¡Oh Jesús mío!
Creo que estás real
y verdaderamente presente
en el Santísimo Sacramento
del altar;
te amo sobre todas las cosas
y deseo recibirte dentro de mi alma.
Ya que no puedo hacerlo
ahora sacramentalmente,
ven a lo menos
espiritualmente a mi corazón.
(Espacio de silencio)
Como si ya te hubiera recibido,
te abrazo y me uno todo a Ti.
No permitas, Señor,
que nada ni nadie
me parte de Ti.
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