lunes, 30 de diciembre de 2019

Algunas citas bíblicas que prueban que Dios no reprueba que sean hechas imágenes...


Nuestros hermanos separados hablan con insistencia de que la Biblia prohíbe hacer imágenes sin descender a que lo que la Biblia prohíbe es que se hagan imágenes de los ídolos. Dios prohíbe ciertamente la adoración (lo que sólo se le debe a Él), no la construcción de imágenes: «No te hagas estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. No te postres ante esos dioses, ni les sirvas» (Ex 20,4-5). Dios mismo, en ciertas ocasiones, es quien ordena la fabricación de imágenes, como encontraremos en algunas citas de la Sagrada Escritura. 

Dios no se puede contradecir, no podría decir sí y no al mismo tiempo, pues ya no sería perfecto y por tanto no sería Dios. Pero si entendemos el verdadero sentido de la Biblia, descubrimos que lo que Dios prohíbe es el adorar las imágenes, es decir, rendirles culto como si se trataran de Dios mismo, cosa que ningún buen católico hace. Los católicos sólo veneramos las imágenes de Jesús, de María y de los santos, en cuanto representan o nos recuerdan a la persona a quien va dirigido nuestro culto, pero la adoración única y exclusivamente se la debemos a Dios, y eso es lo que siempre ha enseñado y enseña la Iglesia Católica. Incluso vemos que el pueblo de Israel, se postraba ante el Arca de la Alianza (la cual estaba formada por dos querubines de oro, porque sabía que estos sólo representaban la presencia de Dios, pero no eran Dios: «Entonces Josué y todos los jefes de Israel … permanecieron postrados delante del Arca de Yahvé» (Jos 7,6).

Les dejo aquí algunas citas que nos pueden aclarar la cuestión:

1) Éxodo 25, 16-22 

«En el arca pondrás las tablas del Testimonio que yo te daré. También harás una tapa de oro puro, de ciento veinticinco centímetros de largo por setenta y cinco de ancho, y en sus dos extremos forjarás a martillo dos querubines de oro macizo. El primer querubín estará en un extremo y el segundo en el otro, y los harás de tal manera que formen una sola pieza con la tapa. Ellos tendrán las alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas la tapa; y estarán uno frente a otro, con sus rostros vueltos hacia ella. Después colocarás la tapa sobre la parte superior del arca, y en ella pondrás las tablas del Testimonio que yo te daré. Allí me encontraré contigo, y desde allí desde el espacio que está en medio de los dos querubines, yo te comunicaré mis órdenes para que se las transmitas a los israelitas». 

2) Números 21, 8-9 

«Y el Señor le dijo: ‘Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado’. Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado». 

3) 1 de Reyes 6, 23-27 

«En el lugar santísimo hizo dos querubines de madera de olivo; cada uno medía cinco metros de altura. Las alas de primer querubín medían dos metros y medio cada una, de manera que había cinco metros desde el extremo de una de sus alas hasta el extremo de la otra. El segundo querubín medía también cinco metros; los dos querubines tenían la misma dimensión y la misma forma: uno y otro medían cinco metros de altura. Salomón puso los querubines en medio del recinto interior. Estos tenían las alas desplegadas: un ala del primer querubín tocaba el muro y un ala del segundo tocaba el muro opuesto; y las alas extendidas hacia el centro de la Casa se tocaban una con otra». 

4) 1 de Reyes 7, 28-30 

«Estaban hechos de la siguiente manera: tenían unos paneles encuadrados en un armazón; sobre esos paneles había figuras de leones, de toros y de querubines, y lo mismo sobre el armazón. Tanto arriba como abajo de los leones y toros había unos adornos en bajorrelieve. Cada soporte tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes también de bronce, y refuerzos en sus cuatro patas. Estos refuerzos estaban fundidos debajo de los recipientes de agua, sobre el lado opuesto a los bajorrelieves».

Padre Alfredo.

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