sábado, 20 de abril de 2019

«La noche de la Vigilia Pascual»... Un pequeño pensamiento para hoy


Después de que todo este Sábado Santo la iglesia ha permanecido junto al sepulcro del Señor, meditando su Pasión y Muerte, su descenso a los infiernos, y se ha abstenido absolutamente del sacrificio de la Misa, llegamos al acercarnos a a media noche a la solemne Vigilia que inaugura los gozos de la Pascua. La noche de la Vigilia Pascual es la noche santa, la noche central de la comunidad cristiana. Es noche de vela ante el tránsito del mundo viejo al nuevo, de la esclavitud a la libertad, de la desesperación a la esperanza y de la muerte a la vida. Cristo, primogénito de entre los muertos, es la primicia del reino. Con esta Vigilia Pascual celebramos el fundamento de nuestra fe, según atestigua san Pablo: «si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe» (1 Cor 15,14). Cristo ha resucitado y lo proclamamos con el solemne «aleluya» que habíamos omitido toda la Cuaresma. Esta noche la liturgia, acompañada por la riqueza de muchos salmos que celebran la victoria y que hacen explotar al alma de alegría y gozo, nos va recordando que Dios hizo un pacto de comunión con la creación y con Adán y Eva. Que esa alianza fue rota y Dios trató siempre de recomponerla, aunque el pecado haya sido muy grave. Esta noche Santa nos platica del clamor del pueblo oprimido en Egipto, liberado por el Señor y sellado con una alianza en el Sinaí, con Moisés. Las lecturas y los bellísimos salmos nos cuentan de ese Dios que siempre ha buscado que haya reconciliación entre él y sus hijos y nos llevan hasta el Evangelio de la resurrección, que nos hace saltar de gusto. 

Una luz, una llama de fuego, desde el «Cirio Pascual» se propaga por toda la Iglesia e ilumina nuestras tinieblas, las tinieblas de una humanidad que lidia con las discordias y las rivalidades, con las alegrías y los fracasos, con los estragos del caos y las esperanzas de lo venidero. Del mismo modo que al principio de la creación Dios hizo la luz, ahora, en la nueva creación, la luz aparece de nuevo en el mundo y escuchando lecturas y cantando salmos lo celebramos llenos de júbilo. Con razón san Pablo decía: «Reciten salmos, himnos y cánticos espirituales. Que el Señor pueda oír el canto y la música de sus corazones» (Ef 5,19). Las tinieblas del pecado se disipan por la claridad de Cristo que resucita. El antiguo Adán nos sumió en la tiniebla del pecado, pero Cristo, nuevo Adán, ilumina el mundo entero. El fuego purificador que se enciende al comenzar la celebración borra la tristeza y los trastornos del pecado. Cristo es la luz del mundo, y nosotros buscamos brillar con su luz. Nuestras buenas obras, nuestra vida cristiana, ha de ser reflejo del Cristo resucitado que hoy se manifiesta lleno de gloria y al que la Iglesia agrega un tercer signo de esta noche santa, además de la Palabra y de la luz, es el agua. Esta criatura, que en otro tiempo significó castigo y muerte, destrucción, como en tiempo de Noé, es ahora para nosotros la fuente de la vida y signo de purificación.

Con la luz del «Cirio Pascual» bendecimos la fuente de agua del bautismo. Esta agua nos limpia de nuestras culpas y nos da la vida nueva de los hijos de Dios. Esta noche celebramos el gozo de que somos hijos de Dios por el Bautismo. La alegría de que fuimos sepultados con Cristo en las aguas del perdón, y de ellas renacimos como criaturas nuevas. En esta noche, cada uno de nosotros renovamos las promesas bautismales y recibimos de nuevo el agua que nos recuerda nuestro bautismo. Vivamos pues como verdaderos hijos de Dios y comencemos una nueva vida con Cristo resucitado. Esta noche comienza una nueva vida, una nueva creación. Resucitamos con Cristo y celebramos la Eucaristía, el sacramento de la Nueva Alianza. Lo viejo ha quedado atrás. La Eucaristía nueva de esta noche es para nosotros, discípulos–misioneros, la prenda preciosa de la futura resurrección. Alimentados de Cristo esperamos la nueva aurora, la luz que no acaba nunca. Cristo ha resucitado, resucitemos con Él. ¡Felices Pascuas de Resurrección! 

Padre Alfredo.

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