Al ver la primera lectura de la misa de este sábado (Dt 26,16-19), me quedo instalado un buen rato en lo que el autor del Deuteronomio pone en labios de Moisés y agradezco la gran bendición de contar con los mandamientos y en ellos una clave muy fácil y al alcance de todos para vibrar con la gracia, la misericordia y la benevolencia de Dios que se realizan en la humanidad de forma histórica y concreta. Dios no se cansa de manifestar su amor por los hombres, amando y siendo fiel.
Nuestra respuesta a esa gracia, a esa misericordia y a esa bondad gratuita, será siempre el estar atentos para vivir con alegría los mandamientos que Dios nos ha dado. Si los miembros del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento podían sentirse urgidos a vivir estos mandatos, mucho más nosotros, que vivimos según la Nueva Alianza de Cristo: nuestro compromiso de caminar según Dios es mayor. Por eso vale la pena aprovechar esta Cuaresma y traerlos a la mente y al corazón para que con María, la fiel oyente y promotora de la Palabra de Dios que guardaba en su corazón para meditarla primero, caminemos al gozo Pascual. ¡Bendecido sábado!
Padre Alfredo.
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