martes, 3 de marzo de 2015

«QUE NO TAMBALEE NUESTRA FE»... Hora Santa 22 Adoración para levantar el ánimo y seguir

Monitor: “Quédate con nosotros, Señor, porque se  hace tarde y el día ya se acaba” (Lc 24,29). Ésta fue la invitación apremiante que, la tarde misma del día de la resurrección, los dos discípulos que se dirigían hacia Emaús hicieron al Señor Jesús, que, sin darse ellos cuenta, había caminado a su lado a lo largo del trayecto desde que se les había unido. Abrumados por pensamientos tristes, aquel par de discípulos no se imaginaba que aquel caminante desconocido fuera precisamente su Maestro.

Monitor: Nos presentamos ahora ante Jesús Eucaristía sabiendo que nos llama a ser sus discípulos-misioneros y nos invita a levantar el ánimo decaído de tanta gente que camina junto a Él y no lo logra reconocer porque viven sumergidos en la tristeza o la desesperación. Nos ponemos de rodillas para recibir a Jesús Eucaristía.

CANTO PARA RECIBIR A JESÚS SACRAMENTADO:

"QUÉDATE JUNTO A NOSOTROS"

Quédate junto a nosotros

que la tarde está cayendo,
pues sin ti a nuestro lado
nada hay justo, nada hay bueno.

Avanzamos solos por nuestro camino
cuando vimos a la vera un peregrino
nuestros ojos ciegos de tanto penar
se llenaron de vida, se llenaron de paz.

Quédate junto a nosotros…

Buen amigo quédate a nuestro lado,
pues el día ya sin luces se ha quedado
con nosotros quédate para cenar
y comparte mi mesa y comparte mi pan.

Quédate junto a nosotros…

Tus palabras fueron la luz de mi espera
y nos diste una fe más verdadera
al sentarnos junto a ti para cenar
conocimos quién eras, al partirnos el pan.

Quédate junto a nosotros…

Ministro: Adoremos y demos gracias en cada momento
Todos: Al Santísimo Sacramento.

Padre Nuestro.
Ave María.
Gloria. (Se repite todo esto tres veces, según la tradición).

Lector 1: Los dos discípulos de Emaús experimentaron que sus corazones «ardían» (Lc 24, 32) mientras escuchaban con atención la explicación de las Escrituras. La luz de la Palabra animaba la tristeza de su corazón y «se les abrieron los ojos» (Lc 24,31). Entre la opacidad del crepúsculo y el ánimo sombrío que les abrumaba, aquel Caminante fue un rayo de luz que despertaba la esperanza y abría su espíritu al deseo de la plena luz.

Lector 2: «Quédate con nosotros», suplicaron, y el Caminante aceptó. Poco después tu rostro Jesús amado, desaparecía de su vista, pero te quedaste veladamente en este “pan partido”, ante el cual se les habían abierto sus ojos reconociéndote. Tú, Jesús Eucaristía, eres ese mismo Caminante que vas a nuestro lado.

Momentos de silencio para orar.

(En seguida a manera de salmo responsorial se tiene un momento de oración con el Salmo 138).

Monitor: Oremos ahora ante Jesús Eucaristía, el Dios que nos acompaña día y noche diciendo después de cada estrofa: Tú me sondeas y me conoces, caminas siempre junto a mí.

Lector 1: Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.

Todos: Tú me sondeas y me conoces, caminas siempre junto a mí.

Lector 2: No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma. Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco.

Todos: Tú me sondeas y me conoces, caminas siempre junto a mí.

Lector 1: ¿Adónde iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro.

Todos: Tú me sondeas y me conoces, caminas siempre junto a mí.

Lector 2: Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu derecha.

Todos: Tú me sondeas y me conoces, caminas siempre junto a mí.

Lector 1: Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí», ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día.

Todos: Tú me sondeas y me conoces, caminas siempre junto a mí.

Lector 2: Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma, no desconocías mis huesos.

Todos: Tú me sondeas y me conoces, caminas siempre junto a mí.

Lector 1: Cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra, tus ojos veían mis acciones, se escribían todas en tu libro; calculados estaban mis días antes que llegase el primero.

