lunes, 2 de marzo de 2015

"UNA HORA SANTA MISIONERA"... HORA SANTA 4




Canto Introductorio: 

"Bendigamos al Señor"

Bendigamos al Señor que nos une en caridad
Y nos nutre con su amor en el Pan de la unidad.
¡Oh Padre nuestro!


Conservemos la unidad que el Maestro nos mandó
Donde hay guerra que haya paz, donde hay odio que haya amor
¡Oh Padre nuestro!

El Señor nos ordenó devolver el bien por mal
Ser testigos de su amor, perdonando de verdad.
¡Oh Padre nuestro!

Al que vive en el dolor y al que sufre en soledad
Entreguemos nuestro amor y consuelo fraternal.
¡Oh Padre nuestro!

EXPOSICIÓN CON EL SANTÍSIMO COMO DE COSTUMBRE. 

INTRODUCCIÓN:

Ministro: Jesús mío, tú te servirás de nosotros para manifestar a todas las naciones que no necesitas más, para obrar maravillas en un alma. Te abandonamos nuestra miseria para que tu misericordia tenga anchísimo campo en que ejercitarse y te entregamos nuestra buena voluntad por manos de María, la primera misionera. 

Breve pausa de silencio.

Lector: Toda persona dedicada a la misión "es como padre amoroso y solícito que vigila, cuida y ama en todo momento al hijo amado de su corazón". Ser padre de las almas da sentido a la vida apostólica: "¡Qué paternidad tan gloriosa! ¡Dar almas a Dios y sustentarlas con el sacrificio! Si no es para comprar almas para Dios, no vale la pena el vivir La vida no merece el nombre de vida, si no se emplea toda ella en conquistar vasallos para el Rey inmortal de los siglos".

Este celo apostólico, es también materno, a imitación de María, figura de la Iglesia y no tiene fronteras: "Las almas nos necesitan en todo el mundo. Y es un mandato divino: Id y evangelizad a todos los pueblos". El amor paterno y materno pasa por encima de todas las dificultades. (Cfr. Escritos de la próxima beata mexicana María Inés Teresa Arias).

Momentos de silencio para la reflexión personal.

ACTO DE PERDÓN:

Lector: En estos tiempos difíciles que vivimos, en los que debemos tener un corazón lleno de tu amor, reconocemos públicamente nuestros pecados y te decimos, Jesús Eucaristía: Perdónanos, Señor.

Lector: Por no haber encontrado tiempo para orar. Por haberte rezado algunas veces sólo por costumbre, sólo con la boca y no con el corazón.
T. Perdónanos, Señor.

Lector: Por darnos por satisfechos en nuestra vida espiritual con poco, sin profundizar más en nuestra fe y en nuestra vocación misionera.
T. Perdónanos, Señor

Lector: Por no haber respondido con fidelidad al amor que esperaba de mí mi familia, mis amigos, mi apostolado.
T. Perdónanos, Señor.

Lector: Por no haber sido auténticamente testigos de la fe y del amor.
T. Perdónanos, Señor.

Lector: Por no haber sido sensibles a las necesidades de los demás.
T. Perdónanos. Señor.

Lector: Por mis omisiones y flojeras en el quehacer misionero al que todos estamos llamados desde nuestro bautismo.
T. Perdónanos, Señor.

Lector: Por haber comprometido a la Iglesia con mis actitudes contrarias al Evangelio.
T. Perdónanos, Señor.

Lector: Por nuestra falta de fe, de ardor en las cosas pequeñas de cada día, por nuestra apatía en la conquista de las almas, por no haber defendido los derechos de tu Reino.
T. Perdónanos, Señor.

Lector: Por nuestros pecados y los pecados de todos los adolescentes y jóvenes del mundo entero.
T. Perdónanos, Señor.

Canto de meditación: 

"Aunque marche por la oscuridad".

Aunque marche por la oscuridad nada he de temer
Porque Tú conmigo vas, mi Pastor que me hace sosegar.


Tú que me preparas tu mesa en la fe, Tú me das la copa rebosando está

Tú bondad conmigo llegaste hasta el final, y mi vida entera para Ti será

Tú que me conduces a tus fuentes de paz, Tú me has bautizado, por tu senda voy. 

LECTURA DEL EVANGELIO:
(Si está presente algún sacerdote o Diácono, la hará él).

Del santo Evangelio según San Mateo: 28,16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en nombre del Padre y del Hijos y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo". Palabra del Señor.

