En el evangelio de hoy (Mt 5,20-26), Jesús nos pide que nuestra bondad llegue hasta lo más profundo de nuestro ser... que no nos contentemos con evitar cualquier gesto exterior que pueda dañar, sino que, en primer lugar y ya interiormente «estemos de acuerdo» con nuestros adversarios. Esto va muy lejos... Y de todo ello somos responsables: se nos pedirá cuenta. Ezequiel insiste, en la primera lectura (Ez 18,21-28) también sobre la «bondad» y sobre la «responsabilidad».
El camino de Cuaresma es hermoso y muy valioso si lo vemos desde esta perspectiva de «tiempo de conversión», porque convertirse quiere decir cambiar para bien, mejorar... y todo tenemos siempre cuestiones, comportamientos, ideas, que merece la pena cambiar para adecuar nuestro corazón al corazón de Cristo. Pidámosle a la santísima Virgen María que nos ayude a comprometernos en la tarea de la conversión. Es un principio esencial de supervivencia, para las personas, las familias, las profesiones, las razas, los grandes bloques, y simplemente... de una generación a otra. ¡Bendecido viernes!
Padre Alfredo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario