Todos los años, la Iglesia celebra el mes de octubre como el Mes Misionero, un tiempo dedicado especialmente a despertar la conciencia misionera de los fieles, y a invitarlos a interesarse por las misiones y cooperar con ellas a través de la oración, el sacrificio y la colaboración material, pero este octubre de 2019, el Papa Francisco nos ha invitado a vivir un «Mes Misionero Extraordinario» para celebrar que este año 2109 se cumplen cien años de la promulgación de la Carta apostólica «Maximum illud», (30 de noviembre de 1019) con la que el Papa Benedicto XV quiso dar un nuevo impulso al compromiso misionero de la Iglesia de anunciar el Evangelio. Con esto el Papa Francisco quiere reavivar la conciencia bautismal del Pueblo de Dios en relación a la misión de la Iglesia. Él mismo presentó el lema para esta celebración: “Bautizados y enviados: La Iglesia de Cristo en la misión en el mundo». Francisco —como gusta el Papa que lo llamen— que ha hablado elocuentemente sobre la evangelización misionera en su exhortación apostólica «Evangelii Gaudium» (La alegría del Evangelio) quiere que se viva con frescura y alegría un encuentro personal renovado con Jesucristo vivo en la Iglesia, una reflexión sobre el testimonio y la vida de los santos misioneros y mártires, una dedicación a la formación misionera y a la catequesis, y una renovada práctica de caridad misionera, recordando aquello que decía san Paulo VI (canonizado hace un año por el Papa Francisco): «El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escucha a los que enseñan, es porque dan testimonio» (EN 41).
El 37% de la Iglesia católica lo constituyen territorios de misión, un total de 1,100 circunscripciones eclesiásticas en el mundo, dependen de la ayuda personal de misioneros y misioneras y de la colaboración económica de otras Iglesias para realizar su labor. Por eso es que el tercer domingo de octubre se celebra El DOmingo MUNDial de las Misiones, un día en que toda la Iglesia universal reza por la actividad evangelizadora de los misioneros y misioneras y colabora económicamente directamente con la labor de la Iglesia en misión «Ad Gentes», es decir, la Iglesia que está en esas tierras de misión. La actividad misionera es el paradigma de cada obra de la Iglesia, porque la Iglesia, como dice el Concilio Vaticano II, es «misionera por naturaleza» (AG 1). En este sentido, las Conferencias Episcopales, las parroquias, las diócesis de todo el mundo y también los Movimientos Eclesiales, deben constituirse en un estado misionero permanente, porque no hay ningún aspecto de nuestra actividad como bautizados, que no haga referencia a la misión. Desde el Antiguo Testamento, hay en el corazón del hombre llamado por Dios, un anhelo de que Dios sea conocido y amado por todos y cada uno de los habitantes del mundo. Este domingo el salmo responsorial (Sal 97 [98]) expresa de una manera muy clara este deseo en las palabras del salmista. La salvación de que ha sido objeto la Casa de Israel, está destinada a «todas las naciones»: El Dios que aclama como su único Rey, será un día el rey que gobernará la humanidad entera. ¡Cómo no agradecer esta salvación que nos ha traído el Señor, y cómo no anhelar que la salvación alcance a todas las naciones!
El Evangelio de este domingo nos habla de esa salvación que llega, de parte de Cristo, a 10 leprosos que son curados de su enfermedad (Lc 17, 11-19), sólo uno agradece. Esta perícopa evangélica nos viene muy bien a nosotros que vivimos en esta sociedad pragmática en la que se ha perdido el sentido de la gratitud, del agradecimiento. A nivel de nuestra práctica religiosa es más frecuente pedir que dar gracias. Sin embargo, como se dice: «de bien nacidos es ser agradecidos». Todo lo hemos recibido gratis: la fe, la salud, la vida, los padres, el amor, la salvación. Tantos dones recibidos de Dios nos tienen que llevar a ser agradecidos y a anhelar que la salvación llegue a todos los confines de la tierra. Preparémonos de la mano de María a celebrar el domingo entrante el DOMUND. Les invito a invocar conmigo al Señor, llenos de gratitud con la oración del DOMUND para este año 2019: «Padre nuestro, tu Hijo Unigénito Jesucristo resucitado de entre los muertos encomendó a sus discípulos el mandato de "id y haced discípulos a todas las gentes". Tú nos recuerdas que a través de nuestro bautismo somos partícipes de la misión de la Iglesia. Por los dones de tu Santo Espíritu, concédenos la gracia de ser testigos del Evangelio, valientes y tenaces, para que la misión encomendada a la Iglesia, que aún está lejos de ser completada, pueda encontrar manifestaciones nuevas y eficaces que traigan vida y luz al mundo. Ayúdanos a hacer que todos los pueblos puedan experimentar el amor salvífico y la misericordia de Jesucristo, Él que es Dios y vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén». ¡Bendecido domingo!
Padre Alfredo.
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