jueves, 24 de julio de 2025

«Una semilla»... Un pequeño pensamiento para hoy


El Señor Jesús sabe que su palabra es como una semilla que puede caer al borde del camino, o entre pedregales; pero no se cansa nunca de sembrar. De esto escribía apenas. Pero claro está que sueña por encontrar un buen terreno que dé el treinta, el setenta o el ciento por uno. Los que entienden esto son realmente dichosos. Lamentablemente hoy en día, como nos recuerda el Evangelio (Mt 13,10-17) pululan muchos que oyen pero no escuchan; gente que oye la Palabra de Dios sólo con el oído externo, pero no con el oído interior y entonces la semilla se pierde. 

También hay muchos otros que ven, pero no miran. Ven con los ojos del cuerpo, pero no con los ojos del corazón. La semilla de la palabra de Dios tiene que encontrar en nosotros una tierra bien labrada,  bien regada y bien abonada. Para éstos va dirigida la palabra de Dios en este día. Hay que adentrarse en el Misterio de Dios. Un Dios cada vez más grande, más misericordioso, más cercano, más «Abbá», es decir, más Padre.  El acceso al  Misterio de Dios no lo tienen los sabios y entendidos de este mundo que aparentemente oyen, que aparentemente ven... sino la gente humilde y sencilla que, como la Santísima Virgen María, abren de par en par su corazón a Dios,  sin poner ningún obstáculo.

Jesús nunca buscó transmitir una serie de conocimientos abstractos que nada tuvieran que ver con nosotros. A través de lo cotidiano, como son las parábolas, quiere indicarnos el fundamento auténtico de todas las cosas y con ello la verdadera dirección que hemos de tomar en la vida de cada día para seguir el recto camino. A través de esas sencillas enseñanzas, nos muestra quiénes somos y qué debemos hacer en consecuencia... «ver», «oír», «gozar», «ser bienaventurados» dejándose conducir por Él. Que el Señor mantenga abiertos nuestros ojos y nuestros oídos. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.

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