martes, 1 de agosto de 2017

El espacio de tiempo para Dios... Un pequeño pensamiento para hoy...

Todos experimentamos que en el interior de nuestros corazones hay sembrado trigo y cizaña, bien y mal, porque el Hijo del Hombre y el diablo siguen sembrado su diferente semilla (Mt 13,36-43. Cada día luchamos para hacer el bien, pero hemos de reconocer que debido a nuestra debilidad el mal nos acecha y tienta. ¡Cómo nos gustaría que la cizaña y el mal desapareciesen hoy mismo de todos los corazones del mundo y hubiera —como dice Madre Inés— un Sagrario en cada uno de los habitantes del mundo entero sin tener que esperar «al fin del tiempo», pero sabemos que, como dice Jesús en el Evangelio, hemos que esperar hasta entonces.
Hoy martes 1 de agosto celebramos a san Alfonso María de Ligorio, el fundador de los Redentoristas, un hombre que sembró y sembró el trigo de la Buena Nueva en los corazones. Su ejemplo nos motiva a no cansarnos de sembrar como discípulos-misioneros la Buena Nueva y a estar en intimidad con Jesús, porque ahí es donde nos habla al corazón y nos invita a seguir sembrando en lo cotidiano de cada día la buena semilla.

Como discípulos-misioneros estamos llamados a tener intimidad con Jesús, como Moisés, que hablaba «cara a cara» con Dios retirándose por un espacio de tiempo de las cosas de cada día (Ex 33,11-13). Una vida que no se cultiva en la oración es como una amistad que no se ejercita en el encuentro, en el trato, en la conversación. ¿Cuánto tiempo dedicamos al Señor cada día? ¿Somos capaces de retirarnos de tanto en tanto para estar más con Él? Pidamos a María, que sabía guardar un espacio en su corazón para las cosas de Dios, que nos ayude a encontrar ese tiempo en donde el Señor, accesible en todo tiempo y en todo lugar desde que está resucitado, nos espera. ¡Feliz y bendecido martes!

Padre Alfredo.

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