El evangelio de san Juan de este día (Jn 5,17-30) nos invita a ver de cerca de este Cristo que viene a hacer la voluntad del Padre aunque muchos, de cabeza dura, no le quieran seguir. El argumento único y decisivo de su misión divina es su propia actividad; Jesús no emplea dialéctica, aduce obras (Jn 5,17). El Padre da testimonio en favor de Jesús a través de las obras que éste realiza. Quien conciba a Dios como dador de vida, es decir como Padre, tiene que concluir que las obras de Jesús, que efectúan el bien concreto del hombre comunicándole vida, son de Dios.
A la luz de esto quiero invitarlos, al terminar la reflexión de este día a que hagan conmigo esta oración: Señor, «Dios nuestro, Tú nos pusiste en la existencia adornados con cualidades excepcionales de inteligencia, voluntad y libertad; Tú nos dotaste de ingenio para descubrir una parte de los misterios de la naturaleza y de la vida; Tú pusiste en nuestras manos el poder ser creadores contigo. Concédenos vivir y dar testimonio de tu presencia a quienes no te aceptan como centro de la vida y como Salvador. Que tu Madre santísima nos ayude a continuar con nuestra tarea rumbo a la Pascua. Amén». ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!
Padre Alfredo.
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