jueves, 5 de abril de 2018

«LLAMADOS A SER LUZ»... Hora Santa 35 (para el tiempo de Pascua)


Monitor: Al empezar este momento de adoración, en este tiempo de Pascua en el que contemplamos al Señor glorioso junto a la Santísima Virgen María, acompañémoslo en estos momentos de adoración dando gracias por el regalo maravilloso de su resurrección. Entonemos este canto juntos:

CANTO PARA INICIAR LA ADORACIÓN:
«HOY EL SEÑOR RESUCITÓ»

Hoy el Señor resucitó y de la muerte nos salvó.
¡ALEGRÍA Y PAZ, HERMANOS, QUE EL SEÑOR RESUCITÓ!

Porque esperó, Dios le libró y de la muerte lo sacó.
¡ALEGRÍA Y PAZ, HERMANOS, QUE EL SEÑOR RESUCITÓ!

El pueblo en Él vida encontró; la esclavitud ya terminó.
¡ALEGRÍA Y PAZ, HERMANOS, QUE EL SEÑOR RESUCITÓ!

La luz de Dios en Él brilló, la nueva vida nos llenó.
¡ALEGRÍA Y PAZ, HERMANOS, QUE EL SEÑOR RESUCITÓ!

Con gozo alzad el rostro a Dios, que de Él nos llega la salvación.
¡ALEGRÍA Y PAZ, HERMANOS, QUE EL SEÑOR RESUCITÓ!

Todos cantad: «¡Aleluya!». Todos gritad: «¡Aleluya!».
¡ALEGRÍA Y PAZ, HERMANOS, QUE EL SEÑOR RESUCITÓ!

Ministro: Jesús, que todos te conozcan y te amen.
Todos: Es la única recompensa que quiero.

Se reza tres veces en Padrenuestro, el Avemaría y el gloria intercalando la jaculatoria anterior.

Monitor: Dios habla de muchas formas y hoy se ha acercado aquí, en su Custodia, para pedirte que seas luz de quienes te rodean. En la Vigilia Pascual, del fuego nuevo, hemos encendido el Cirio, que lo representa a Él como luz el mundo. Ahora él mismo, realmente presente aquí, quiere derramar sobre tu corazón su luz, esa luz con la cual, con la alegría de vivir una vida nueva, puedes iluminar la vida de muchos. El Señor desea que seamos transformados en criaturas nuevas, para que con esa luz que nos ilumina con el esplendor que dimana de su resurrección, no andemos en tinieblas, sino en la novedad de vida (Rm 6, 4). No dudes en que él puede iluminar tu vida con esa luz radiante para hacerte luz de las naciones y sal de la tierra. Acércate confiando en que sólo Jesús puede iluminar cualquier clase de oscuridad que haya en el corazón.

CANTO PARA MEDITAR:
«VENID A CELEBRAR»

VENID A CELEBRAR LA PASCUA DEL SEÑOR,
LA JUVENTUD ETERNA DE SU AMOR. (2)

Venid a contemplar, la luz de un nuevo sol.
La paz podemos declarar, el triunfo del amor.
Hoy resucitó, y la libertad salió de su prisión...

Venid a contemplar, que todo está ya en flor.
La primavera vuelve ya vestida de color.
Hoy resucitó, y la libertad nos abre el corazón...

Venid a entonad, una alegre canción.
Con palmas y con fuerte voz a Cristo publicad.
Hoy resucitó, y la libertad su vuelo ya emprendió...

Momentos de silencio para meditar.

Monitor: Iluminados por el Espíritu, escuchemos y meditemos la Palabra de Dios.
Lector (Si está un sacerdote o diácono a él corresponde leer)

Lectura del Santo Evangelio según san Mateo                (Mt 5,13-16)

«Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.

Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así ha de brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el Cielo.»
Palabra del Señor.

Monitor: Dejemos ahora que esta Palabra de Dios resuene en nuestro corazón.

Momentos de silencio para meditar.

Lector 1: Si Cristo hoy mirase nuestro pueblo (ciudad), nos diría como aquel día en el Sermón de la montaña: «Ustedes son la luz del mundo». Ustedes son los que deben alumbrar estas tinieblas. ¿Quieren colaborar conmigo? ¿Quieren ser mis apóstoles?... ¿Quieren ser luz»

Lector 2: El Señor nos hablaría al corazón y nos preguntaría: «¿Quieren colaborar conmigo? ¿Quieren ser mis amigos dejándose iluminar por mí?» Esta es la llamada ardiente que dirige el Maestro a los hombres de hoy. Pero... ¡qué difícil resulta en algunas partes encontrar , aunque sea, un reducido número que le diga «Sí»! La mayoría se queda en sus placeres, en sus proyectos, en sus negocios... Cambiar de vida, consagrarla para la salvación de los hombres, nuestros hermanos, no se puede, no se quiere... no se piensa mucho en eso en el mundo de hoy, que más que en la luz, vive sumergido en las tinieblas del error.

