viernes, 17 de marzo de 2023

«Un espacio para ejercitar el alma y el corazón»


Este viernes terminan, si Dios quiere, los Ejercicios Espirituales para jóvenes en la parroquia. Los Ejercicios son siempre un tiempo de gracia y estoy seguro de que en estos jóvenes que han tenido la oportunidad de participar, han, de veras, ejercitado sus almas y sus corazones con la ayuda del padre Josué Loredo, el joven sacerdote que, con su imborrable sonrisa los ha acompañado todas estas noches de reflexión. Antes era muy fácil que mucha gente participara en las tandas de Ejercicios Espirituales de Cuaresma, o Pláticas Cuaresmales, como también se les conoce. Estos espacios, de «GYM» espiritual, son un fuerte impulso a seguir creciendo en nuestra conversión a realizar, con alegría, la voluntad de Dios. Ahora los tiempos han cambiado y muchas veces la gente no dispone del tiempo necesario, no sólo para lo que dure la reflexión, sino para desplazarse, como sucede en las grandes ciudades como Monterrey, de un lado a otro. 

He visto que algunas comunidades parroquiales han reducido esta práctica cuaresmal a tres días, un fin de semana o un solo día en un espacio de tres o cuatro horas. Hoy, en mi momento de reflexión, quiero orar por todas las personas que tienen oportunidad de aprovechar todas estas instancias que nos ayudan a caminar con más firmeza hacia la fiesta de la Pascua en un ambiente de conversión. Pero también, de una manera muy especial, pienso en todas aquellas que quisieran vivir la experiencia y les es imposible. Yo creo que para algunos, será de gran ayuda recurrir al Youtube o a otras plataformas, para encontrar por lo menos algún tema de Cuaresma al que puedan recurrir. Creo que por lo menos, vale la pena hacerse un espacio en medio de las ocupaciones de cada día para darse la oportunidad de meditar y hacer un buen examen de conciencia para luego irse a confesar. La conversión, el arrepentimiento es un presupuesto para que el hombre pueda ser salvado, presupuesto que muy bien recoge el dicho de san Agustín: «Quien te creó sin contar contigo, no te salvará sin ti».

En el Evangelio de hoy (Mc 12,28-34), Jesús está rodeado de personas ansiosas por saber más acerca de su mensaje. Uno de los convidados toma la palabra queriendo saber qué mandamientos seguir para acceder al Reino. Jesús le resume todos los mandamientos en una antigua ley del Deuteronomio (Dt 6, 4-5), que recalca el amor a Dios con todo nuestro ser antes que ninguna otra cosa. Y luego toma otro mandato antiguo, que aparece en el Levítico (Lev 19, 18), y ratifica el amor que se debe dar al prójimo. La gran originalidad de Jesús está en que une los dos mandamientos, indicando que uno no se puede cumplir sin el otro. Sólo se puede amar a Dios amando al prójimo y en esto gira toda nuestra tarea de conversión. A partir de esta respuesta de Jesús, entendemos que el amor a Dios no está puesto fuera de la esfera humana. Necesitamos convertirnos para ir, como decía la queridísima madre Teresa Botello Uribe, «a metas más altas de santidad». Con María, sigamos este camino hacia la Pascua trabajando en nuestra conversión. ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

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