voy. Creo que mejor voy a ir a Tesalónica.

– En Tesalónica hay algunos que caminan desordenadamente y no les gusta trabajar y se entrometen en lo ajeno. (2 Tes 3,11)

– ¡Wow!, ¡Increíble!, ¡Qué difícil, San Pablo! ¿Y sí voy a la iglesia de Filipos?

– Filipos sería una buena opción si no fuera por esas dos hermanas, Evodia y Síntique que nunca se ponen de acuerdo en nada, siempre discutiendo (Fpl 4, 2)

– ¿Pero por qué, Apóstol San Pablo, no se ponen nunca de acuerdo?

– No sé muy bien, pero creo que se debe a algunos decorados en la iglesia. Una quiere de un color, y la otra de otro color, y así. No termina jamás.

– Ah, no; yo para nada voy ahí. Entonces creo que me mudaré a Colosas y buscaré a Dios en esa comunidad cristiana.

– Mira, los colosenses tienen un problema que es doctrinal. Hay herejes que quieren menospreciar a la persona del Mesías. La cosa está un despelote ahí, pues también están haciendo cultos erróneos a los ángeles (Col 2, 18)

– Todo mal, entonces. ¿Y qué pasa si voy a Galacia?

– En Galacia hay creyentes que se muerden y se devoran unos a otros, casi casi están a punto de destruirse mutuamente (Gal 5, 15) y también hay quienes satisfacen los deseos de la carne (Gal 5,16)

– Realmente la situación es difícil. Ya que también antes de hablar contigo me puse en contacto con el Apóstol San Juan porque pensé primero asistir en Tiatira, pero me dijo que Tiatira es una iglesia tolerante en el mal sentido de la palabra. Han tolerado una mujer que dice ser profetisa, y enseña la prostitución y comer sacrificios a ídolos (Ap 2, 20) y ahí ni loco voy.

Luego pensé ir a Laodicea, pero el Apóstol San Juan me dijo que allí son tibios (Ap 3, 16) y yo no quiero que Dios me vomite.

Después pensé ir a Pérgamo, pero otra vez el Apóstol San Juan me dijo que hay algunas doctrinas extrañas como la de Balaam. (Ap 2, 14) y de los nicolaítas (Ap 2,15).

Sabes, Apóstol San Pablo, ya pensé ir a la iglesia en Jerusalén ya que de ahí es nuestro Salvador, pero aún ahora ahí están llenos de murmuraciones y chismes (Hch 6, 1) y muchos creyentes tienen doble cara y doble vida; hasta matrimonios que se ponen de acuerdo para engañar a los pastores de la Iglesia (Hch 5, 1-11). ¿Es

cierto todo ésto, Apóstol San Pablo?

– Asimismo es.

– ¿Y qué puedo hacer, San Pablo?

– Es simple… La iglesia, desde el punto de vista humano, es imperfecta, pero Dios la está trabajando.

¿Has olvidado lo que le escribí a los Efesios?

“Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada” (Ef 5, 25b-27)

Cuando el Señor lo haga una hermosa realidad, seremos la Iglesia perfecta, la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos. (Heb 12, 23) Ya lo somos desde ahora pero todavía no se manifiesta esto en plenitud (Cfr. 1Jn 3, 2-3).

Entonces, te doy un consejo muy importante:

No busques una comunidad cristiana perfecta; busca al Señor Jesús en una comunidad cristiana donde se enseñe y se viva la Palabra de Dios tal como está escrita en la Biblia. Que no se amolde a los criterios de este mundo que pasa.

Sólo recuerda permanecer en la única Iglesia que Él fundó personalmente cuando vivió en este mundo (Mt 16, 18; Mt 28, 20), a la que constituyó para siempre como columna y fundamento de la Verdad (1Tim 3,15). Esta Iglesia es la Casa construida sobre la Roca, y aunque vengan tormentas y terremotos, la Casa permanecerá para siempre (Cfr. Mt 7, 24-27). El Señor la ha cimentado sobre San Pedro y sobre los Apóstoles y Profetas (Cfr. Ef 2, 19-20).

Recuerda también que la única Iglesia establecida por Nuestro Señor Jesucristo es una Iglesia conformada por santos y pecadores, precisamente como lo refiere en la parábola del trigo y la cizaña (Cfr. Mt 13, 24-30).

No tomes nunca el camino de la división y el cisma, pues el Señor Jesucristo quiere la unidad entre sus

discípulos (Cfr. Jn 17, 20-21). Él desea que haya un solo rebaño como hay un solo pastor (Cfr. Jn 10, 14-16).

– ¡Muy bien Apóstol San Pablo! No me cambiaré de Iglesia ni de comunidad cristiana por los problemas de otros o malos testimonios. Leeré más la Biblia. Entiendo que mientras estemos aquí en la tierra no habrá una Iglesia perfecta o una comunidad cristiana sin problemas y dificultades.

Desecharé lo malo y haré mi mejor esfuerzo por perseverar, viviendo una auténtica vida cristiana y esperando a Jesús en Su Segunda Venida. En la Santa Misa pediré con mucha confianza, después de la Consagración: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

Muchas gracias por todo, Apóstol San Pablo; me sirvieron de mucho tus consejos y sugerencias!

– ¡De nada, estimado hermano! Recuerda esto:

“Si el diablo te aleja de una comunidad cristiana por el error de un hermano, cuando vayas a otra comunidad, hará lo mismo, hasta que llegues a no congregarte más y ahí te habrá ganado la batalla, porque habrá llenado de incertidumbre tu corazón”»


Padre Alfredo.

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