Lector 1: ¡Cuántos son los llamados por Cristo! Escuchan, parecen dudar unos instantes y finalmente el torrente de la vida los arrastra. Pero nosotros hemos respondido a Cristo porque anhelamos ser de esos escogidos, que queremos ser apóstoles. Pero ser apóstoles no solo para hablar de la verdad, sino vivirla, encarnarse de ella, transformarse en Cristo. Ser apóstol no para llevar una antorcha en la mano o poseer la luz, sino para ser luz... ¡una copia fiel de Jesús, como decía la beata Madre María Inés.

CANTO PARA MEDITAR:
«LA LUZ DE JESÚS»

Hay una luz, delante de ti,
que espera por ti, que espera por mi.
Hay una luz, la luz de Jesús,
que espera por ti, que espera por mi.

Te llenará de paz, te llenará de amor
es esa luz, la luz de Jesús.
Ya no hay soledad, Él vive ya en ti,
es esa luz, la luz de Jesús.

Monitor: Escuchemos ahora unas palabras de los escritos del beato Carlos de Foucauld:

Lector 2: «Toda nuestra vida, por muda que sea, tanto la vida del desierto, como en Nazaret, como la vida pública, debe dar testimonio del Evangelio. Toda nuestra existencia, todo nuestro ser debe gritar el Evangelio sobre los techos. Toda nuestra persona debe respirar a Jesús. Todos los actos de nuestra vida deben gritar que le pertenecemos y deben ser una imagen de vida evangélica. Todo nuestro ser debe ser una predicación viva, un reflejo de Jesús, un perfume suyo, algo en lo que resplandezca la imagen de Jesús. Amemos mostrar que somos del Señor, que le pertenecemos, con nuestras palabras y con nuestras acciones... que todo lo que hagamos y seamos grite que pertenecemos a Jesús.»

Momentos de silencio para meditar.

Monitor: Unidos a Jesús Buen Pastor, confiémosle nuestras súplicas. A cada intención respondamos diciendo: Señor, que seamos luz para el mundo de hoy, dando la vida.
Todos: Señor, que seamos luz para el mundo de hoy, dando la vida.

Lector 1: Te pedimos por los sacerdotes para que ejerzan el ministerio trasmitiendo el Evangelio con la vida.

Lector 2: Te pedimos por los consagrados para que, desde la oración cotidiana y la entrega en el servicio a los más necesitados, sean luz en el mundo.

Lector 1: Te pedimos por los matrimonios para que en la unidad y el amor, anuncien el Evangelio a sus hijos desde la propia vivencia de los valores cristianos.

Lector 2: Te pedimos por los misioneros para que, como apóstoles de Cristo, sean sal de la tierra y luz en el mundo.

Lector 1: Te pedimos por las parejas de novios para que vayan formando los valores de familia en base al Evangelio.

Lector 2: Te pedimos por los que gobiernan los pueblos para que, guiados por los valores evangélicos nos guíen en la unidad y la paz.

Lector 1: Te pedimos por nosotros y todos los jóvenes para que vivamos íntegramente el cristianismo, es decir, irradiemos a Cristo en todo lo que hacemos.

Lector 2: Te pedimos por todos los cristianos para que no sólo lleven la luz de Cristo sino también la sean iluminando todos los ambientes que viven en la penumbra de la oscuridad.

CANTO PARA MEDITAR:
«NO HAY MAYOR AMOR».

Y ES QUE NO HAY MAYOR AMOR QUE DAR LA VIDA,
QUE DAR LA VIDA, POR AMOR.
Y ES QUE NO HAY MAYOR AMOR QUE DAR LA VIDA,
QUE DARLE A CRISTO, EL CORAZÓN.

Como grano que al morir da fruto,
y en espiga se transformará.
Así Cristo puesto en el sepulcro,
en nosotros resucitará.
Dale muerte a tu egoísmo,
a tu orgullo y a tu vanidad,
déjalos que caigan en la tierra,
pues muriendo tú florecerás.

Cual pastor que ama a sus ovejas,
y por siempre las protegerá.
Nos conduce Cristo a buenos pastos,
con su muerte nos rescatará.
Con tu vida harás como el pastor,
entregándote sin vacilar.
El que hace de su vida entrega,
siempre vida en Cristo encontrará.

En la Pascua un mandamiento nuevo,
a nosotros nos dejó el Señor:
«Entregar la vida a los hermanos
como Cristo nos la entregó».
Esta es la señal de los cristianos
por la que nos reconocerán:
«El amor con el que nos amamos,
y en la propia entrega a los demás».

Momentos de silencio para meditar.

Monitor: En este tiempo hermoso de la Pascua, hacemos ahora presente a la Virgen María, ella que nos regaló a Jesús, hoy nos lo coloca en cada altar a través de los sacerdotes para que también lo adoremos hecho Eucaristía. Agradecidos con la Virgen Santísima por el regalo de Jesús Eucaristía le decimos: Madre, ayúdanos a ser luz de tu Hijo Jesús.
Todos: Madre, ayúdanos a ser luz de tu Hijo Jesús.

