viernes, 31 de marzo de 2023

«El último viernes de Cuaresma»... Un pequeño pensamiento para hoy


Llegamos al último viernes de Cuaresma de este 2023 y con ello a la inminente llegada de la Semana Santa. El Evangelio nos recuerda hoy que Jesús ha realizado muchas obras buenas de parte del Padre, aunque los judíos no quieren reconocerlo (Jn 10,31-42). Nosotros sabemos que los milagros que recogen los Evangelios nos dicen mucho sobre quién es Jesús de Nazaret, pero los judíos se empeñaban en desacreditar a Jesús. A medida que se acercan los días de la pasión de Jesús, él habla cada vez más abiertamente de su condición de Hijo de Dios: «Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que comprendan y sepan que el Padre está en mí, y yo en el Padre» (Jn 10, 37-38).

San Juan gusta de llamar «signos» a los milagros que hace Jesús, porque la finalidad primordial de esas acciones no es acabar con la enfermedad existente o con el sufrimiento en esta tierra, sino mostrar la personalidad divina de Cristo y su condición de Mesías. Los alrededor de treinta y cinco milagros de Jesús, en la Biblia, invitan a penetrar en el misterio de su Persona. En algunos de ellos muestra su poder sobre la naturaleza, como cuando multiplica los panes y los peces, o cuando invita a Pedro a caminar sobre las aguas. De este modo manifestó el espíritu del mismo Dios Creador, que «se cernía sobre la faz de las aguas» (Gn 1,2) en el relato de la creación. Los milagros que tienen que ver con la resurrección de los muertos muestran, por otra parte, su poder sobre la vida.

Dentro de unos días, en el Triduo Pascual, Jesús, nuestro Señor, entregará su propia vida como nadie puede hacerlo, porque solo él tiene poder sobre ella. «Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy libremente. Tengo poder para darla y tengo poder para tomarla de nuevo» (Jn 10,18). Jesús es el mismo hoy y hace dos mil años, en aquellas tierras de Palestina; sigue llenando nuestra vida de gestos que revelan la cercanía de Dios. A la Virgen le podemos pedir, en este día en que la tradición la recuerda como nuestra Señora de los Dolores, que, con humildad, que nos ayude a ser capaces de reconocer los signos de su Hijo. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

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