lunes, 2 de marzo de 2015

"Año Nuevo"... HORA SANTA 6



CANTO DE ENTRADA

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
(como de costumbre)

Ministro: Unidos a la alegría del mundo entero por el nacimiento del Salvador y agradeciendo el nuevo año que iniciamos en su nombre, hacemos esta Hora Santa con la intención de pedir siempre al dueño de la mies, que día a día, en este año, nos ilumine, para responder generosamente a su llamado, que sigamos siendo instrumentos para el sostén de vocaciones en la Iglesia con nuestra oración, y sigamos alentando a nuestros sacerdotes, misioneros y religiosos, para que sigan dando a ese mismo Jesús Niño, en la Eucaristía y en su testimonio, a toda la humanidad.

ORACIÓN

Ministro: Oremos. Señor, Dios Todopoderoso, que has querido iluminarnos con la luz de tu Verbo hecho carne, con­cédenos que todo este nuevo año y siempre, nuestras obras concuerden siempre con la fe que ha iluminado nuestro espíritu. Por Nuestro Señor Jesu­cristo, tu Hijo que contigo vive y reina en unión con el Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

(Momentos de silencio para meditar)

CANTO

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA:

Del libro del Profeta Isaías.                                                                              (62,11-12)
Escuchen lo que el Señor hace oír hasta el último rincón de la tierra: “Digan a la hija de Sion: Mira que ya llega tu salvador. El premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. Tus hijos serán llamados “pueblo santo”, “Redimidos del Señor”, y a ti te llamarán “Ciudad deseada, Ciudad no abandonada”
Palabra de Dios.
Todos: Te alabamos Señor.

SALMO REPONSORIAL:
(del Salmo 96).

V/ Reina el Señor, alégrese la tierra.
R/ Reina el Señor, alégrese la tierra.

Reina el Señor, alégrese la tierra;
cante de regocijo el mundo entero.
Los cielos pregonan su justicia,
su inmensa gloria ven todos los pueblos.

R/ Reina el Señor, alégrese la tierra.

Amanece la luz para el justo
y la alegría para los rectos de corazón.
Alégrense, justos, con el Señor
y bendigan su santo nombre.

R/ Reina el Señor, alégrese la tierra.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO:

V/ Aleluya, Aleluya.
R/ Aleluya, Aleluya.
Gloria a a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hom­bres de buena voluntad.
R/ Aleluya, Aleluya.

EVANGELIO:

Lectura del Santo Evangelio según san Lucas.                         (2,15-20)
Cuando los Ángeles los dejaron para volver al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: “Vamos hasta Belén, para ver eso que el Señor nos ha anunciado”. Se fueron, pues, a toda prisa y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravilla­dos.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron a sus campos alabando y glo­rificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.
Palabra del Señor.
Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.

(Momentos para meditar y compartir)

CANTO

Oración al Corazón Eucarístico de Jesús Niño:

Lector 1: Querido Jesús Eucaristía, a quien María Santísima entregó como Pan de vida eterna en Belén, hoy, como misioneros que somos, venimos a implorar tu misericordia por todos los ateos, por todos los que no creen en Ti, por los que aún no te conocen, para que, a través de la vocación gozosa de tus sacerdotes, religiosos y misioneros, abran los ojos del alma y te descubran en la Creación, en la noche tapizada de estrellas, en el corazón de las almas puras y sencillas. Te pedimos que conviertas nuestros corazones en nuevos pesebres de carne, para que Tú nazcas en ellos y nos hagas anunciadores de tu mensaje de amor y paz.

Lector 2: Querido Dios Hijo, que vienes a nosotros en Navidad como un Niño, para que no tengamos miedo de acercarnos a ti, porque nadie tiene miedo de acercarse a un niño; te suplicamos que los jóvenes que se sienten llamados a ser sacerdotes y hermanos misioneros y las chicas que sienten inquietud por la vida religiosa, no se extravíen en la oscuridad del mundo, aturdidos por la música estruendosa que resuena por doquier y no deja darse cuenta que tú, en el pesebre, eres la luz del mundo, y que la música más hermosa que se puede escuchar es tu Palabra, que da la vida eterna.

Lector 3: Sagrado Corazón Eucarístico del Niño Jesús, queremos, como familia de fe reunida en oración, darte nuestro amor y nuestra adoración por todos aquellos que, escuchando el llamado para colaborar en tu Iglesia, se han olvidado de Ti, o han despreciado tu voz y se han hecho sordos a la invitación  a compartir. Te ofrecemos nuestro amor en reparación por los que en vez de seguir tu llamado a colaborar en la Iglesia, te han dado la espalda y se han ido lejos de ti, engañados por los falsos atractivos del mundo.

Lector 4: Corazón amado de Jesús Niño, ven y cuida, con tu sonrisa de Niño en Belén, a nuestras familias, y con la fuerza de tu Sangre derramada en la Cruz aliéntanos para que te mantengamos nuestro “sí”, te  glorifiquemos en el Pesebre y en la Eucaristía, y te adoremos en el tiempo y en la eternidad en los Cielos. Escucha nuestros ruegos, querido Corazón del Niño Jesús, y concede la gracia de la fe a quienes no creen en ti.

