
Los papás acudieron presurosos al lugar y, al contemplar la belleza de la Imagen, rodeada de luz y expidiendo suaves efluvios, le hicieron la inocente ofrenda de sus plegarias y de sus lagrimas. Avisado el señor cura y convencido de la veracidad de esta providencial manifestación, invitó a todos los feligreses para que, en respetuosa y amorosa procesión, condujesen la Imagen mariana a la parroquia. A la mañana siguiente, cuando todos los vecinos se levantaron presurosos, esperando saludar a María, se encontraron con el inexplicable hecho de que la imagen no se hallaba en su lugar. Y al volver presurosos e intrigados al lugar donde había sido hallada, la encontraron en el mismo hueco del roble. Al amparo de la noche se había vuelto a su lugar de origen; lo cual podía fácilmente probarse por tener su manto lleno de zacate y cadillos propios de aquella tierra. Con esta actitud, la Señora del cielo quiso dar a conocer su voluntad expresa de que precisamente en ese lugar se edificase un templo. Y dice la piadosa y verídica historia, que el hecho se repitió tres veces, como para que no hubiera lugar a duda. A la tercera vez, y ante la evidencia de la voluntad de la Virgen María, se reunieron los vecinos y, con su párroco a la cabeza, entre gemidos y plegarias, postrados de hinojos, prometieron a la Santísima Virgen edificar su templo lo más pronto posible y después de haber emitido un juramento, no contentándose con una simple promesa, le rogaron que, mientras tanto, se dignará permanecer en el templo parroquial.
Esta imagen es la que actualmente se venera en la majestuosa Basílica de Nuestra Señora del Roble —una de las tres basílicas marianas de la ciudad— y se celebra su fiesta patronal hoy el 18 de Diciembre. Yo estoy en la parroquia que lleva el nombre de «La coronación de la Virgen del Roble» cuya fiesta se celebra, recordando la coronación pontificia de la imagen, el 31 de Mayo. Esta solemnidad, en Monterrey, se nos «atraviesa» en medio del Adviento casi llegando a los días de la Navidad, y llega precedida de otras dos grandes fiestas marianas: la Inmaculada —8 de diciembre— y Guadalupe —12 de diciembre—. El Evangelio de hoy (Mt 1,18-24) nos habla precisamente de la maternidad dichosa de María al decirnos el evangelista: «Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo». María siempre nos llevará a Jesús, no sabe otro camino por el cual nos pueda conducir. Pienso en tanta gente que día a día recurre a recibir el sacramento de la reconciliación en esta bellísima basílica en donde siempre y casi a todas horas, un buen número de sacerdotes dispensa el sacramento de la misericordia divina a los pies de la bendita imagen que la pastorcita encontró en el roble. Si son de Monterrey o cuando vengan a Monterrey, no dejen de visitar la basílica de Nuestra Señora del Roble. ¡Bendecido miércoles!
Padre Alfredo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario