Van-Clar (Vanguardias Clarisas) es una rama de la Familia Inesiana (La familia misionera fundada por la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento) que acoge a laicos de toda edad, clase y condición que busquen vivir de una manera más concreta y comprometida el mandato misionero. Hay grupos de niños, de adolescentes, de jóvenes, de adultos, de matrimonios, de enfermos...
Los de nuevo ingreso y los más pequeños, hacen una etapa inicial e formación llamada «Aspirantado» en donde se concientizan de la importancia de vivir el sacramento el bautismo, en donde todos recibimos ese mandato misionero a la vez que se nos dan las virtudes teologales de fe, esperanza y amor. Los aspirantes reciben el escudo pontificio, recordándoles que se forman dentro de la Iglesia sin dejarse entristecer o empobrecer replegándose en sí mismos o dejándose llevar por modas pasajeras. A los aspirantes se les invita abrir la mente y el corazón a los horizontes infinitos de la misión recibida en el bautismo.
Después de esta etapa viene el tiempo de un año de formación en donde reciben el nombre de «Pre-Vanclaristas». Ellos se van impregnando del espíritu del Evangelio contemplando a Cristo Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14,6), para ir imitando sus valores y virtudes hasta formarse, como decía Madre Inés, para ser «una copia fiel de Jesús». En esta etapa se recibe la Sagrada Escritura, con la intención de aprender a manejarla y hacerla vida, en especial dirigiéndose al Evangelio y abrirse al amor de Cristo conociendo los valores del Reino.
Después de completar la formación inicial en estas dos etapas, viene el momento del compromiso. El laico, que ha superado estas etapas, se encuentra capacitado para comprometerse por un año (y así renovar hasta hacer su compromiso definitivo) a dar testimonio de vida cristiana en el lugar donde se encuentre, en unión de los otros miembros de la Familia Inesiana en el dinamismo de la Nueva Evangelización.
Así, Van-Clar es un grupo de laicos inspirado por Dios a la beata María Inés, que siempre tuvo la audacia de anunciar el Reino y pensó en los laicos como «brazo derecho» para llevar el Evangelio a todas partes, en medio de las ocupaciones del mundo hasta donde un sacerdote o un consagrado hombre o mujer, no pueda llegar tan fácil.
En el camino de este compromiso, Cristo guía y sostiene a los Vanclaristas en la ley de amor. El amor que se hace fuente y modelo en el Hijo de Dios, por eso el lema de Van-Clar es «Vivir para Cristo».
La beata María Inés Teresa decía a los miembros de los diversos grupos de Van-Clar: «Adelante, hermanos Vanclaristas, Dios nos quiere optimistas, trabajadores, generosos en nuestra entrega; vale la pena vivir así y luchar por que los demás lo vivan también, porque la realidad eterna que nos espera es sublime» (De las cartas a Van-Clar).
Todos somos misioneros, pero de una manera especial, el Vanclarista toma conciencia más profunda de esta tarea de darse de lleno a la misión, incluso prestando etapas de servicio en las diversas obras de la Familia Inesiana en los 14 países a donde se ha extendido.
Los Vanclaristas, como el resto de las ramas que componen la Familia Inesiana, tienen como patrona principal a la Virgen María bajo la advocación de Guadalupe. Ella, la Reina de la Evangelización, los sostiene y guía al encuentro con Cristo, y los entusiasma a encaminarse presurosos (cf. Lc 1,39) como ella, con alegría, con gozo, con entrega generosa, al servicio de la humanidad entera para que todos conozcan y amen a Cristo.
Si tú eres bautizado... ¡Tú puedes ser Vanclarista!
P. Alfredo Delgado Rangel, M.C.I.U.
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