Con cierta frecuencia, nos encontramos en el Evangelio, algunos pasajes en los que Jesús hace preguntas: «¿Por qué temen, hombres de poca fe?» (Mt 8,26); «¿Creen que puedo hacer esto?» (Mt 9,28) «¿Qué deseas» (Mt 20,21); «¿Por qué me llamas bueno?» (Mc 10,18); «¿Quién de ustedes, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?» (Lc14,28). Algunas de ellas son tan personales y profundas como estás: «¿Podrán beber la copa que yo voy a beber?» (Mt 20,22); «¿Qué son estas cosas de que van conversando entre ustedes mientras caminan?» (Lc 24,17); ¿También ustedes van a dejarme?» (Jn 6,67) y dos más que el Evangelio nos presenta en Mateo 16,13-20 y que ocupan hoy mi reflexión para este domingo: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» y «Ustedes, ¿quién dicen que soy yo?».
Primeramente, Jesús hace estas preguntas para saber qué piensa la gente respecto a su persona, para ver qué piensan del Hijo del Hombre. Las respuestas que obtiene son variadas. Juan Bautista, Elías, Jeremías, algún profeta. Pero luego Jesús pregunta la opinión de los discípulos, sus amigos, los que conviven con él en el día a día. Pedro se vuelve portavoz y dice con gozo: «¡Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo!» La respuesta no es nueva, ya antes los discípulos habían dicho lo mismo (Mt 14,33). En el Evangelio de Juan, la misma profesión de fe la hizo Marta la hermana de María y de Lázaro (Jn 11,27). Pero... ¿quién es Jesús para ti? y ¿quién es Jesús para mí? Entonces, entre tanta pregunta, surgen otras más que brotan desde mi interior, porque se puede ver a Jesucristo desde muchos puntos de vista, desde lo espiritual, desde la justicia, como amigo, como maestro, como compañero de camino, como Dios... ¿Mis respuestas son desde lo que yo siento o desde lo que he escuchado?, ¿estoy convencido y atento como Pedro a las preguntas, encomiendas y llamados que Jesucristo me hace?, ¿me siento como Pedro a quien el Señor se dirige y me dice: que sobre mí sigue edificando su Iglesia?, ¿de qué forma le ayudó en este mandato?... y tú... ¿qué te preguntas respecto a quién es Jesús para ti?
Hoy me doy cuenta que muchas veces las preguntas son más necesarias aún que las respuestas. Las preguntas nos mueven, nos despiertan, pero sobre todo nos comprometen, porque crean una relación personal, como en este caso con Cristo «Mesías». Por eso, las preguntas de Dios y a Dios, nos ayudan a entrar en conversación con Él y a dar a la escucha de su Palabra el valor de sentido para la vida. Creo que podemos hacer un listado de todo lo que entendemos que es Jesucristo para nosotros y podemos compartir esto con los que nos encontramos cada día, en especial hoy domingo, que es día del Señor. Sintiendo ese mismo llamado y mandato de Jesucristo a Pedro, como discípulos-misioneros con María, podemos seguir edificando y extendiendo la Iglesia. Hoy termino con una pregunta más, y prometo que es la última: ¿Cuál es la acción concreta que te invita a realizar este par de preguntas que hace Jesús en este pasaje? ¡Feliz y bendecido domingo!
Padre Alfredo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario