viernes, 3 de marzo de 2023

«Tiempo de conversión»... Un pequeño pensamiento para hoy


Sabemos y estamos convencidos de que Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta de su conducta y viva (cf. Ez 11). Pero hay que tener presente la libertad y responsabilidad que a cada uno se nos ha otorgado y que marca, en mucho, nuestras decisiones personales, así, de esta manera, la relación con el Dios del Amor está muy lejos de ser una pura obediencia mecánica o un fatalismo irreversible. Por nuestra libertad interior, podemos, en todo momento, convertirnos y orientar nuestra vida tal como él quiere. La Cuaresma nos urge a hacer esta experiencia y los días van pasando.

En el evangelio de hoy (Mt 5,20-26), Jesús nos pide que nuestra bondad llegue hasta lo más profundo de nuestro ser... que no nos contentemos con evitar cualquier gesto exterior que pueda dañar, sino que, en primer lugar y ya interiormente «estemos de acuerdo» con nuestros adversarios. Esto va muy lejos... Y de todo ello somos responsables: se nos pedirá cuenta. Ezequiel insiste, en la primera lectura (Ez 18,21-28) también sobre la «bondad» y sobre la «responsabilidad».

El camino de Cuaresma es hermoso y muy valioso si lo vemos desde esta perspectiva de «tiempo de conversión», porque convertirse quiere decir cambiar para bien, mejorar... y todo tenemos siempre cuestiones, comportamientos, ideas, que merece la pena cambiar para adecuar nuestro corazón al corazón de Cristo. Pidámosle a la santísima Virgen María que nos ayude a comprometernos en la tarea de la conversión. Es un principio esencial de supervivencia, para las personas, las familias, las profesiones, las razas, los grandes bloques, y simplemente... de una generación a otra. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

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