domingo, 19 de marzo de 2023

«El Domingo de la Alegría»... Un pequeño pensamiento para hoy


En nuestro camino de Cuaresma, hacemos un alto en este cuatro domingo de este tiempo privilegiado al celebrar el llamado «DOMINGO DE LA ALEGRÍA» recordando su nombre en latín «DOMENICA LAETARE». Un domingo, casi a mitad de la Cuaresma, para recordarnos que con la práctica de la oración, del ayuno y la limosna de la penitencia cuaresmal, vamos purificando nuestra mente y nuestro corazón para arribar al gozo dela alegría de la Pascua. En este día las vestiduras litúrgicas moradas se cambian al color rosa. Es un día en el que la Iglesia nos anima a seguir adelante, «echándole ganas», como decimos en el norte de México, a la vivencia de la Cuaresma.

Se llama así este domingo porque la antífona de entrada —que se dice solamente cuando no hay canto de entrada— empieza diciendo: «Alégrate, Jerusalén...». Este domingo se ve más cerca el tiempo de recordar y vivir nuevamente los Misterios de la Pasión Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo en Semana Santa. ¡Qué alegría! pero, ¿qué sería de nosotros si Él no hubiera muerto por nosotros? «Laetare» —se pronuncia «letare»— y es que este día nos hace la invitación a contemplar y mirar más allá de la triste realidad del pecado, mirando a Dios, fuente de infinita misericordia. Es la invitación a convertirnos de corazón a Dios, para mejor amarlo, cumpliendo sus mandamientos que nos hacen libres. Es un domingo en el que nos alienta el Evangelio de hoy, con el tema del ciego de nacimiento (Jn 9,1-41) a abrir los ojos a la grandeza de un Dios que se ha hecho tan pequeño y tan pobre, que, muriendo en la Cruz, nos alcanza la salvación. 

Así que no olvidemos que seguimos en Cuaresma, pero contemplemos la alegría de la Pascua. No significa que se haga un alto a nuestras privaciones y penitencias que cada uno nos hemos trazado en el inicio de este camino cuaresmal y le demos vuelo a la hilacha en este día, como se dice. Sino que recordemos que detrás de la penitencia, está el deber de aborrecer el pecado de nuestras vidas, para así vivir en gracia, que nos es dada por Dios en su insondable misericordia y amor de Padre que nos envió a su Hijo Jesús para salvarnos. No bajemos la guardia, pidamos la asistencia de María Santísima, causa de nuestra alegría, para continuar creciendo en la transformación de nuestro corazón a una nueva vida. ¡Bendecido Domingo de la Alegría!

Padre Alfredo.

P.D. Hoy es día de san José, pero por ser domingo de Cuaresma, la Iglesia traslada su fiesta para el día de mañana lunes 20.

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