Les presento una forma muy bonita de pedir la posada que creo vendrá muy bien para la última posada en la noche del 24 para hacerla en casa:
Lectura del Santo Evangelio según san Lucas:
«Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.» (Lc 2,1-7)
PRIMERA PETICIÓN:
AFUERA:
En el nombre del cielo,
os pido posada,
pues no puede andar, mi esposa amada.
ADENTRO:
Aquí no es mesón,
sigan adelante,
yo no puedo abrir,
no sea algún tunante.
SEGUNDA PETICIÓN:
Pensemos ahora en todos aquellos que se negaron a recibir a los santos peregrinos debido a los peligros que podían tener ante gente desconocida en una época que, como en la nuestra, había muchos robos y asaltos. Seguramente la mayoría ni siquiera saldrían para ver de qué se trataba. Pidamos por todos los indiferentes que no hospedan a Jesús en sus corazones.
Señor, que sigamos haciendo el bien y buscando la justicia, aunque veamos que muchos nos cierran las puertas sin que haya posada para los portadores de Cristo así como no la hubo para José y María. Fortalece nuestra esperanza sabiendo que al final, como dice San Pablo: «Todo contribuye par el bien de los que aman a Dios» (Rm 8,28).
Venimos rendidos,
desde Nazareth,
yo soy carpintero,
de nombre José.
ADENTRO:
No me importa el nombre,
déjenme dormir,
pues que ya les digo,
que no hemos de abrir.
TERCERA PETICIÓN:
Tengamos presentes a todos aquellos que necesitan de nosotros, ya que el ayudar causa molestia y pide renuncia a nuestros intereses personales, desde dar tiempo hasta desprendernos de algo que nos gusta o dar una ayuda económica.
Pidámosle a Dios que nos ayude como individuos y como familia a estar abiertos a las necesidades ajenas, aunque nos cueste sacrificio ayudar o servir.
AFUERA:
Posada te pide,
amado casero,
por solo una noche,
la Reina del cielo.
ADENTRO:
Pues si es una reina,
quien lo solicita,
como es que de noche,
anda tan solita.
CUARTA PETICIÓN:
Pensemos en María, Reina del Cielo, la más santa entre todas las mujeres, escogida por Dios como Madre de su Hijo y su transitar por el camino. Al tocar de puerta en puerta era vista como una de tantas, que incluso se convertiría en molestia para algunos.
Pidámosle a Dios que en todo momento reconozcamos a María como Madre de Dios y madre nuestra, como Reina del cielo y colaboradora de la obra redentora del Señor.
Mi esposa es María,
es Reina del cielo,
y Madre va a ser,
del Divino Verbo.
ADENTRO:
Eres tú José,
tu esposa es María,
entren peregrinos,
no los conocía.
QUINTA PETICIÓN:
Vivamos la alegría de María y José, al ser recibidos por una familia sencilla que les brindó un espacio y un pesebre para el Divino Niño que habrá de llegar.
Gracias Jesús, José y María, por la gente que recibe al peregrino, que sostiene al débil, que apoya al enfermo y al desvalido. Gracias por el que colabora en el esfuerzo de los demás para disminuir su fatiga.
Dios pague señores,
vuestra caridad,
y os colme el cielo,
de felicidad.
ADENTRO:
Dichosa la casa,
que alberga este día,
a la Virgen pura,
la hermosa María.
ENTRADA DE LOS PEREGRINOS:
Señor Dios, que esta fiesta que conmemoramos en esta noche tan especial, avive nuestra esperanza de ser de aquellos a quienes Cristo Jesús, juez de vivos y muertos colocará a su derecha diciendo: «pasen benditos de mi Padre a mi derecha; vengan a la fiesta eterna que mi Padre ha preparado para ustedes, porque estaba cansado del camino y me recibieron».
Entren santos peregrinos, peregrinos,
reciban este rincón,
que aunque es pobre la morada, la morada,
os la doy de corazón.
Cantemos con alegría, alegría,
todos al considerar,
que Jesús, José y María, y María,
nos vinieron hoy a honrar.
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