¿Quién se detiene a escuchar a los sacerdotes? ¿Dónde están esos sabios que llevan a cabo la delicada tarea de guías espirituales? ¿Qué lugar ocupa la amistad, concretamente, en la vida de un sacerdote? ¿Quién se fija en cómo es el sacerdote, en lo que lleva en su corazón? ¿Cuáles son esas relaciones que el sacerdote puede construir sin temor a ser chantajeado, ridiculizado públicamente, explotado? ¿A quién le importa realmente todo esto? ¿Qué pasa si un sacerdote pierde la salud mental? ¿O, peor aún, la vida? ¿A quién le importa?
¡SEÑOR, CUIDA A TODOS MIS HERMANOS SACERDOTES Y LÍBRANOS DEL MAL... AMÉN!
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