Lector 5: Jesús Eucaristía, nacido para nuestra salvación, te ofrecemos lo que somos y lo que tenemos; te ofrecemos las mortificaciones que podamos pasar en el día a día de este año que apenas vamos empezando, pidiéndote la gracia de la conversión para nuestros seres queridos que no creen en ti, y para todos los que en el mundo viven alejados de ti. Te prometemos darte el calor de nuestro corazón para que en estos momentos de adoración, calmemos un poco tu sed de almas; te prometemos ser tus súbditos, tus siervos, tu misioneros en todo tiempo y lugar. Amén.
(Momentos para meditar y compartir)

PRECES

Ministro: Llenos de gozo, Oremos, hermanos, al Padre del cielo, que ha enviado, a su Hijo Jesús, para salvarnos.

Lector: Por la Iglesia; para que en estas fiestas navideñas se re­nueve a la luz del Evangelio y manifieste al Señor a todas las naciones. Oremos.
Todos: Padre, Escúchanos.

Lector: Por nuestras autoridades civiles; para que gobiernen a sus pueblos con rectitud y justicia y en este año tengamos elecciones pacíficas. Oremos.
Todos: Padre, Escúchanos.

Lector: Por todos los que sufren y están enfermos, padecen soledad o abandono; para que sean conso­lados y encuentren la paz, el amor y el consuelo que Cristo vino a traernos. Oremos.
Todos: Padre, Escúchanos.

Lector: Por todos aquellos que se sienten llamados a consagrar de una manera especial su vida a Dios, para que encuentren en nosotros apoyo, amor y comprensión. Oremos.
Todos: Padre, Escúchanos.

Lector: Por nuestros difuntos, especialmente los que han partido a la casa del Padre este año pasado; para que alcancen pronto la felici­dad eterna. Oremos.
Todos: Padre, Escúchanos.

Lector: Por cuantos estamos aquí reunidos y todos los que colaboran con su persona y con su tiempo en el servicio apostólico de la Iglesia; para que acojamos a Cristo en nuestras vidas y sepamos comunicárselo a los demás contagiándolos del gozo de ser parte de tu misión. Oremos.
Todos: Padre, Escúchanos.

(Momentos de silencio para reflexionar)

CANTO

Ministro: Ahora, Señor, te queremos pedir que sigas bendiciendo y enriqueciendo a tu Iglesia con los dones de tus vocaciones. En este momento te pedimos especialmente por tus sacerdotes, para que, fortalecidos, traigan siempre tu presencia eucarística al mundo y sigan alegrando la Iglesia con la generosidad y la fidelidad de su respuesta. 


ORACIÓN POR LOS SACERDOTES.
(compuesta por Doña Soledad Calderón de Torres).

“Oh Jesús, Sacerdote Eterno de las almas,
guarda a estos tus siervos en el santuario divino de tu corazón,
donde nadie pueda hacerles daño alguno,
guarda puros sus labios, diariamente enrojecidos por tu preciosa Sangre,
guarda limpios, sin mancha, sus corazones
sellados con el sublime carácter de tu sacerdocio.
Haz que tu santo amor los envuelva y separe del contagio del mundo
y que las almas por ellos dirigidas y administradas,
sean su consuelo y gozo aquí en la tierra
y luego su corona eterna en el cielo. Amén.

Ministro: Señor, danos sacerdotes misioneros.
Todos: Señor, danos sacerdotes misioneros.
Ministro: Señor, danos muchos sacerdotes misioneros.
Todos: Señor, danos muchos sacerdotes misioneros.
Ministro: Señor, danos muchos y muy santos sacerdotes misioneros.
Todos: Señor, danos muchos y muy santos sacerdotes misioneros.

Ministro: Ahora dirijámonos al Señor, con las palabras que el mismo nos enseño. PADRE NUESTRO…

BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y DESPEDIDA.

Letanías finales al Corazón de Jesús Niño, antes de hacer la Reserva.

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre eterno, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, Hijo del Eterno Padre, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, de Majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, Templo Santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, Tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, hoguera ardiente de Amor infinito, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, lleno de bondad y de Amor, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, Rey y centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, abismo de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, en quien están todos los tesoros de la Sabiduría y de la Ciencia, ten piedad de nosotros.
Corazón del Niño Jesús, paciente y de mucha Misericordia, ten piedad de nosotros.

 V. Niño Jesús, manso y humilde Corazón.
 R. Haz nuestro corazón semejante al tuyo. (3 veces)

Oración Final

Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús que viniste como Niño en Belén, y te quedas oculto bajo el velo sacramental en la Eucaristía. Ante Ti los pastores se postraron para adorarte en Belén, ahora nosotros también te hemos venido a adorar y nos retiramos ya. Te consagramos nuestros sentidos: los ojos, que te han de ver siempre en la Hostia Santa; los oídos, que han de escuchar el mensaje de salvación en tu Palabra en el Evangelio; el olfato, que ha de extasiarse con el olor de tu exquisito perfume en el amor, la paz y la esperanza que nos traes en el diario vivir; la boca, que ha de abrirse a la alabanza que te hemos de dar en la Liturgia Dominical y en los demás momentos de alabanza; el gusto, que ha de saborear tu Sagrado Cuerpo en el Manjar de Ángeles; y el tacto, que ha de palpar tu presencia en el servir a los hermanos. Amén.

CANTO FINAL

algdr 2012

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