Para los creyentes la vida no se acaba —dice el prefacio de difuntos I— solo se transforma. La muerte es un momento sumamente importante de la vida del hombre y de la mujer de fe, porque es precisamente el paso de esta vida temporal y finita a la vida eterna y definitiva, una vida distinta de la que llevamos aquí.
En esta vida no faltan ni faltarán nunca dificultades y problemas, así como las situaciones inesperadas, pues vivimos a la sorpresa de Dios. Todos pasamos por situaciones de sufrimiento y de dolor, por momentos difíciles de comprender y aceptar a la primera de cambio. Pero para el creyente,
Especialmente para el consagrado, todo adquiere valor y significado porque todo lo que vamos viviendo lo calibramos desde la perspectiva de la eternidad. Las pruebas, si las acogemos con paciencia perseverante y las ofrecemos por el Reino de Dios y la salvación de las almas —entendiendo «almas» como referido a la persona total—, redundan en beneficio espiritual ya en esta vida y sobre todo en la futura, en el cielo que a todos nos espera. En este mundo estamos de paso y somos probados como el oro en el crisol, afirma la Escritura (cf. Sb 3,6). Asociados misteriosamente a la pasión de Cristo, podemos hacer de nuestra existencia una ofrenda agradable a Dios, un sacrificio voluntario de amor como el que ha hecho la hermana Selestina Toppo en una ofrenda de amor.
La vida gastada del creyente, y en especial de la persona consagrada, nunca será una cosa en abstracto o de una simple materialidad que se acaba y ya, sin nada más. Hay siempre un «soplo» de infinito hasta en el último aliento para empezar el camino hacia la morada eterna y gozar perpetuamente del «soplo» del Espíritu Santo.
El 18 de octubre pasado, el Dueño de la Mies tuvo en bien llamar a dejar este mundo a la hermana Selestina Toppo. Esta hermana misionera tuvo una herida en una pierna con un fierro oxidado y, aunque la llevaron al hospital de inmediato, donde se le inyectaron contra el tétanos y le cosieron la herida, su organismo no respondió. Al llevarla al hospital el 17, porque no se sentía bien, se pensó que era por alergia a alguno de los medicamentos, pero unas horas después se supo que era tétanos y tenía que ser trasladad a otro hospital, las hermanas de su comunidad, al ver su gravedad, llamaron al sacerdote y la hermana Selestina le pidió la unción de los enfermos. Perdió conciencia, pero su rostro reflejaba una gran paz y esa situación, entregó su alma al Creador.
Yo no conocí a la hermana Selestina en vida, los datos que comparto son los que las hermanas han dado y que me hacen ahora conocerla, sobre todo al verla en las fotografías sonriente, gozosa de vivir su consagración y de hacer amar a Cristo de muchas almas. Selestina Toppo nació el 19 de agosto de 1979 en Ficrochundi, Orissa, en India. Ingresó a la congregación de las Misioneras Clarisas de Santísimo Sacramento en 1999. Hizo un año de postulantado en la casa de Samlog, en Ranchi, donde colaboró en el dispensario del lugar disfrutando mucho su trabajo como enfermera y ofreciéndoselo a Dios en su calidad de joven llamada a seguirle. Allí mismo realizó su noviciado. Sus primeros votos como religiosa, los hizo en el año 2003 en la parroquia de Banhora, Hehal, allí mismo en Ranchi. Siendo ya profesa de votos temporales, hizo un curso de laboratorio clínico de dos años y siguió trabajando en el dispensario. Su profesión perpetua fue en la parroquia de Hulhundu, Hardag, en el mismo estado de Ranchi en el 2009.
En el año 2016 la hermana Selestina recibió su cambio a Indonesia donde permaneció hasta poco más de un mes antes de la muerte que le sorprendió en India, a donde había sido destinada. dicen las hermanas que llena e felicidad les compartía lo feliz que había estado en la misión de Indonesia, salvando muchas almas con el espíritu de frescura, de disponibilidad, de alegría y sencillez que le caracterizaba. Llegando a India estuvo con su familia de sangre dos semanas, agradeciendo a Dios y a su instituto misionero la oportunidad de ir a compartir con ellos el gozo de la misión.
El 12 octubre, tuvo un pequeño accidente en la casa de Hehal, se cayó en un desagüe y se abrió la piel arriba del tobillo del pie izquierdo, inmediatamente se le atendió llevándola enseguida al hospital. El doctor la vio y ordenó le inyectaran la antitetánica. Ya habiéndola curado regresó a casa y estuvo en silla de ruedas, pero, ayudando en lo que podía con un grande espíritu de servicio.
Un día antes de su cita para la curación correspondiente, se sintió algo mal, pero expresó que ha sido alérgica a algunos medicamentos, por lo que nadie, ni ella misma, imaginó la gravedad en la que ya se encontraba, pues no presentaba ningún signo de infección. El 17, día de la cita, sintiéndose aún mal, la llevaron muy temprano al hospital y ya sentía dificultad para hablar, pero, el doctor la vio bien y ya le estaba regresando a la casa depuse de la curación y chequeo. Ella manifestó que seguía sintiéndose mal y el doctor llamo al especialista, que le diagnosticó el Tétanos. Inmediatamente le enviaron a otro hospital para este tipo de infecciones con carácter de emergencia. En este momento casi ya no podía hablar. Por la noche se agravó nuevamente y su misión en esta tierra ya había terminado.
No se podía hacer ya nada. Selestina entró en agonía y un sacerdote, que estaba cerca de ella, le impuso los Santos Oleos. Después de unos momentos, dejó de respirar. Su rostro todo el tiempo reflejaba una gran paz. Fue velada en la capilla de la comunidad de nuestras hermanas Misioneras Clarisas en Ranchi. ¡Qué impresionante es a veces la muerte cuando es repentina! Fue algo muy impresiónate y doloroso para nuestras hermanas.
La hermana Selestina Toppo fue una hermana grande en virtudes que siempre se distinguió en la caridad gozosa, haciéndolo todo con un espíritu de abandono en la voluntad de Dios en cada momento y así se abandonó a su voluntad divina en ese proceso tan rápido de dejar este mundo. Siempre muy alegre, sencilla y humilde dando hermoso testimonio de su vida consagrada.
Verdaderamente, como dicen las hermanas Misioneras Clarisas que convivieron con ella, el Señor escogió y arrancó del jardín de la comunidad de India la mejor flor. la hermana Selestina fue fiel y perseveró hasta el final. Fue un alma muy pura y transparente que seguramente, desde el cielo, alcanzará muchas gracias para la misión de India y para su familia de sangre.
La hermana Selestina Toppo es la primera semilla que se deposita en India —la primera Misionera Clarisa de India que muere— y seguro dará abundantes frutos de vocaciones para esta su querida misión. Tres sacerdotes celebraron la Santa Misa de su funeral. La homilía fue sobre el gozo y esperanza de la vida eterna. ¡Descanse en paz nuestra querida hermana Selestina Toppo, M.C.S.S.
Padre Alfredo.
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