
Los de nuevo ingreso y los más pequeños, hacen una etapa inicial e formación llamada «Aspirantado» en donde se concientizan de la importancia de vivir el sacramento el bautismo, en donde todos recibimos ese mandato misionero a la vez que se nos dan las virtudes teologales de fe, esperanza y amor. Los aspirantes reciben el escudo pontificio, recordándoles que se forman dentro de la Iglesia sin dejarse entristecer o empobrecer replegándose en sí mismos o dejándose llevar por modas pasajeras. A los aspirantes se les invita abrir la mente y el corazón a los horizontes infinitos de la misión recibida en el bautismo.

Después de completar la formación inicial en estas dos etapas, viene el momento del compromiso. El laico, que ha superado estas etapas, se encuentra capacitado para comprometerse por un año (y así renovar hasta hacer su compromiso definitivo) a dar testimonio de vida cristiana en el lugar donde se encuentre, en unión de los otros miembros de la Familia Inesiana en el dinamismo de la Nueva Evangelización.
En el camino de este compromiso, Cristo guía y sostiene a los Vanclaristas en la ley de amor. El amor que se hace fuente y modelo en el Hijo de Dios, por eso el lema de Van-Clar es «Vivir para Cristo».
La beata María Inés Teresa decía a los miembros de los diversos grupos de Van-Clar: «Adelante, hermanos Vanclaristas, Dios nos quiere optimistas, trabajadores, generosos en nuestra entrega; vale la pena vivir así y luchar por que los demás lo vivan también, porque la realidad eterna que nos espera es sublime» (De las cartas a Van-Clar).
Los Vanclaristas, como el resto de las ramas que componen la Familia Inesiana, tienen como patrona principal a la Virgen María bajo la advocación de Guadalupe. Ella, la Reina de la Evangelización, los sostiene y guía al encuentro con Cristo, y los entusiasma a encaminarse presurosos (cf. Lc 1,39) como ella, con alegría, con gozo, con entrega generosa, al servicio de la humanidad entera para que todos conozcan y amen a Cristo.
Si tú eres bautizado... ¡Tú puedes ser Vanclarista!
P. Alfredo Delgado Rangel, M.C.I.U.
No hay comentarios:
Publicar un comentario