Todos: Tú me sondeas y me conoces, caminas siempre junto a mí.

Lector 2: ¡Qué incomparables encuentro tus designios, Dios mío, qué inmenso es su conjunto! Si me pongo a contarlos, son más que arena; si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Lector 1: Dios mío, ¡si matases al malvado, si se apartasen de mí los asesinos que hablan de ti pérfidamente, y se rebelan en vano contra ti!

Todos: Tú me sondeas y me conoces, caminas siempre junto a mí.

Lector 2: ¿No aborreceré a los que te aborrecen, no me repugnarán los que se te rebelan? Los hago a un lado con fuerza implacable, los tengo por enemigos.

Todos: Tú me sondeas y me conoces, caminas siempre junto a mí.

Lector 1: Señor, sondéame y conoce mi corazón, ponme a prueba y conoce mis sentimientos, mira si mi camino se desvía, guíame por el camino eterno.

Todos: Tú me sondeas y me conoces, caminas siempre junto a mí.

CANTO DE MEDITACIÓN:

"TÚ ME SONDEAS"

Tú me sondeas y me conoces,
tu me hablas a mi, Señor.
Tú me sondeas y me conoces.
tú me hablas a mi, Señor.

A dónde iré yo sin tu espíritu
¿dónde huir de tú rostro, Yahvé?.

Tú me sondeas y me conoces...

Tú me proteges y me defiendes
y mi. alma está viva por ti.

Tú me sondeas y me conoces...

Tú me creaste para alabarte;
te doy gracias por siempre Señor.

Tú me sondeas y me conoces...

Momentos de silencio para orar.

Monitor: Señor, creemos en ti. Creemos que por amor te has quedado en la Eucaristía para darnos el Pan que nos da la vida. Confiamos en tu planes divinos y te pedimos en estos momentos de oración una fe que nos haga ver mucho más allá de las preocupaciones y de las tristezas de cada día para poder caminar siempre junto a Ti.

Lector 1: «Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Hijo de Dios" (Jn. 6,69). Tu presencia en la Eucaristía es para nosotros donación de todo lo que eres. Estando contigo, "Camino, Verdad y Vida", queremos penetrar en el aparente «silencio» y «ausencia» de tu presencia, que muchas veces se experimenta, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz del Padre que nos dice: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo puestas mis complacencias: Escúchenlo» (Mt. 17,5).

Lector 2: Aumenta Señor nuestra fe, para que sepamos iluminar nuestra vida, así como los diversos sectores de la vida familiar y social a nuestro entorno.

Lector 1: Aumenta Señor nuestra esperanza, para saber descubrir siempre que tú vives «siempre intercediendo por nosotros» (Heb. 7,25).

Lector 2: Aumenta Señor nuestro amor para amar como tú lo haces, aún en los momentos más oscuros que podamos atravesar. Ayúdanos a amarte hasta decir como san Pablo: «Para mí la vida es Cristo» (Flp. 1,21).

Monitor: Nuestra vida no tiene sentido sin Ti. Queremos aprender a "estar con quien sabemos nos ama", porque "con tan buen amigo presente todo se puede sufrir". En ti aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, porque en la oración "el amor es el que habla" (Sta. Teresa). Habla Señor ahora en el silencio de nuestro corazón y hazlo arder como el corazón de los dos de Emaús.

Momentos de silencio para orar.

CANTO DE MEDITACIÓN:

"CAMINARÉ EN PRESENCIA DEL SEÑOR"

Caminaré en presencia del Señor, 
Caminaré en presencia del Señor... 

Amo al señor porque escucha mi voz suplicante, 
porque inclina su oído hacia mí el día en que lo invoco. 

Caminaré en presencia del Señor...

Me envolvían redes de muerte, caí en tristeza y en angustia, 
invoqué el nombre del Señor, ¡Señor, salva mi vida! 

Caminaré en presencia del Señor...

El señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo, 
el Señor guarda a los sencillos, estando yo sin fuerza me salvó. 

Caminaré en presencia del Señor...

