jueves, 31 de octubre de 2019

«Holywins, la víspera de todos los santos»... Un pequeño pensamiento para hoy


El salmo 108 [109] es un salmo largo, tiene 31 versículos de los cuales la liturgia de la palabra de hoy toma unos cuantos (21-22.26-27.30-31) que se centran en la bondad de Dios y en la gratitud del hombre. ¡Cuánto hay que agradecer la bondad de Dios y cuánto tenemos que ser agradecidos! Dios nos ama, es bueno con nosotros y esa bondad se manifiesta de muchas maneras y en situaciones muy diversas; de esa bondad no podemos dudar, pero, qué pasa con la gratitud del hombre hacia Dios. ¡Ha sido tan fácil para muchos el dejar de ser agradecidos! Es que para ser agradecidos se necesita reconocer nuestra condición de pobres, de necesitados, de reconocernos limitados. Eso han hecho los santos, todos se sintieron así, pobres, necesitados, limitados y por eso abrieron sus almas y sus corazones a Dios de cuya bondad todo esperaron y ante quien siempre mostraron gratitud, pero cómo contrasta esa visión con el mundo que nos rodea y que nos presenta como ideal al hombre autosuficiente que no necesita de nada ni de nadie. Hoy es 31 de octubre, en la tarde celebraremos ya la víspera de la solemnidad de Todos los Santos. Por ello la noche del 31 de octubre, en el inglés antiguo, era llamada «All hallow’s eve» (víspera de todos los santos). De allí viene la palabra que se abrevió a «Halloween». ¡Cómo recuerdo aquellos 31 de octubre cuando era niño! La celebración de esta noche en una sociedad tan cristiana, tan católica, tan llena de Dios en nuestro Monterrey, como era la de hace 50 años, reducía esta noche a disfrazarse y a visitar las casas de los vecinos pidiendo dulces y nada más. En aquellos años los disfraces se hacían en casa, con papel crepé, aquel papel casi multiusos, de corte ligero y con una textura rugosa que le daba flexibilidad para hacer disfraces de soldaditos romanos, frutas, personajes diversos e incluso angelitos... 

¡Me viene ahora a la mente la escena aquella del Halloween en la película de E.T. que muchos hemos visto! Pero, desde hace ya algunos decenios, la cosa ha cambiado. Poco a poco la celebración fue tomando aspectos relativos a la brujería con disfraces que ya no eran aquellos inocentes, sino que cada vez van siendo disfraces más sangrientos, que tienen que ver con lo tenebroso, lo grotesco y a fin de cuentas con la brujería y con lo demoniaco, marcando una evolución muy negativa. Hoy los disfraces se compran, cuestan un buen y son feos. Hay papás que son cristianos, que son católicos, buenos católicos, que se limitan a poner un buen disfraz a su hijo, a una pequeña celebración en el colegio y ya está, no hay que dejarse llevar por las trampas del enemigo, que, de alguna manera, ha venido a meterse en nuestro mundo de inocencia queriendo desviar los corazones hacia lo malo, hacia la ingratitud, hacia el lado oscuro. Hace unos diez años, más o menos, para ayudar a enderezar las cosas, se empezó a celebrar esta víspera de Todos los Santos con el nombre de «Holywins», un juego de palabras que significa «la santidad vence», invitando a los niños a vestirse de sus santos preferidos y a recordar en ese día sus vidas ejemplares a través de juegos, testimonios, procesiones y canciones. La similitud fonética con la palabra Halloween no es casual, pues «Holywins» tiene la pretensión de ayudar a reforzar la fiesta cristiana de Todos los Santos, ante el eclipse cada vez mayor que está sufriendo por la potente implantación de la fiesta pagana de Halloween. 

Los católicos, los discípulos­–misioneros, debemos devolver a esta tarde y esta noche su verdadero sentido y celebrar a todos los aquellos que siguieron heroicamente a Jesucristo, con una luminosa fiesta que desborde alegría y esperanza. La vida es hermosa y su meta es el Cielo. Todos somos invitados a ser santos, no hay que olvidarlo y hay que vencer el mal y la ingratitud que siempre han querido hacer nido en el corazón del hombre. EL Evangelio de hoy nos muestra, por ejemplo, la ingratitud de Jerusalén para con el Señor (Lc 13,31-35). Es entrañable que en este pasaje Jesús se compare a sí mismo con la gallina que quiere reunir a sus pollitos bajo las alas. Hoy podemos hacer una pequeña oración para dar gracias al Señor que nos cuida, que camina con nosotros, que nos invita a ser santos, le podemos decir: «Señor Jesús, tú que quisiste acogernos a todos bajo tus alas, como la gallina a sus pollitos; tú que concediste a los todos los santos fortaleza suficiente para permanecer en fidelidad a tu alianza, en medio de dificultades sin cuento; tú que nos amas por encima de cualquier medida, danos la gracia de vivir y expresarnos como discípulos—misioneros tuyos que en todo momento busquemos vencer el mal a costa del bien. Que tu Madre Santísima nos cuide y nos proteja para que estas vísperas de la fiesta de Todos Los Santos, nuestros niños no sean arrastrados hacia el mal sino que celebrando la bondad del Señor, sigan aprendiendo a ser agradecidos por los dones recibidos de tu Padre celestial, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.» ¡Bendecido jueves en la víspera de Todos los Santos! 

Padre Alfredo.

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