miércoles, 12 de septiembre de 2018

Unos días en «La Trapa» I...

Llegamos a este bellísimo lugar, «La Trapa» de la Abadía «La Madre de Dios» en Cd. Hidalgo, un pintoresco lugar de México enclavado entre las llamadas «Mil Cumbres» del bello estado de Michoacán. En varias entradas estaré compartiendo mis reflexiones de estos días en que estuvimos el padre José Radilla y un servidor en Ejercicios Espirituales. Escribo esto al amanecer del día 3 de septiembre de 2018.

No es la primera vez que vengo, sino más bien puedo decir que hace mucho que no venía. Recuerdo aquí allá por los años 90's unos Ejercicios Espirituales que nos impartió un monje trapense, el padre Francisco O.C.S.O., unos ejercicios que marcaron mi vida en aquel tiempo de joven sacerdote, metido de lleno en la misión y con un grupito de Misioneros de Cristo. Tiempo después regresé para dar Ejercicios, con nun tema Eucarístico a un grupito de formandos de nuestro Instituto. Algunos de ellos son ya sacerdotes y otros han seguido un buen camino en otras vocaciones. Conservo aún algunos de los Ejercicios que he dado y, entre ellos, están estos que dí en «La Trapa». Las otras visitas que he hecho a este santo lugar han sido de retiro, de paseo y de pasada alguna que otra, pero ya hace más de 15 años que no pasaba por aquí.

La Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (O.C.S.O. por su nombre oficial, en latín, Ordo Cisterciensis Strictioris Observantiae), conocida como «Orden de la Trapa», es una orden monástica católica, cuyos miembros son popularmente conocidos como trapenses. Tienen como regla la de San Benito, la cual aspiran seguir sin lenitivos. Nacen como una ramificación de la Orden del Císter, que a su vez se originó de la Orden de San Benito. «Trapenses» es el nombre popular para los miembros de esta Orden porque remonta sus orígenes a las reformas introducidas (1664) de Armand Jean le Bouthillier de Rance (1626 - 1700) en el monasterio de «La Trapa», cerca de Seez, en Francia. Él hizo hincapié en la dimensión penitencial de la vida monástica - poca comida, nada de carne, el trabajo manual duro y estricto silencio. Con el tiempo estas medidas fueron adoptadas por otros monasterios cistercienses. Un miembro influyente de esta Orden fue el escritor Thomas Merton. Los monjes y las monjas trapenses visten un hábito blanco con escapulario negro y tienen cerca de 70 abadías en todo el mundo.

Hoy vengo aquí con ellos en circunstancias sumamente diferentes a las de aquellas ocasiones, y como digo, acompañado por el padre Pepe, que más bien debo decir que vengo porque él me invitó, y monseñor Pedro Agustín me lo concedió. ¡Para mí un regalo de cumpleaños, que acabo de celebrar!

Me hago al llegar una serie de preguntas de las cuales sólo unas cuantas plasmo aquí: ¿Qué quiere el Señor de mí a estas alturas? ¿Por qué en medio de lo que interiormente vivo, el buen Dios, que siempre vela por mí, me trae a «La Trapa»? ¿Hacia dónde me lleva el Señor con este regalo que me da? ¿Cuál será el tema de estos Ejercicios Espirituales?

Sólo él sabe lo que estoy viviendo y lo que éste pobre corazón anhela a pesar de su ruindad y su miseria. Es el momento de decir como Nuestra Madre Fundadora la beata María Inés: «Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que tú quieras». Desde ayer, a la hora en que las monjas abrieron la puerta de la abadía para recibirnos, hay algo nuevo en mí. ¡Se respira aquí el aire de Dios!

Padre Alfredo.

En este video vemos a la comunidad de monjas trapenses de esta abadía de «La Madre de Dios»:

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