Alma mía, recobra tú calma que el señor fue bueno contigo, 
arrancó ni alma de la muerte, mis ojos de las lagrimas, mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor...

Monitor:  Señor Jesús, te adoramos con una actitud sencilla de presencia, de silencio y de espera. Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras. En nuestras noches físicas y morales, si Tú estás presente, eso nos basta, aunque muchas veces no sintamos la consolación de tu presencia. Ayúdanos siempre para que, sobre todo en esos momentos de dolor, de soledad, de sensación de fracaso, no lleguemos a desfallecer. A cada súplica responderemos: "Que no tambalee nuestra fe".

Lector 1: Aunque miremos el sol oscurecerse... que no tambalee nuestra fe.
Lector 2: Aunque miremos la luna teñirse de sangre... que no tambalee nuestra fe.
Lector 1: Aunque miremos opacarse las estrellas, que no tambalee nuestra fe.
Lector 2: Aunque miremos las aguas levantarse sobre las tierras, que no tambalee nuestra fe.
Lector 1: Aunque veamos que aparezca una nueva geografía, que no tambalee nuestra fe.
Lector 2: Aunque miremos venir la peste con enfermedades desconocidas, que no tambalee nuestra fe.
Lector 1: Aunque vivamos en medio de la guerra, que no tambalee nuestra fe.
Lector 2: Aunque sintamos hambre en carne propia, que no tambalee nuestra fe.
Lector 1: Aunque seamos perseguidos por el enemigo de la Iglesia, que no tambalee nuestra fe.
Lector 2: Aunque seamos víctimas de aquellos que van a apostatar, que no tambalee nuestra fe.
Lector 1: Aunque miremos los cerros abrirse, que no tambalee nuestra fe.
Lector 2: Aunque las montañas y la cordillera se estremezcan y caigan y prevalezcan las llanuras, que no tambalee nuestra fe.
Lector 1: Aunque miremos estremecerse la Iglesia, que no tambalee nuestra fe.
Lector 2: Aunque veamos que no hay ningún pueblo sin dolor y sin llanto, que no tambalee nuestra fe.
Lector 1: Aunque veamos un fuego venir sobre la tierra, que no tambalee nuestra fe.
Lectores 1 y 2: Que no tambalee nuestra fe, que no tambalee nuestra fe, que no tambalee nuestra fe.

Momentos de silencio para orar.


BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO:

Canto antes de la bendición:


"QUE BELLO ES"

Que bello es
saber que tú estás

siempre tan cerca de mi,
y estás aqui presente en el altar,
llamándome a ir a ti,
para beber el vino de tu amor,
beber tu sangre Señor,
y darme de tu divino manjar, tu cuerpo vivo en el pan,
Oh Jesús.

Que bello es
saber que estás aqui,
que vives dentro de mi,
tu corazón el mío cambiará,
para vivir la caridad, que es entregar la vida por amor como lo hiciste
tú Señor, este es el fruto
de la comunión, el fruto
de nuestra unión,
Oh Jesús.

Ministro: Nos diste, Señor, el Pan del cielo,
Todos: Que en sí contiene todas las delicias.

Ministro: Señor nuestro Jesucristo, que en este admirable Sacramento nos dejaste el memorial de tu pasión concédenos, venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente los frutos de tu Redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

(Si está presente un sacerdote o diácono, se dará la bendición del forma acostumbrada, de otra manera, se hace la reserva).

Bendito sea Dios
Bendito sea su santo Nombre
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre
Bendito sea el nombre de Jesús
Bendito sea su sacratísimo Corazón
Bendita sea su preciosísima Sangre
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador
Bendita sea la excelsa Madre de Dios: María santísima
Bendita sea su santa e inmaculada concepción
Bendita sea su gloriosa asunción
Bendito sea el dulce nombre de María, Virgen y Madre
Bendito sea San José, su castísimo esposo
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. Amén

2 comentarios:

  1. Gracias padre por proporcionarnos las guia de Hora Santas, le deseo muchas bendiciones

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  2. Los cantos son bellos, hace falta saber si están en Youtube pues se desconoce la tonada.
    Así mismo agregar Preces y Actos de Desagravio

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