Momento de silencio para la reflexión personal.

ORACIÓN MISIONERA:

LECTOR 1: En alguna ocasión escuchamos a Jesús hablando con todo el corazón a sus discípulos y demostrándoles una gran confianza, dejando en sus manos la misión de "Id por todo el mundo y anunciar el evangelio...". No estarían solos siempre contarían con la ayuda del Espíritu...

LECTOR 2: Estas palabras están dichas para nosotros. Somos continuadores de tu obra. Somos tu compañero en la misión. Gracias Jesús, me siento agradecido por tu confianza. La mies es mucha y los obreros pocos. Quiero seguir siendo uno de ellos. Muchas personas están caídas en este mundo y muchos pasamos de largo. Quiero ser el buen samaritano, conviérteme primero a mí para que yo pueda anunciar la Buena Noticia.

LECTOR 1: Danos audacia porque en este mundo escéptico y de autosuficiencia, tenemos vergüenza y miedo.

LECTOR 2: Danos esperanza para dar testimonio de ti  en esta sociedad recelosa y cerrada, nosotros también tenemos poca confianza.

LECTOR 1: Danos amor para llevarte a todos en esta tierra insolidaria y fría, nosotros también sentimos frío nuestro corazón.

LECTOR 2: Danos constancia en este ambiente cómodo y superficial, porque nosotros también nos cansamos fácilmente. Conviértenos primero a nosotros, para que podamos anunciar a los demás la Buena Noticia.

Momento de silencio para la reflexión personal.

Preparación para la bendición y despedida (Si está presente el sacerdote o el diácono se dará la bendición).

Canto sugerido: 

"Bendito, bendito, bendito sea Dios".

Bendito, bendito, bendito sea Dios,
los ángeles cantan y alaban a Dios,
los ángeles cantan y alaban a Dios.


Yo creo Jesús mío que estás en el altar,
oculto en la Hostia te vengo a adorar,
oculto en la Hostia te vengo a adorar.

Por amor al hombre moriste en una cruz
y al cáliz desciendes por nuestra salud,
y al cáliz desciendes por nuestra salud.

Ministro.- Nos diste, Señor, el Pan del Cielo,
Todos.- que en sí contiene todas las delicias.

Oración: Señor y Dios nuestro, que has querido que tu Iglesia sea sacramento de salvación para todos los hombres, a fin de que la obra redentora de tu Hijo perdure hasta el fin de los tiempos, haz que tus fieles caigan en la cuenta de que están llamados a trabajar por la salvación de los demás, para que todos los pueblos de la tierra formen una sola familia y surja una humanidad nueva en Cristo nuestro Señor, que vive y reina contigo...

En este momento se da la Bendición con el Santísimo Sacramento si está presente el sacerdote o diácono, si no, se hace la reserva del Santísimo hasta que se haya terminado de recitar la oración.

Todos de rodillas.

Ultimas oraciones: (Letanías).

Bendito sea Dios, bendito sea su santo nombre, bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre, bendito sea el santo nombre de Jesús, bendito sea su sacratísimo corazón, bendita sea su preciosísima sangre, bendito sea Jesucristo en el santísimo sacramento del altar, bendito sea el Espíritu Santo consolador, bendita sea la gran madre de Dios María Santísima, bendita sea su santa e inmaculada concepción, bendita sea su gloriosa asunción, bendito sea el nombre de María Virgen y Madre, bendito sea san José su castísimo esposo, bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Canto final: 

"Tú reinarás"

Tú reinarás, este es el grito, que ardiente exhalan nuestra fe;
Tú reinarás, oh Rey Bendito, pues tú dijiste ¡Reinaré!

Reine Jesús por siempre, reine su corazón, 
en nuestra patria, en nuestro suelo, que es de María la nación,
en nuestra patria, en nuestro suelo, que es de María la nación,  

Tu reinarás, dulce esperanza, que el alma llena de placer;
habrá por fin paz y bonanza, felicidad habrá doquier

Tu reinarás en este suelo, te prometemos nuestro amor;
¡oh buen Jesús!, danos consuelo, en este valle de dolor

Tú reinarás, reina y ahora, en esta casa y población;
ten compasión del que implora y acude a ti en la aflicción.

Tú reinarás toda la vida, trabajaremos con gran fe ;
en realizar y ver cumplida, la gran promesa: ¡Reinaré!

dr. algdr2014

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