Lector 1: Madre, estamos seguros de tu protección y te pedimos con todo el corazón que siempre nos cuides para ser apóstoles y misionero como tú.

Lector 2: Ayúdanos a volver a ver lo hermoso de dar la vida, pide a Jesús nos regale su luz para iluminar a todos como tú, Señora de la luz.

Lector 1: No permitas que nos quedemos con la luz de Jesús alumbrando solamente nuestro propio corazón ante tanta miseria y necesidad. Haz que nuestra vida cristiana resplandezca y de luz a nuestros hermanos que llevan la vista nublada.

Lector 2: Intercede para que demos testimonio en la familia, con los amigos y compañeros, solamente así seremos luz para aquellos ojos que son indiferentes y que no pueden ver de manera clara el amor que Dios nos tiene, amor tan grande que se ha quedado en la Eucaristía.

Monitor: Para concluir este rato de adoración, rezemos juntos esta oración por las vocaciones ante Jesús Eucaristía:

Jesús Eucaristía que sientes compasión al ver la multitud
que está como oveja sin pastor,
suscita en nuestra Iglesia y en especial en nuestra Familia Misionera,
una nueva primavera de vocaciones.

Te pedimos que envíes a nuestra Familia Inesiana y a la Iglesia entera
Sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos consagrados según tu corazón,
hermanos y hermanas que nos alimenten con el Pan de tu Palabra y con el
testimonio de vida.

Te pedimos que envíes a nuestra Familia Inesiana y a la Iglesia entera
Sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos consagrados que, por su santidad,
sean testigos de tu Reino.

Te pedimos que envíes a nuestra Familia Inesiana y a la Iglesia entera
Laicos comprometidos que, en medio del mundo,
den testimonio de Ti con su vida y su palabra
y de entre ellos surjan muchas vocaciones.

Buen pastor,
fortalece a quienes ya elegiste;
y ayúdales a crecer en amor y santidad
para que respondan plenamente a tu llamada.

María, Madre de las vocaciones, ruega por nosotros.
Amén.

CANTO PARA LA BENDICIÓN Y/O RESERVA DEL SANTÍSIMO:
«TAN CERCA DE MÍ»

TAN CERCA DE TÍ, TAN CERCA DE MÍ,
QUE HASTA LO PUEDO TOCAR,
JESÚS ESTÁ AQUÍ.


Le hablaré sin miedo al oído,
le contaré las cosas que hay en mí,
y que sólo a Él, le interesarán,
Él es más que un mito para mí.

No busques a Cristo en lo alto,
ni lo busques en la oscuridad:
muy cerca de ti, en tu corazón,
puedes adorar a tu Señor.

Míralo a tu lado caminando
paseando entre la multitud,
muchos ciegos son, porque no le ven,
ciegos de ceguera espiritual.


Ministro: Nos diste, Señor, el Pan del Cielo
Todos: Que en sí contiene todas las delicias.

Ministro: Oh Dios que bajo este admirable sacramento del Altar, nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal manera los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

(Si el ministro es un sacerdote o un diácono, éste dará la bendición de la forma acostumbrada).

Letanías a Jesús Sacramentado: 

Bendito sea Dios que escogió a María para hacerla su Primer Sagrario.
Bendito sea su Santo Nombre tres veces Santo.
Bendito sea Jesucristo, Dios verdadero por quien se vive.
Bendito sea Jesús Eucaristía, Pan bajado del cielo para dar vida a todas las naciones.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón custodiado en el Inmaculado Corazón de María.
Bendita sea su Preciosísima Sangre derramada por la salvación de muchos.
Bendita sea su gloriosa Ascensión, esperanza de los que dejan todo por él.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito, Luz de nuestras vidas.
Bendita sea la gran Madre de Dios, que nos dio a luz al Salvador de todos los hombres.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre, primera evangelizadora de nuestro pueblo.
Bendito sea San José, su castísimo esposo, hombre justo, casto y fiel.
Bendita sea la beata María Inés Teresa, amante incansable de Jesús Eucaristía
Bendito sea Dios en sus ángeles, en sus santos y en todos aquellos que anuncian su Reino.

CANTO PARA LA RESERVA DEL SANTÍSIMO:
«RESUCITÓ, ALELUYA»

RESUCITÓ, ALELUYA;
ALELUYA, EL SEÑOR RESUCITÓ (2).


Alegría y gozo mis hermanos:
Jesucristo, el Señor resucitó.
Alegría y gozo mis hermanos,
que la muerte, vencida, ya murió.
Alegría y gozo mis hermanos:
el sepulcro vacío se quedó.
Alegría y gozo mis hermanos,
el Señor de la muerte es vencedor.

Alegría y gozo mis hermanos,
los que pobres como Cristo hoy vivís.
Alegría y gozo mis hermanos,
porque vuestro será el reino un día al fin. 


ALGDR 2018

1 comentario:

  1. Excelente momento para adoración al Santísimo Sacramento que ha resucitado, Aleluya.

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